HB, ¿12 / 13 junio? Foto JPQ.
«¡Buenos días…!» dije con cierto brío, a eso de las once de la mañana del jueves, al entrar en el «Café de la Paix» de Hénin-Beaumont, feudo electoral de Marine Le Pen, a dos pasos de la alcaldía. Saludo sonriente recibido con un silencio absoluto por la docena de clientes que me miraron pasablemente extrañados.
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El camarero que me atendió cuando pedí un café solo, doble, me explicó el silencio: «No se preocupe. La gente del pueblo siempre es un poco reservada con los extranjeros que llegan…».
A dos pasos del «Café de la Paix», el servicio de seguridad de la alcaldía de Hénin-Beaumont no está para gracietas ni bromas fotográficas. El alcalde, Steeve Briois, líder de la extrema derecha local y regional, está ocupadísimo, pero puede transmitirme un mensaje claro y contundente:
«Soy concejal de este pueblo desde hace treinta años. Soy alcalde desde hace diez años. La buena gente de Hénin-Beaumont me conoce bien. Y han podido comprobar que soy un buen gestor. El pueblo está más limpio. Los impuestos están controlados. Estoy convencido que somos un buen ejemplo, como tantos otros pueblos gobernados por mi partido, que está llamado a gobernar Francia, mañana, con Jordan Bardella como primer ministro».
Jordan Bardella, el líder emergente de «Agrupación Nacional» (AN, extrema derecha), el partido de Marine Le Pen, consiguió el 60 % de los votos el domingo pasado, día 9, cuando Europa elegía su nuevo Parlamento. Dos años antes, Marine Le Pen había conseguido el 67,15 % de los votos en la primera vuelta de la elección presidencial que terminó ganando Emmanuel Macron.
Esas cifras describen la trayectoria triunfante de la extrema derecha en un antiguo bastión comunista. Hénin-Beaumont (26.000 habitantes), en el norte de Francia, muy cerca de la frontera belga, es un símbolo emblemático de las metamorfosis económicas, sociales y políticas de Francia.
Durante la segunda mitad del siglo XIX fue una ciudad minera, con mucha inmigración europea, polacos, italianos, españoles. El gran héroe local de la época fue Benoît Broutchoux, sindicalista libertario, anarquista, que la CNT-FAI prolongarían tras la guerra civil española. Entre la primera y la segunda guerra mundial, entre 1914 y 1939, Hénin-Beaumont fue una ciudad socialista. A partir de 1940, la ciudad se transformó en un bastión del PCF, que duró unos 40 años. A partir de los años 80 del siglo pasado, la ruina y el fin de las minas coincidieron con la implantación de la familia Le Pen, que es la fuerza política mayoritaria desde principios de este siglo.
En apenas veinte años, la familia Le Pen ha convertido Hénin-Beaumont en un símbolo de su ascensión y en un feudo electoral, donde son muy visibles todos los indicadores del crecimiento de la extrema derecha: mucha inmigración, mucho paro, precariedad y pobreza masivas, más del 30 % de la población vive del seguro del desempleo.
Marianne * (setenta y poco años), vestida como una señora, de paseo, acompañada de un joven en el paro que cobra 12 euros la hora, me comenta su experiencia personal de este modo: «Mire usted, me eduqué en una escuela de religiosas. Mi padre era funcionario cuando nos gobernaban los comunistas. Hubo muchas huelgas. Pero todo fue un fracaso. Los políticos de izquierdas, socialistas y comunistas, nos abandonaron. Solo Marine Le Pen vino a darnos la mano. Casi toda mi familia vota por ella».
Franky * (28 años), se gana unos euros acompañando a Madame Marianne, de tanto en tanto, y tiene pocas ideas políticas, pero claras: «En su juventud, mi padre fue sindicalista comunista de la CGT, hasta que los sindicatos nos abandonaron. Mi padre rompió su carta de afiliado. Yo soy poco político. Pero Jordan Bardella me parece joven, como yo. Y dice unas cosas que son distintas a las de los políticos de antes».
