
Hénin-Beaumont, Place de la République 8 junio 2012. Foto JPQ.
«El Gobierno habla otra lengua». «Ni nos entienden ni quieren entendernos».
[ .. ]
Las promesas por confirmar del gobierno de Emmanuel Macron no consiguen poner fin a la cólera de los sindicatos franceses, que prolongan sin prisa pero con determinación sus proyectos de «bloqueo» de carreteras y autopistas que conducen a París, esperando medidas concretas en terrenos capitales, como el poder adquisitivo y los precios.
Gabriel Attal, primer ministro, recibió a última hora de la tarde del lunes a los presidentes de los dos primeros sindicatos, moderados y conservadores, la Fédération nationale des syndicats d’exploitants agricoles (FNSEA) y Jeunes Agriculteurs (JA).
Attal presentó la semana pasada un primer paquete de medidas, que solo atizaron un profundo desencanto. Tras el fin de semana, los sindicatos iniciaron su larga marcha sobre la capital y su gran mercado de abastos, Rungis, protegido con un gran despliegue de fuerzas anti disturbios y blindados militares.
A la espera del resultado concreto del diálogo de Attal con los sindicatos moderados, Prisca Thevenot, portavoz del Gobierno anunciaba «nuevas medidas, desde mañana mismo». Prudentes, los sindicatos anunciaron que se preparaban a prolongar indefinidamente su movilización, en toda Francia.
Los sindicatos mayoritarios y moderados, la FNSEA y JA, y los sindicatos minoritarios y más radicales, la Confédération paysanne (CA) y la Coordination rurale (CR), tienen muchas diferencias de fondo, pero comparten varios puntos capitales: el poder adquisitivo, la fiscalidad y las reglas comerciales, que consideran violadas, entre el campo y la gran distribución.
El primer ministro francés anunció, la semana pasada, diez medidas para simplificar la vida administrativa de los agricultores, ayudas a las filiales «bio» y la anulación inmediata de las subidas previstas de los impuestos con los que se había proyectado gravar el precio del diesel / gasóleo usado por los agricultores, como carburante esencial de sus tractores.
Esas proposiciones no respondían de ninguna manera a las peticiones más urgentes de los sindicatos, mayoritarios y minoritarios, que se consideran traicionados y menospreciados.
Desde la óptica sindical, el gobierno de Macron no hace respetar todos los principios básicos de la Ley Agricultura y Alimentación, adoptada el 2 de octubre del 2018, que hizo promesas de este tipo:
-Permitir a los agricultores unos ingresos dignos.
-Gestión de la regulación de los precios entre agricultores y distribuidores.
-Renegociación «equitativa» de los precios.
-Limitar la «venta a pérdida» que asfixia a muchos agricultores.
-Limitar las «promociones» de las grandes superficies recortando los ingresos agrícolas.
Los sindicatos mayoritarios y moderados, FNSEA y JA, estiman que el gobierno de Macron no es «duro» con las filiales de la distribución en las grandes superficies, perjudicando a los agricultores.
Los sindicatos minoritarios y radicales, CA y CR, estiman que el gobierno de Macron no defiende los intereses nacionales en las conferencias internacionales, favoreciendo un «libre comercio» perjudicial para la agricultura nacional.
Ese profundo diálogo de sordos, entre el gobierno y los sindicatos de distinta sensibilidad, agrava las tensiones históricas que está viviendo la agricultura francesa, que ha perdido mucho terreno en el mercado mundial, pasando del segundo al quinto puesto en apenas una década. Ha crecido la dependencia alimenticia. Un 18 % de las familias campesinas viven en el umbral de la pobreza, cuando Francia debe importar el 71 % de los frutos consumidos, el 56 % de la carne de cordero, el 35 % de la carne de pollo, el 27 % de la carne de cerdo, el 22 % de la carne bovina…
El campo francés vive esa transformación como una tragedia nacional y reclama a Macron medidas nacionales para proteger un sector que tuvo un puesto capital en la historia de Francia.
La «sublevación», las amenazas de «bloqueo», la movilización, son una respuesta angustiada, que la opinión pública apoya masivamente, cuando la cota personal del presidente de la República continúa por los suelos.
Según el ministerio del Interior, durante la jornada del lunes, unos 10.000 agricultores y unos 5.000 tractores estuvieron movilizados en las autopistas que conducían a París. Para «contener» esa movilización, fueron movilizados más de 15.000 gendarmes y anti disturbios, pertrechados con tanquetas y vehículos militares, blindados.
A la espera de nuevas proposiciones, la movilización sindical se prolonga «indefinidamente», cuando la crisis se complica con la aparición de otros frentes de protesta, organizada, pacífica y violenta, en ocasiones.
La Confédération de l’artisanat et des petites entreprises du bâtiment (CAPEB), que agrupa a las pequeñas y medianas empresas de la construcción, pide ayudas fiscales semejantes a las ofrecidas a los agricultores para combatir el precio de los combustibles, que ha sido el origen último de todas las crisis sociales del último quinquenio.
En Nimes, en la Cataluña francesa, donde la cuestión agraria es un problema de gran calado, un comando de «agricultores en cólera», encapuchados, incendiaron la tarde del lunes la plataforma logística de una de las grandes empresas de la distribución alimenticia, LIDL, famosa por sus precios muy bajos.
Se han producido otros incidentes violentos en varios puntos de Francia, pero el incendio de Nimes quizá sea el más grave, por la importancia de sus destrozos y su carácter altamente simbólico: agricultores encapuchados incendiado una gran empresa que les exige precios muy bajos. ABC, Las promesas de Macron no apaciguan la cólera de los agricultores franceses + PDF.
El “vientre de París”, protegido militarmente de la cólera de los agricultores franceses.
La agricultura francesa y Macron: crisis nacional y europea.
Prueba de fuerza de Macron y los agricultores franceses, a las puertas de París.
La cólera de los agricultores se ha propagado por toda Europa … ¿España?
Campesina vendedora de fresas en un mercadillo de Normandía.
La reforma del campo de Macron no reducirá el número de suicidios de los agricultores franceses.
Crisis que viene de lejos.
Francia, crisis, sequía, suicidio de agricultores.
Macron, inmigrantes, agricultores … “¿Arde París..?”.
Agricultores franceses, una especie amenazada.
En Francia se suicida un agricultor cada día.
España, el paro más alto de Europa, máximo histórico de suicidios.
Francia en tiempos del coronavirus … angustia social y suicidio de policías.
Francia en crisis… angustia social y suicidios.
Los suicidios siguen aumentando con las crisis .. Paseo de Gracia.
Deja una respuesta