Rue du Four, 28 mayo 2024. Foto JPQ.
Recuerdo / homenaje anual, en el primer piso, de la primera sesión plenaria, el 27 de mayo de 1943, del Conseil national de la Résistance que reconoció a Jean Moulin como coordinador de los diferentes movimientos de la resistencia anti nazi.
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La visita de Estado de Emmanuel Macron a Alemania, la primera desde hacía veinticuatro años, confirmó que París y Berlín coinciden en todo lo esencial, salvo en los detalles prácticos de sus políticas económicas, comerciales, industriales y militares, ante el futuro de la guerra en Ucrania y el futuro de la Alianza Atlántica y su organización militar integrada, la OTAN.
La visita culminó la tarde del martes en el legendario castillo de Meseberg, en Brandeburgo, donde el canciller de Alemania, Olaf Scholz, y el presidente francés, se reunieron acompañaron de una docena de ministros, para celebrar un Consejo de Defensa y Seguridad bilateral, con el que ambas delegaciones pusieron en escena un «entendimiento de fondo», quizá falto de acuerdos concretos en cuestiones de seguridad y defensa, ya que París y Berlín hace años que defienden proyectos paralelos no siempre compatibles.
En Dresde, Macron comenzó su viaje de Estado denunciando el crecimiento «inquietante» de los populismos iliberales, hostiles a Europa. Terreno de complicidad política de fondo: el presidente francés y el canciller alemán están amenazados políticamente por el crecimiento de dos extremas derechas ascendentes.
En Münster, el presidente alemán, Frank-Alter Steinmeier, entregó a Macron el Premio de la Paz que conmemora la Paz de Westfalia de 1648, poniendo fin de la guerra de Treinta Años. Steinmeier hizo un elogio altamente simbólico del presidente francés: «Usted evocó la soberanía europea mucho antes del ataque ruso contra Ucrania». Agregando: «Nuestro esfuerzo común por la paz en Europa fracasó por culpa de Moscú». En elipsis, el presidente alemán iluminaba varias de las «incomprensiones» y «malentendidos» franco alemanes: Macron y Scholz han sostenido con Putin diálogos paralelos, no siempre convergentes. Francia y Alemania sostienen políticas militares diferentes ante la guerra imperial rusa.
Intentando responder a la ansiedad europea ante la falta de iniciativas franco-alemanas, que fueron, en otro tiempo, el difunto «motor» y «eje» desaparecido de la construcción política de Europa, Macron – Scholz publicaron la mañana del martes una tribuna – documento, insistiendo en su «determinación» y «puntos de vista comunes».
«Debemos reforzar la soberanía europea», afirmaron al unísono, por escrito, Macron y Scholz, agregando: «Dentro de unas semanas deberemos establecer las prioridades de la próxima legislatura de la Unión Europea. Debemos afrontar el desafío de una Europa mortal, reforzando la competitividad, el crecimiento y la soberanía».
En su tribuna – documento, el presidente francés y el canciller alemán subrayan la gravedad de la coyuntura de Europa y la UE: «No podemos considerar definitivos los fundamentos sobre los que construimos nuestro modo de vida y nuestro puesto en el mundo. Debemos reforzar nuestras capacidades tecnológicas, a través de la investigación y la innovación, recortando la burocracia creando nuevas infraestructuras comunes». En ese mismo plano, Macron y Scholz dicen defender una política comercial común, pidiendo «profundizar» el mercado interior y la fiscalidad común.
Esa genérica declaración de intenciones de buena voluntad, confirmada formalmente con el consejo de ministros franco – alemán, la tarde del martes, en el castillo de Meseberg, contrasta con el rosario de graves cuestiones de fondo, estratégicas, militares, industriales, que la Francia de Macron y la Alemania de Scholz defienden sin complicidad ni apoyo mutuo de ningún tipo, bien al contrario.
Durante el último trimestre, Macron avanzó y propuso iniciativas que no han recibido respuesta concreta de la Alemania de Scholz: poner las armas nucleares al servicio de la defensa de Europa; estudiar el envío de tropas a los frentes europeos; crear un sistema anti misiles europeo…
El silencio alemán a las propuestas francesas es muy altamente significativo: Berlín prefiere el «paraguas» atómico de los EE. UU. al «paraguas» francés; el gobierno del canciller Scholz creó su propio sistema defensa anti misiles, en velada «competencia» con el sistema francés; Alemania no desea enviar a Ucrania sus misiles de crucero «Taurus», mientras que Francia suministra sus misiles de crucero «Scalp».
