MP 1994, INA:
-«Si Dieu existe, qu’aimeriez-vous après votre mort l’entendre vous dire ?».
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-«Dites-moi, ma Petite Micheline, vous en vez mis du temps à venir..!».
Micheline Chassagne (París, 22 agosto de 1922 – Nogent-sur-Marne, 21 febrero 2024), que tiene un puesto propio en la historia del cine, como Micheline Presle, ha fallecido en paz e inmortal, en vida, a los 101 años, celebrada por el presidente de la República como «una estrella que iluminó nuestra escena durante más de setenta años».
Hija de padre negociante y madre ama de casa, en el distrito V de París, inmortalizado por Balzac, Baroja e incontables revueltas estudiantiles, la joven Micheline se sintió atraída por el cine desde su adolescencia, amiga de una actriz muy prometedora, Corinne Luchaire, su compañera de aventuras amorosas durante la Ocupación (1939 – 1944), con la que hizo un legendario viaje colectivo al Berlin de Hitler.
Debutó en el cine con una película «maldita», «Jeunes Filles en détresse» (1939), de un gran maestro y pionero Georg Wilhelm Pabst. Los padres de Micheline estimaban que la profesión de actriz era poco «honorable». Y ella decidió adoptar como propio el apellido de la heroína de esa película, Presle. Comenzaba una carrera excepcional, divorciándose de su primer marido, Michel Lefort, afamado tenista de la inmediata posguerra mundial.
Entre 1937 y 1949, Micheline rodó una veintena de películas, entre las que destaca una obra maestra, «Le Diable au corps» (1947), versión cinematográfica de la novela de Raymond Radiguet, dirigida por Claude Autant-Lara, con Gérard Philippe como compañero. Gran estrella nacional, la ambición artística y el amor la condujeron a Hollywood, del brazo de William Marshall, actor, director y productor, recién divorciado de Michèle Morgan.
Entre Hollywood y Santa Barbara, en la California del Sur, con idas y venidas a París, entre los años 40, 50 y parte de los 60 del siglo pasado, Micheline tuvo tiempo para realizar medio centenar largo de películas, dirigida por ilustres olvidados, algún genio y varios directores muy respetables, de Fritz Lang a Sacha Guitry, de Abel Gance a Jacques Demy o Philippe de Broca. Entre película y película, la gran actriz tuvo una hija de William Marshall, Tonie Marshall, que haría carrera en Francia, como actriz y realizadora.
La pareja Presle – Marshall apenas duró una década. Tonie, nacida en Neuilly, en la periferia acomodada del oeste parisino, acompañó a su madre de vuelta definitiva a Francia, donde su carrera continuó a paso de carga, con un brío y glamur excepcionales. Murió hace cuatro años, en el distrito XX de París, muy modesto y multicultural.
Presle participó en poco menos de un centenar de películas, medio centenar de obras en tv, y una treintena de obras teatrales. En esa carrera excepcional, literalmente, hay de todo. Obras menores pero muy simpáticas, como una película con Jean-Yanne («Je te tiens, tu me tiens par la barbichette», 1979), una obra importante de Samuel Fuller («Les Voleurs de la nuit», 1984), incluso interpretaciones legendarias, como su trabajo, acompañada de Raymond Gérôme, en «¿Quién teme a Virginia Wool?», el drama de Edwrd Albee, montado por Franco Zeffirelli.
Tan ajetreada, rica y excepcional vida profesional estuvo matizada con una vida íntima igualmente rica. No es un secreto que Micheline compartió años de su vida con el pintor François Arnal. «Refugiada» en Nogent-sur-Marne (33.000 habitantes), desde hace muchos años, Micheline seguía siendo una seductora empedernida, cautivando a vecinos, amigos, compañeros de vejez, con su intacto encanto.
Madame Presle encarnó como muy pocas otras mujeres el ideal canónico de la parisina encantadora. Su obra, su legado, sus leyendas, forman parte de una mitología universal. Francia, París, la francesa, la parisina, han cambiado mucho, y tienen muchos otros rostros. Ella encarnó la versión del ideal clásico. ABC, Muere a los 101 años la actriz Micheline Presle, encarnación del mito de la parisina encantadora.
Fina says
Quiño,
Espero que esta gran mujer, «mito de la parisina encantadora», con una vida tan intensa, se encuentre en el Reino de los cielos porque sin duda ha amado mucho…
Muchas gracias por traerla hasta este INFIERNO.
JP Quiñonero says
Fina,
Seguro, seguro.
Cuando llegó a los Cielos, Dios la recibe con esta exclamación:
-“Dites-moi, ma Petite Micheline, vous en vez mis du temps à venir..!”.
También era una mujer muy inteligente, vaya,
Q.-