ara, 8 septiembre 2023. Pedro Sánchez i Carles Puigdemont es petonegen al parc de les Glòries. Mural de TVBoy. Foto Pere Virgili.
Según un largo rosario de sondeos, entre un 55 y un 65 % de españoles dicen rechazar la amnistía que pudiera concederr el gobierno de Pedro Sánchez a Carles Puigdemont y otros políticos catalanes.
[ .. ]
Según los mismos sondeos, entre un 35 y un 40 % de catalanes apoyan la misma amnistía, cuando un 30 / 32 % la rechazan.
Doble división fratricida, entre catalanes / catalanes y catalanes / españoles. Sin olvidar, los enfrentamientos a cara de perro entre personalidades socialista de enfrentada sensibilidad.
¿»Pacificará» Cataluña la amnistía?
Está por ver. Incluso si la «pacificase», parece evidente que la «pacificación catalana» correría el riesgo de «incendiar» a buena parte de España.
Esa realidad meramente aritmética, contable, está empañada por las idas y venidas, confesiones y cambios de opinión de Pedro Sánchez y su Gobierno, en un terreno capital.
Copio y cito por extenso:
«La amnistía al procés siempre fue una línea roja para Pedro Sánchez, para el PSOE y para toda la parte socialista del Gobierno, sin matices. La amnistía era “claramente inconstitucional”, una medida “implanteable”, una “imposición” que el Ejecutivo no podía aceptar. Porque “la amnistía es el olvido”, decía el ministro de Justicia, y España no debía olvidar lo que ocurrió en Cataluña en 2017. Esa postura unánime del Gobierno, constante durante un lustro, cambió súbitamente el pasado 23 de julio, cuando quedó claro que la investidura de Sánchez dependía de Junts, el partido del expresident prófugo Carles Puigdemont.
Estas son algunas intervenciones de Pedro Sánchez hasta tres días antes de las elecciones:
“Me comprometo a que Puigdemont rinda cuentas”. El 4 de noviembre de 2019, en el debate electoral de las generales, Sánchez espetó al entonces líder del PP, Pablo Casado: “A ustedes se les fugó Puigdemont. Y yo me comprometo, hoy y aquí, a traerlo de vuelta a España y que rinda cuentas ante la justicia”.
“Puigdemont es un prófugo”. El 6 de noviembre de 2019, el candidato socialista tuitea: “Nadie está por encima de la ley. Puigdemont es un prófugo de la justicia. Trabajaremos para que el sistema judicial español, con todas sus garantías, pueda juzgarlo”.
“¿Es negociación o imposición?”. El 14 de septiembre de 2021, en el Senado, Sánchez pide a ERC que renuncie a sus reivindicaciones “de máximos”. “Si solamente se puede hablar de autodeterminación y de amnistía… ¿Eso es un diálogo, eso es una negociación? ¿O es una imposición?”. “Evidentemente, ni referéndum ni amnistía son posibles”.
Sánchez y Pere Aragonès se reúnen el 15 de septiembre de 2021. El presidente del Gobierno concluye que las posiciones entre ambos están “muy lejanas”. Y añade: “Para el independentismo, el referéndum y la amnistía es su propuesta, y para nosotros, evidentemente, ni el referéndum ni la amnistía son posibles”.
“Desde luego, este Gobierno no va a aceptar la amnistía”. El 10 de noviembre de 2022, Sánchez defiende la eliminación del delito de sedición, presentándolo como algo menor en comparación con la línea roja que, dice, no está dispuesto a cruzar: “El independentismo lo que pide, y lo saben los telespectadores, es la amnistía. Algo que, desde luego, este Gobierno no va a aceptar y que desde luego no entra en la legislación ni en la Constitución”.
“A ver, ¿qué pedía el independentismo?”. Tres días antes de las elecciones del 23-J, Sánchez se ufanaba de no haber cedido a las pretensiones fundamentales de los independentistas y de haberles dado solo un “indulto condicionado”. “A ver, ¿qué pedía el independen- tismo”, pregunta Sánchez. “La amnistía”, responde el entrevistador. “¿Y la amnistía es un indulto condicionado? El independentismo pedía la amnistía y pide un referéndum de autodeterminación. No han tenido amnistía, no hay un referéndum ni lo habrá”.
