Boulevard de Sébastopol, 17 noviembre 2021. Foto JPQ. Inmigrante con su casa a cuestas en una Francia bunkerizada.
La Ley que debe imponer un cerrojazo nacional a la inmigración, aprobada el martes por la Asamblea Nacional (AN) y el Senado, las dos cámaras del Parlamento francés, se ha convertido en un campo de minas que puede hipotecar el futuro político de Emmanuel Macron.
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Saliendo al paso de la crisis de fondo, el presidente “se invitó” la tarde del miércoles a una emisión de gran público, “C’est à vous” que emite “France 5”, uno de los canales del servicio público audiovisual, intentando recentrar las cuestiones básicas de este modo: “Hemos perdido el control de los flujos migratorios. La Ley será un escudo para proteger y protegernos. La idea central es cortar los flujos clandestinos”.
Se trata de un giro político importante. El día de su reelección como jefe del Estado, el 24 de abril del 2022, Macron declaró solemnemente: “Soy consciente que muchos compatriotas me han votado para impedir que triunfe la extrema derecha. Lo agradezco. Ese voto me obliga para los años que vienen”.
Veinte meses más tarde, el mismo Macron consigue imponer una Ley que retoma algunas proposiciones de la extrema derecha y la derecha tradicional, asumiendo y justificando ese giro conservador de este modo: “Una gran mayoría de franceses, cerca de un 70 %, según algunos sondeos, aprueban la Ley, que es un escudo protector, responde a una necesidad social ante un problema de fondo. La Ley respeta nuestros valores. Y estoy seguro que el Tribunal Constitucional la aprobará. El electorado popular apoya la Ley. Si cerramos los ojos ante la inmigración clandestina hacemos el juego de la extrema derecha”.
Marine Le Pen, presidenta de Agrupación Nacional (AN, extrema derecha), votó y aplaudió la Ley, estimando que se trata de un “gran triunfo para mi familia política”. Macron piensa lo contrario: “La señora Le Pen se equivoca. La Ley es un fracaso para el partido de extrema derecha”.
Esa polémica ideológica está “envenenando” el paisaje político francés, en detrimento de Macron. Sus primeros electores centristas, varios miembros de su gobierno y sus apoyos parlamentarios consideran que Macron los ha traicionado en cierta medida.
Hasta ayer, entre el 60 y el 65 % de los franceses tenían mala o muy mala opinión del presidente. Se teme la dimisión de varios ministros. Un número impreciso de diputados macronianos votaron contra el proyecto de Ley.
Aprobada la Ley, Élisabeth Borne, primera ministra, ha reconocido que varios artículos pudieran ser anti constitucionales. Macron presentará la Ley ante el Tribunal constitucional, este miércoles, que podrá aprobar o censurar total o parcialmente la Ley, dentro de unas semanas, antes que pueda aplicarse.
En un terreno puramente “administrativo”, la alcaldía de París y 32 de los 95 departamentos de la Francia metropolitana (sin contar las antiguas colonias y territorios de ultramar) se han declarado en “rebeldía”, anunciando que no aplicarán la Ley en sus territorios. Se trata de un acontecimiento inaudito: la “revuelta” de un tercio de los departamentos (equivalentes a las antiguas provincias españolas) contra el gobierno y el Estado.
En el terreno político, en la Asamblea Nacional (AN), la mayoría relativa de las familias políticas que apoyan a Macron, se ha dividido y fragmentado. Las izquierdas son minoritarias. La derecha ha tenido una victoria táctica pero sigue siendo minoritaria. Los 88 diputados de la extrema derecha de Marine Le Pen son hoy por hoy la única fuerza política que se cotiza a la alza, anunciándose una gran victoria en las elecciones europeas del próximo mes de junio.
En un terreno puramente moral, pero muy significativo, el presidente de la Conferencia episcopal, monseñor Eric de Moulins-Beaufor, arzobispo de Reims comenta la Ley de este modo: “Los inmigrantes deben ser tratados con respeto, y no como delincuentes”.
Más allá de la incendiaria actualidad, Macron reconoce esta realidad dramática y alarmante: “Nuestras sociedades han perdido ciertos valores, que algunos autores han descrito como un proceso de “descivilización”, ruptura de las reglas de vida en común. Se trata de una regresión. Nuestras sociedades están entrando en una era de “complotismo” y violencias. Además de la Ley, debemos hacer un trabajo de reflexión filosófica, en ese terreno”. ABC, Macron asume su giro a la derecha con la nueva ley migratoria: “No se puede cerrar los ojos” + PDF.
Macron da un cerrojazo contra la inmigración y provoca una crisis de su gobierno y mayoría.
La inmigración aleja a la Francia profunda de Europa / UE y del derecho europeo.
Macron no tiene mayoría para reforzar la lucha contra la inmigración ilegal.
Los inmigrantes y refugiados son una gran oportunidad para Europa.
Europa y la crisis de los inmigrantes / refugiados vista por Hannah Arendt.
Inmigrantes, refugiados y un continente de viejos egoístas, Europa.
José says
Podemos girar a la derecha delante de un muro. No veremos más muro y si giramos a la izquierda no veremos más muro. En cambio si traspasamos el muro y más si lo derrumbamos no tenemos posibilidad de ir al norte al sur al este o al oeste aunque estemos encima de una esfera. Podremos recorrer todo el territorio y podremos volver de donde salimos. Eso sí si hubiese caminos sendas pero si solo hay autopistas aeropuertos trenes barcos de pago solo habrá viajeros de dos tipo aquellos que se lo pueden pagar y los que no. Los que no les dará igual girar a la derecha como a la izquierda solo verán el muro. Sin muro podremos ver los cuatro puntos cardinales y caminar caminar viendo el sol y la luna todos los días tras los muros solo hay sombra humedad y hambre de todo tipo.
JP Quiñonero says
José,
En Francia la extrema derecha es el primer partido de los obreros desde hace varias décadas… todas las izquierdas, juntas, tienen menos votos que Le Pen… es una realidad que nadie desea mirar de frente en España…
Q.-