Boulevard Saint-Germain, 4 febrero 2024. Foto JPQ.
¿Salen padre e hijos, juntos, de copas..?
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En cualquier caso, cómo dudarlo, madres e hijas, en la calle, quizá iluminan, a su modo, la evolución y nuevas realidades (¿?) del puesto de la mujer en la sociedad.
Madre e hija parisinas salen juntas.
Madre, hija y abuela parisinas camino del nuevo vientre de París, Les Halles.
Madre parisina con niña; pop chic … en el Parque / Parc des Buttes-Chaumont.
Madre e hija en un café del país parisino del Marais.
Jose says
La disolución de la familia viene dada por la precarización neoliberal de la destrucción de los pequeños negocios familiares algunos con historia de varias generaciones algunos de cientos de años. Todo esto se acabó las pequeñas medianas propiedades pasaron a pertenecer a grandes corporaciones incluso el propio estado cada vez más reducido acabará cotizando en las bolsas globales sin funcionarios sin militares y por supuesto sin políticos. Todo necesario para que triunfe el individualismo posesivo propio de los diferentes capitalismos caníbales comedores de la familia en todas sus formas con sus formas de vida de tres o más generaciones viviendo de sus pequeños medianos negocios son tanques de pensamiento abstracto financiero que lo arrasa casi todo por no decir todo. Puede que la madre y la hija se vayan de juerga y que compartan compañero conocido en la fiesta y que las confunda como amigas y les proponga un trio. Al final en un arrebato producido o acompañado por el alcohol confiesen que son madre e hija. El padre se fue a trabajar a una multinacional y no volvió. Jamás supieron nada de él. Los abuelos están en residencias diferentes pues se separaron antes de buscar residencias. El resto de familiares son desconocidos arrastrados desaparecidos por el tsunami neoliberal. Madre e hija presumen de sus tatuajes la única propiedad que manifiestan como la única propia de la que están orgullosas el amigo las felicita como admirador de unos tatuajes tan bien hechos una verdadera obra de arte no así los que lleva el. Ha sido un día de fiesta bastante completo propio para olvidar las miserias que les esperan los días siguientes. Buscando trabajos miserables para sobrevivir en medio de una sociedad abstracta que lo absorbe todo y lo controla todo. La madre y la hija se separan porque el mercado así lo ha decidido. Ha triunfado el individualismo posesivo tatuado en medio de las masas depauperadas urbanas.
JP Quiñonero says
José,
«Virgencita, virgencita…»
Q.-
PS. En esta caso, madre e hija son gente muy acomodada y feliz, que toman café en una terraza donde el café solo vale diez euros del ala.
Joan says
Excelente fotografía.
JP Quiñonero says
Ah, qué ilusión, tus palabras, Joan,
Q.-
Fina says
Me pregunto si eran más felices las madres e hijas de antes, las que servían y trabajaban en un clan familiar cuidando abuelos, niños, tierras, animales domésticos…o las de ahora que se van de copas juntas…
¡Quién sabe! Pienso que aunque los tiempos y costumbres vayan cambiando, las mujeres más felices son las que se quieren, conocen y aceptan ellas mismas (cosa nada fácil por cierto), las que se sienten útiles, amadas, respetadas y valoradas. En fin, esta es mi humilde opinión, por el momento…aunque todo cambia y se transforma, hasta las opiniones…
JP Quiñonero says
Fina,
Pues vaya usted a saber… la felicidad es un misterio, y quizá la manera de alcanzarla cambie en cada circunstancia… hombres y mujeres somos tan distintos, de hoy para mañana… ¡afortunadamente..!
Q.-