En el mercadillo de Hénin-Beaumont, la gran mayoría de los puestos que venden de todo, de ropa interior femenina a pastas, se cruzan sin mirarse señoras francesas «de toda la vida» y señoras francesas «de nuevo cuño», inmigrantes musulmanas, asimiladas o por asimilar.
Cuando intento conocer la opinión del señor que atiende uno de esos puestos sobre esa «cohabitación» de clientelas locales, me da la espalda horrorizado, negándose a responder. Por el contrario, una señora «de cierta edad», Georgina *, me dice sin preguntarle: «Cómo se le ocurre. Conozco a Fréderic de toda la vida. Y tiene que ganarse la vida con lo que hay. Y hay mucha clientela mora, con velo. Qué quiere usted. Han llegado. Y se quedan. No sé si hay dinero para todos, en este pueblo».
Marine * (35 años), soltera, atiende con un éxito relativo su puesto de chocolates, galletas, chucherías, toallas, trapos de cocina. Ella no tiene problemas mayores: «Las cosas que yo vendo interesan más a los franceses de toda la vida. Yo vendo por todos los pueblos de la región. En algunos casos, me compran chucherías chicas de la inmigración, que se pirran por la dulcería, pero ellas visten sin sábanas ni todo eso. Sus madres siguen siendo moras beatas, pero ellas salen y les gustan las discotecas. Como a todos los jóvenes». ABC, Hénin-Beaumont, un antiguo feudo comunista rendido a Marine Le Pen: «La izquierda nos abandonó» + PDF, Hénin-Beaumont y Hirschfeld.
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Ricardo Lanza says
Y durante el pretérito de casi un siglo atrás la reunión de José Antonio Primo de Rivera con Ángel Pestaña, y el intento de copia o sustitución de los sindicatos anarquistas, y ese póquer de ases de la acracia que se llamaron Sabaté (representado en una película española casi desapercibida, protagonizada por John Saxon), Facerías, Massana y Caraquemada, y la CNT-FAI, y el orgullo de la Primera Internacional que lucha -y trata de enmendar sus injusticias- contra los entuertos que ha creado y potencia la denominada Revolución Industrial, que ya lleva dos siglos de vigencia, y dicen que va por su tercera fase -¿IA?, ¿cuerpos a la carta?, ¿vacaciones ad libitum?, ¿ruina universal?- y lo que te rondaré morena, que dicen que es tela los castizos, guay del Paraguay, según algunos, que ciego te pones de porros y farlopa, no curras ná y comes y duermes por el morro, estimado. ¿Después de mi, el diluvio? ¡No puede ser, que es la condena a sequía permanente! Ni César ni nada, entonces.
JP Quiñonero says
Ricardo,
Algo muy simple …
Un pueblo obrero que se ha ido arruinando … y, en un siglo corto, ha sido víctima de un rosario de catástrofes … el anarcosindicalismo fue la primera fuerza que estuvo presente con los obreros… siguieron los socialistas y el PCF … finalmente, los obreros de ese pueblo y de toda Francia votan a la extrema derecha … es una realidad que nadie ha deseado contemplar, en España, no…
Q.-
Ricardo Lanza says
Ignoro si cantar ahora, estimado, la Varsoviana o el Horst Wessel en la versión española de… «Y perseguido por izquierdas y derechas moría yo cuando aún dudabas tu»; porque yo ahora ni muero ni me yergo, no comulgo con tirios ni troyanos, no me arrimo a los ismos ni me leo el catecismo… ¿Debiera ir al rosario de la iglesia y luego, cuando salga, culminar esa tarde en el café hablando de vecinos con los viejos, repudiando las modas, asintiendo si escucho: «Y es que con Franco vivíamos mejor; y después a la cama, teniendo ya la noche en el silencio, escuchando la radio hasta que duerma, y me despierto sabiendo que estoy vivo, vuelvo a la misma noria, mi cuerpo se acopla a su costado, no percibo que es miasma de pellejos purulentos, el ánima se ha ido, el ánimo es de otro, ni siquiera el reingreso a la iglesia vespertina me habrá de renovar, fueron tantos los miedos que tenía que busqué un confesor que perdonara mis delitos de acracia y de impiedad: ¡rechazaba ese credo quia absurdum!, pero ahora me dicen que esa derecha extrema…; ¡ni César ni nada!, repito nuevamente; y es el canto del loco, sube los decibelios si lo entona, llaman a los gendarmes, in situ lo fusilan, dicen mañana los periódicos que era ¡peor que Ravachol!, cáncer comunitario, pandemia de las almas, bien muertecito está; ese no resucita, no hay religión que lo recoja, ha de venir Baroja porque lo lleve a sus novelas.
