Palacio del Elíseo, 13 enero 2024. Vídeo oficial presidencia, edición JPQ.
Emmanuel Macron intenta evitar su hundimiento político girando a la derecha, como han hecho la sociedad y los electores, en Francia y la gran mayoría de los países europeos, donde derechas y extremas derechas son las fuerzas que han crecido en toda Europa de manera espectacular.
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Macron tiene una mayoría simple y dividida en la Asamblea Nacional (AN, primera camera del Parlamento francés), que hace muy difícil proponer reformas y gobernar a medio y largo plazo.
En una AN de 577 escaños, se necesitan 289 diputados para tener la mayoría absoluta y poder gobernar con libertad. Macron solo tiene 250 escaños, divididos en tres partidos, «Renacimiento», el partido del presidente, con 170 escaños, «Horizontes», el partido de Édouard Philippe, con 29 diputados, y el «Movimiento Democrático», el partido centrista, con 51 diputados.
Cuando Macron deseó votar su proyecto de Ley destinado a dar un frenazo a la inmigración, el mes de diciembre pasado, esa mayoría simple se resquebrajó: miembros del Gobierno y diputados de centro izquierda se abstuvieron o votaron en contra. La gran reforma que iniciaba el giro conservador de Macron fue aprobada con los votos de Le Pen y la derecha tradicional, que tienen 88 y 62 diputados, respectivamente.
Comenzaba el macronismo conservador, de muy complicado futuro. Varios ministros amenazaron con dimitir, numerosos diputados se distanciaron de Macron, que decidió precipitar la crisis y formar un nuevo gobierno con personalidades de la derecha tradicional, como Bruno Le Maire, católico con familia numerosa, o Gérald Darmanin, conservador histórico, que ya fueron ministros y colaboradores de Jacques Chirac y Nicolas Sarkozy, los dos último presidentes de la derecha histórica.
Como primer jefe de gobierno de su giro conservador, Macron eligió a un jovencísimo Gabriel Attal, que dio el «tono» en sus primeras intervenciones: «Ley y orden». «Preferencia nacional». «Respeto de nuestra soberanía». Terminología conservadora tradicional.
Hay otras razones de fondo del giro a la derecha de Macron.
Entre el 35 y el 40 % de los franceses se dicen conservadores, de derecha moderada o tradicional. Desde hace treinta años, una mayoría del 32 al 35 % de los obreros franceses votan a la extrema derecha de la familia Le Pen. En las elecciones legislativas del mes de junio del 2022, todas las izquierdas juntas, extrema, socialista, comunista y ecologista, consiguieron menos votos y menos escaños que la extrema derecha, instalada en el podio ganador del primero o segundo partido de Francia.
Si hoy se celebrasen elecciones presidenciales, Marine Le Pen se cotiza como posible ganadora, contra cualquier rival de izquierda y derecha. Las próximas presidenciales (2027) todavía quedan muy lejos. Pero los sondeos sitúan a la extrema derecha de AN como el partido más votado en las elecciones europeas del próximo mes de junio, con un 25 / 27 % de intenciones de voto, a la alza, y casi diez puntos de ventaja sobre el partido de Macron.
El crecimiento de la extrema derecha francesa viene de lejos y coincide con la victoria, el crecimiento, incluso el gobierno, en solitario o en coalición, de las derechas y extremas derechas europeas, de Italia a Finlandia, de Holanda a Eslovaquia, pasando por Hungría, sin olvidar a la Polonia «recentrada».
Autoridad, seguridad, hostilidad a la inmigración, intereses nacionales y una brizna de «eurofobia» son los grandes temas emergentes en toda Europa.
En Alemania, la socialdemocracia histórica del SPD está en crisis, cuando ha surgido un nuevo partido de «extrema izquierda» populista que busca votos en el caladero de la pujante extrema derecha.
En Italia, las izquierdas viven su fragilidad y división histórica, cuando la personalidad conservadora de Giordia Meloni domina la escena nacional.