“La amnistía es claramente inconstitucional”. Junto a Pedro Sánchez, buena parte de los ministros y cargos socialistas se han pronun- ciado en estos años en contra de la amnistía. Al conceder los indultos en 2021, el Ministerio de Justicia subrayó en su informe: “A diferencia de la amnistía, claramente inconstitucional, que se reclama desde algunos sectores independentistas, el indulto no hace desapa- recer el delito”. El entonces ministro, Juan Carlos Campo, aseveró: “La amnistía no cabe en la Constitución. Porque la amnistía es el olvido. Aquí [en el indulto] no hay olvido, aquí hay perdón. El indulto no olvida, lo que nos dice es: ‘Te perdono, pero para construir un futuro mejor, y por eso te lo condiciono”.
El 5 de julio, el Tribunal General de la UE retiró la inmunidad a Puigdemont. Félix Bolaños, ministro de Presidencia, lo celebró: “Puigdemont está más cerca de rendir cuentas ante la justicia española”, dijo. La ministra de Justicia, Pilar Llop, coincidió: “Es un respaldo indudable a las instituciones españolas, a la justicia española. Dejémonos de paños calientes: el ciudadano Puigdemont debe presentarse ante la acción de la Justicia”. Fernando Grande-Marlaska, ministro del Interior y juez, fue tajante en 2019: “La amnistía no está reconocida en nuestro ordenamiento jurídico”. Y el 24 de julio, tras las elecciones, Salvador Illa, líder del PSC, se mostró seguro de que el PSOE no aceptaría la amnistía: “Hay una piedra angular en cualquier democracia, que es el respeto al Estado de Derecho. La amnistía no es factible desde el punto de vista del respeto al Estado de Derecho e incumple esa condición”. El País, Vera Gutiérrez Calvo, Una línea roja desaparecida tras los resultados electorales.
«Este acuerdo, si se completa, no tendrá nada de histórico y envejecerá a la velocidad de la luz. Por mucho que los voceros de la Moncloa fuercen las costuras hasta de un documento del Cercle, la realidad es que lo que se llegue a acordar solo beneficiará a los que lo acuerden…». El Periódico, 29 octubre 2023. Albert Sáez, Sánchez-Puigdemont: preparados para dar el paso.
¿Cómo calificar tales cambios de opinión tratándose de cuestiones institucionales, morales y judiciales..?
España / Cataluña … la crisis, peor que institucional, vista por Raymond Aron.
Pablo Eugenio Fernández says
Es domingo, a estas horas, Quiño, no entro en Amnistía sí o no, ni en la lucha fratricida, aventar tontos y listos, vagos o trabajadores por el nacimiento o los apellidos.
No creo, es mi opinión, que sea otra la piedra angular que la necesidad de Sánchez de la investidura como presidente, no hay otro plan, ni proyecto alguno.
Ni Oscar Wilde imaginó que Dorian Gray pudiera parecer un caniche comparado con Sánchez.
Si mañana necesita de VOX le da un abrazo a Santiago Abascal y le grita ¡Y cierra España!
JP Quiñonero says
Pablo,
Vamos. a ver como sigue esta historia…
Q.-
José says
Cuando el nacionalismo se besa con el socialismo la infección bucal se extiende por los dos cuerpos y en los hospitales abarrotados colapsados no los pueden atender y la infección se extiende. Las amputaciones las fiebres son tan altas que todo el cuerpo social se resiente. Los nacionalistas y socialistas se resienten tanto y las bajas son muchas tantas que los partidos se quedan sin militantes y prácticamente desaparecen y una oligarquía mercantil toma el mando y borra del mapa algo que les estorbaba en sus intereses. Pero el mercado está tan saturado de cosas que también tienen que hacer limpieza . Al final son sustituidos por una nueva casta heredera de los militares y profesionales de la limpieza y en esta estamos en este viaje a ninguna parte y todo empezó con un beso y una infección bucal. Y ahora estamos sin nación ni socialismo. Otra vez la lucha de todos contra todos sin selección ni natural ni artificial. Ni las matematicas con sus numeros sirven para entender tamaña locura. Amen.
JP Quiñonero says
José.
Bastante Amén, claro.
Apenas un matiz… para complicar la cosa, hay varias familias nacionalistas y no todos los socialistas se reconocen en Sánchez… González trataba y era tratado con respeto por los socialistas alemanes, suecos y franceses… relaciones amistosas y políticas que no tiene Sánchez…
Q.-