JP Quiñonero says
Ricardo,
Qué decir… cada cual vive su vida a su aire…
…
… en mi caso, salir a la calle, mirar, hablar, fotografiar… me gusta, me invita a seguir caminando, mirando, hablando, fotografiando… lo que veo algo me ayuda a descubrir otras realidades que están ahí, invisibles tras la basura audiovisual y periodística…
En Hénin-Beaumont, esa realidad callejera ayuda a comprender un poquito un siglo de historia social… que nadie desea conocer en España, cuando se obstinan en «comentar» una realidad que desconocen…
Q.-
Jose says
De los parados de Marienthal en 1931 como consecuencia del crack del 29 a los parados de
Henin-Beaumont 2024 y puede ser como
consecuencia de la crisis bancaria del 2008. Casi cien años separan estos pueblos uno en Austria y el otro en Francia. Unos apoyados por socialdemócratas los otros abandonados por la izquierda y apoyados por la extrema derecha. En uno cierran las empresas el otro las minas. Bien que mal aguantaban un tipo de vida basado en el trabajo con formas de vida más o menos aceptables para la mayoría con el paro todo se trastoca y apenas se entiende que el pueblo se venga abajo. Primero el sistema productivo más tarde el sistema financiero. Los próximos pueblos serán víctimas de sistema tecnologico. El objetivo actual es más sofisticado a los esclavos negros de América no se les enseñaba a leer y si algún dueño lo hacía era castigado el objetivo era que no pudiesen leer la biblia. En la actualidad hay que controlar que sean analfabetos estructurales saben leer pero no entienden no puedan leer el libro de la naturaleza incluso el de la mega máquina que están escritos con caracteres matemáticos y geométricos. Hoy se puede usar los conocimientos y las máquinas para casi todo incluso para dejarnos a todos parados alimentados y distraídos sin propiedades pero felices pero las mismas máquina nos pueden aniquilar como han demostrado aún en pequeña escala pero también a gran escala incluso pueden acabar con lo orgánico. Puede que el paro ya empiece a ser global y la extrema derecha solo levanta acta pero no creo que tenga la llave de la solución solo la pataleta como la extrema izquierda y todos los demás.Llegamos tarde estamos en medio del huracán.
JP Quiñonero says
Jose,
La extrema derecha comenzó a crecer y a ser votada por los obreros hace unos treinta años, treinta.
En España, nadie ha deseado informar ni enterarse de ese proceso histórico, social, cultural y político, que tuvo un primer hito excepcional el 2002, cuando Le Pen eliminó al candidato socialista en la primera vuelta de la elección presidencial: comenzaba el retroceso de las izquierda y se aceleraba la ascensión de la extrema derecha.
Lo que está ocurriendo es la continuación de esos procesos, que nadie ha deseado contar en España, en beneficio de la desinformación y la incultura.
Aquí tienes la cronología exacta del proceso, remitiendo a las informaciones y fotografías correspondientes, de 1995 a 2004:
Los obreros votan a la extrema derecha de Le Pen desde hace muchos años… Cronología.
Q.-