Los triunfos electorales del conservadurismo más firme en Eslovaquia y los Países Bajos confirman la ascensión «imperial» de las nuevas derechas europeas. En Amsterdam, Geert Wilders, es presentado como el Donald Trump holandés.
En París… Macron teme que una derrota de su partido, «Renacimiento», clasificado como «segundón» en las elecciones europeas, detrás del partido de Marine Le Pen, confirme su aislamiento en el futuro Parlamento Europeo (PE), con previsible mayoría conservadora, recordando su fragilidad política nacional.
Hundidas las izquierdas socialistas y comunistas, en Francia y Europa, Macron teme pasar a la historia como el presidente que «abrió» a Marine Le Pen y la extrema derecha las puertas del Elíseo y el gobierno de Francia, esperando que un giro político a la derecha le permita reconstruir su imagen personal y salvar su mandato presidencial.
El Macron «liberal reformista» agravó los déficits y la Deuda pública. Bruno Le Maire, antiguo director de gabinete y ministro con Jacques Chirac y Nicolas Sarkozy, ha recibido la consigna conservadora de bajar los impuestos.
El Macron «tolerante» con la inmigración, agravó el problema. Gérald Darmanin, antiguo portavoz de Sarkozy, ha recibido la consigna de dar un «cerrojazo» migratorio.
El Macron «cosmopolita» se fotografiaba con cantantes «multiculturales». Rachida Dati, ministra de Justicia de Sarkozy, ha recibido la consigna de defender la «preferencia nacional» francesa.
Gabriel Attal, primer ministro. antiguo militante adolescente de Ségolène Royal, desafortunada aspirante socialista a la presidencia, ha recibido la consigna de «poner en solfa» la «nueva política»: “Nuestra primera gran tarea será guardar el control de nuestro destino: la seguridad y la soberanía nacional son los objetivos absolutamente prioritarios, que comienzan con el mejor control de la inmigración». ABC, MACRON GIRA A LA DERECHA PARA CERRAR LAS PUERTAS DEL ELÍSEO A LE PEN + PDF.
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Jose says
El sol se oscurece para los reyes reyezuelos actuales. Las multitudes están cabreadas con los nobles de estos nuevos reyes. Pierden el poder cuando tienen todo el control de sus vasallos. Las cosas pasan a depender o de ellas mismas o de quién las manejan o de aquellos que consumen sus productos. Este nuevo renacimiento ha producido tanto que hemos ahogado la posibilidad de disfrutarlo. Estamos más en la segunda época helenística que en el renacimiento. Las multitudes de individuos solo ven buscan su propia salvación individual imposible. A través de esfuerzos inútiles placeres destructores escépticos de todo tipo cínicos entre las basuras…nihilistas de toda calaña. No ven ningún horizonte saben que detrás solo hay el cristal oscuro que cuando entra la luz es para engañar a las multitudes . Las multitudes se cabrean y acaban con todas las cabezas ficticias del imperio mundial. Una jerarquía horizontal de nueve mil millones de individuos tapando el planeta con sus objetos inútiles y sus andares erraticos. El renacimiento se queda con lo peor de una ciencia una música y un estado que lo arrasa todo. Hasta el arte se ha convertido en el moribundo que se despide de la belleza que una vez hubo en un mundo siempre cruel pero bello. La política del imperio global ha desaparecido y con ella el lenguaje que antes servía para comunicarse. Las palabras de acero explosivo es lo único que queda a los vasallos del imperio. Los reyezuelos lo único que les queda es ver los vídeos de sus antepasados y suyos cuando aún tenían poder con sus jerarquías verticales hoy horizontales de multitudes espantadas y caóticas. Con satélites aun se busca un hombre pero no un rey antes que caigan. El planeta redondo se queda sin derechas ni izquierdas. Solo flotando en el vacío.
JP Quiñonero says
José,
Bueno …
En nuestro tiempo, la comunicación política es el nuevo rostro de la policía política. Véase Spain … izquierda y derecha quizá sigan existiendo… pero, en Francia, los obreros prefieren a la extrema derecha… Macron gira, para intentar salvarse,
Q.-