Sin duda, París y Berlín anunciaron hace semanas el relanzamiento de un proyecto de blindados y sistemas de combate aéreos y terrestres, en los que pudiera participar España. Proyectos ambiciosos, quizá, cuya realización llevará muchos años, cuando la guerra, en Ucrania, ilustra decisiones inmediatas y muy urgentes.
Las «coincidencias esenciales» de la pareja Macron – Scholz no convencen a la prensa francesa y alemana, provocando reacciones muy negativas de la oposición conservadora alemana. En Francia, Le Monde ha escrito: «Dos presidentes en situación muy frágil, en una Europa en crisis». Y el Nouvel Obs. agrega: «Dos líderes opuestos en todo». En Alemania, Der Spiegel titula: «Un amor platónico, en el mejor de los casos». Handelsblatt insiste: «¿La última oportunidad para Scholz?». Suddetusche Zeitung ironiza: «París y Berlín están aplicando estrategias diferentes para apoyar a Ucrania: unos escatiman, otros dudan. Ninguno de los dos es ideal».
En ese marco de «amistad o amor platónico, en el mejor de los casos», Armin Laschet, ex primer ministro de Renania Norte Westfalia, conservador, critica con severidad a la «extraña pareja»: «Todo el mundo comprende que no se trata de una amistad profunda. Ante Moscú, ambas partes mantienen conversaciones paralelas. Eso no fortalece a nadie». ABC, La visita de Macron a Alemania: acuerdo en la defensa de la soberanía europea, diferencias en políticas de defensa e industria.
Le Monde, 23 enero 2003. Helmut Schmidt “Le moteur franco-allemand n’existe plus”.
Francia y Alemania en Europa: “eje” y “motor” muertos, amistad averiada y empantanada.
Los nacionalismos de Alemania y Francia arruinan el proyecto de Europa única y unida de Nietzsche.
Stiftung Wissenschaft und Politik, 2.02.2023 Germany’s Fragile Leadership Role in European Air Defence.
Le Monde, Berlin rallie quatorze pays de l’OTAN à l’achat d’un bouclier antimissile, au grand dam de Paris.
Francia / Macron, Alemania / Scholz … del Tratado del Elíseo a la “amistad de conveniencias”.
Francia / Alemania … “eje” desaparecido, “motor” averiado, paripé de “amistad privilegiada”.
Brexit… la crisis – vacío Francia / Alemania.
Hollande / Francia – Merkel / Alemania: dos proyectos “paralelos” para Europa.
Jose says
Francia y Alemania estuvieron en las puertas de Moscú. Una ganadora de dos guerras mundiales y la otra perdedora. Ahora se unen en un amor platónico los herederos de Lutero Bismarck y Robespierre Napoleon. Y quieren volver a Moscú. El oso continúa en las tierras heladas cada vez más calientes. Uno de las primeras naciones modernas el otro de las últimas. Los une los museos con objetos de todo el mundo y sus bibliotecas las actuales alejandrias donde se acumulan junto con Roma y otros los manuscritos más antiguos. Siempre vecinos en el amor y el odio. Hoy viejos solo aspiran como los faraones a irse acompañados antes que humillados por los que antes eran salvajes y ahora se rebelan contra la supremacía occidental. La filosofía y la política no cotizan en las plataformas de la nube y en el resto de las bolsas. Se reúnen en los cafés donde hablan y hablan pero no se pueden pasear por el mundo como antes. Ha cambiado y no hay vuelta atrás. París y Berlín son multiculturales en un mundo de apátridas donde los inventores de la soberanía de sus naciones quieren acabar con todo tipo de soberanía incluso con la propia en una época en la que las orquestas no tienen director. Los únicos directores que quedan son los de algunos coros religiosos. A los alemanes y franceses solo les queda ir a rezar da igual si la iglesia es católica protestante o ortodoxa. Moscú está muy lejos ni juntos pueden llegar y más lejos Pekín. Es otro mundo sin relatos de los que hablar. Los señores se convierten en siervos como todos de sus juguetes bélicos. Son las ultimas comidas de trabajo de curas políticos y militares y no hay más a no ser que maduren y dejen de jugar con los juguetes antes que los juguetes jueguen solos sin que nadie los pueda importunar.
JP Quiñonero says
José,
Francia y Alemania NO quieren volver a Moscú… quieren defender la independencia y libertad de Estado, Ucrania, y un pueblo, el pueblo ucraniano, amenazados por una guerra de ocupación imperial que lanzó Putin y amenaza a toda Europa, comenzando por la Europa del Este, claro,
Q.-