Rue du Faubourg-Saint-Antoine, 16 julio 2023. Foto JPQ.
En Francia (68 millones de habitantes), la policía realiza 47 millones de controles de identidad anuales, unos 128.000 controles diarios, con inquietantes revelaciones: crecen las vocaciones de yihadistas, terroristas y asesinos a sueldo menores de edad.
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Un informe oficial del Senado ha confirmado la importancia excepcional de los controles de identidad, con pocos resultados inmediatos pero facilitando la creación de archivos que confirman un incremento espectacular de la delincuencia común y yihadista, a edades muy tempranas.
Los magistrados que han realizado para el Senado el informe sobre el incremento de los controles de identidad llegan a esta conclusión: «Los oficiales de policía que tratan los controles, no siempre tienen medios para lanzar investigaciones judiciales inmediatamente. Por el contrario, sus informaciones pueden ser preciosas».
Nicolas Lerner, director general de la Direction générale de la sécurité intérieure (DGSI), responsable director de la lucha contra las amenazas terroristas y de muy otra índole, en el territorio nacional, saca estas tres primeras conclusiones sobre los últimos datos sobre controles y delincuencia: «Constatamos tres procesos: Primero, crecen nuevas amenazas interiores, sobre todo en individuos muy jóvenes, jovencísimos, de quince años, incluso más jóvenes. Dos, la ideología yihadista islámica seduce de manera muy llamativa e inquietante. Y tercero, esas amenazas se agravan con la influencia de los teatros de crisis internacional, como es el caso de Gaza».
Acontecimiento histórico: aparición de vocaciones terroristas islámicas de muy corta edad, que Lerner anuncia de este modo: «Durante los diez primeros meses de este año, nuestros servicios consiguieron Impedir tres atentados terroristas… todos estaban proyectados por menores de 20 años. Detuvimos a un «aprendiz» de terrorista que tenía 13 años; otros dos tenía 14″.
Un informe oficial de la Office central de lutte contre le crime organisé (OCLCO) lanza otra advertencia de fondo: «Durante los dos últimos años, hemos advertido un incremento del crimen crapuloso, realizado por asesinos a sueldo, que tienen, con mucha frecuencia, menos de 20 años, incluso menos de 15».
Profesionales del tráfico de drogas, por ejemplo, contratan a menores de edad. Asesinar a alguien se suele pagar con 15.000 a 20.000 euros. El asesinato de personajes menores se negocia entre 3.000 y 5.000 euros.
Frédéric * (17 años) detenido por el asesinato de un conocido traficante, confesó a la policía: «Yo no conocía la identidad del muerto. Pero entre seguir yendo al instituto, donde no aprendía nada, y pegarle un tiro a un vejete, cobrando 9.000 euros, lo tenía claro». «Frédéric, no manifestó ninguna empatía ni humanidad por la víctima», comenta uno de los policías que lo interrogaron, en una comisaría del norte de Marsella.
Pascal Bonnet, oficial de policía, en Marsella, precisamente ha conocido y está viviendo la aparición de una figura pública de nuevo cuño, el «gánster adolescente»: «Hace años, el asesino a sueldo era un personaje más o menos calificado en el uso de armas, curtido en la delincuencia más criminal. Desde hace dos o tres años, estamos asistiendo a la aparición de jovencísimos gánsteres, menores de edad, con mucha frecuencia, que comienzan con pequeños robos de barrio y culminan como asesinos a sueldo. En menos de seis meses, bien entran en la clandestinidad, bien son detenidos, bien están muertos, también ellos, víctimas de la guerra entre bandas de delincuentes».
Ante esa evolución de las vocaciones criminales, las bandas organizadas, especialistas en el tráfico de drogas, con mucha frecuencia, tienen un «modus operandi» muy sencillo: captan a los jóvenes en la periferia, la «banlieue», de las grandes ciudades; y le ofrecen la oportunidad de ganar mucho dinero; les ponen en la mano un pisotón de 9mm, le dan un curso acelerado del tiro en la nunca y los envían a matar… cumplido el «contrato», les ofrecen alguna forma de «seguridad», un piso, la «integración» en una banda, cosas así».
Con frecuencia, el enfrentamiento entre bandas de adolescentes, a tiros, en la «banlieue», suburbios, de París y otras grandes ciudades, como Marsella, culmina en muertes no siempre accidentales, directa o indirectamente relacionadas con la aparición de la nueva figura del gánster francés adolescente, alimentando otra leyenda negra, bien real. ABC, Gánsteres adolescentes y yihadistas en Francia: «Entre ir al instituto o pegarle un tiro a un vejete por 9.000 euros, lo tenía claro» + PDF.
Francia y sus crisis de la banlieue, los suburbios … y la estética del gánster / gangster.
El yihadismo golpea a las puertas de los Juegos Olímpicos de París.
Carole says
Todo eso da mucho miedo, oiga.
JP Quiñonero says
Mucho miedo, Carole, sí,
Q.-
Fina says
Quiño,
Qué triste y amenazante realidad.
JP Quiñonero says
Fina.
Amenazante y creciente, me temo, ay,
Q.-
José says
Hay estados democráticos que degeneran en estados mafiosos. Unas cuantas familias se reparten el poder y la riqueza. Los individuos viven desde pequeños al albur de unas instituciones que fundamentalmente sirven para hacer informes de manera que están fichados según el grado de peligrosidad origen familia edad lugar de nacimiento….en fichas de todo tipo . Sobre todo en las ciudades donde cierto anonimato es posible barrios donde se crean sus propias mafias. Mafias de todo tipo armadas para comunicarse con todo tipo de grupos y sobre todo con los representantes del estado que poco a poco ha ido perdiendo el monopolio de la violencia. Vemos cómo países ricos muy ricos capaces de alimentar a poblaciones de otros países pueden alcanzar un cuarenta por ciento o más de pobreza. La delincuencia como las cárceles policías soldados en una palabra todos los relacionados en vigilar detener encerrar aumentan hasta tal punto que cada vez son más jóvenes desde niños soldados de ciertos ejércitos hasta matones gansters menores de edad urbanos. La incomunicación oficial degenera en comunicación violenta. Fallan los mecanismos de contención y la única o una de las únicas que iguala a todos es estar enfrente del alma del cañón o incluso de cualquier arma aunque sea las aprendidas en los gimnasios de técnicas de defensa y de ataque. Una nueva cultura recorre el mundo que sustituye a lo que algunos llamaron lucha de razas de clases y ahora violencia individual urbana pagada o no . Los pequeños buscan familias mafiosas que los acojan para sobrevivir en ciudades duras donde el individuo solitario de ciertos barrios busca calor donde no lo hay. Un mundo militarizado lleno de cárceles como si la violencia se pudiese encerrar.
JP Quiñonero says
José.
Un lío grande, vamos.
«Entre ir al cole y ganar 9.000 euros pegándole un tiro a un viejo, lo tenía claro…»
… qué decir…
Q.-