Rue Dauphine esquina Rue Christine, 22 abril 2024. Foto JPQ.
Le Tabou, una leyenda en la historia del jazz en el París de la inmediata postguerra, se encontraba en esa esquina, a dos pasos del Rock’n Roll Circus.
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El París de Charlie Parker, Miles Davis, El Perseguidor, que Boris Vian inmortalizó de este modo:
«Très vite, le Tabou est devenu un centre de folie organisée. Disons-le tout de suite, aucun des clubs qui suivirent n’a pu recréer cette atmosphère incroyable, et le Tabou lui-même, hélas ! ne la conserva pas très longtemps, c’était d’ailleurs impossible..».
París, capital del jazz … Miles Davis, Cortazar, Boris Vian, Louis Malle, etcétera.
París by night en color … Charlie Parker, Johnny Carter y el bebop, In Memoriam.
In Memoriam, Charlie Parker, Sidney Bechet, El Perseguidor.
John Donne, Louis Malle, Jeanne Moreau, Miles Davis… y las tragedias de París.
París en color, recuerdo de Charlie Parker.
Boris Vian y la insubordinación de la alegría.
À Paris, le jazz illumine la Libération.
Jazz et identité française d’après-guerre.
La popularisation du jazz en France (1948-1960).
Jazz.
Jose says
Uno escuchando jazz entra en acción un whisky un porro moviendo la cabeza pa lante pa tras. Uno va a escuchar música clásica aunque sea en un auditorio al aire libre entra en una atmósfera de comunión armónica ajena a todo lo demás. Podríamos hablar de musicas inarmónicas de locura colectiva y otras más elitistas pero también inarmónicas. El dolor los gritos de dolor son inarmónicos los del asombro de la visión de la espiritualidad me atrevería a decir los de la mirada del macrocosmos y el encuentro con nuestro propio microcosmos tienden a ser armónicos. Los dos se complementan las orgias de los cuerpos con la fascinación de las almas. El sufrir inarmónico y el abandono del cuerpo gracias a la música del cosmos ordenado. Las musicas del cosmos embriagado nos desmontan los cuerpos en mil trozos las otras unen lo que solo puede unir el éxtasis de formar parte de un cosmos ordenado . Todo existe a la vez la música del que sufre el mundo y la música del que hace sufrir al mundo. El grito y el susurro. Un mundo sin sonido o un mundo con sonidos permanentes. Es nuestra tragicomedia. Nuestra música acalla todas las musicas naturales perdidas o destruidas un mundo sin su música y solo con la nuestra para un mundo de sordos.La piel quemada de nuestros cuerpos renuncia a todos tipo de consuelo. Solo ruido y silencio. Solo recuerdos musicales alterados en los estertores de los moribundos.
JP Quiñonero says
José,
Bueno … veo / oigo la cosa una miqueta menos apocalíptica, pero, bueno, «Virgencita, virgencita…»
Q.-
Fina says
Ay, Josep!
Que la armonía esté presente.
Qué placer y consuelo se siente al entrar, a través de la música, en «una atmósfera de comunión armónica ajena a todo lo demás».
«…las otras unen lo que solo puede unir el éxtasis de formar parte de un cosmos ordenado».
Quizás tenga que existir lo inarmónico para valorar y apreciar la armonía…
Fina says
Josep,
Gracias por tus filosóficos y didácticos comentarios…
Palanteeee…….!!!!!!!!!!!!
Como acostumbra a decir Quiño….😀