
AFP, 1 julio 2924.
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Según las primera estimaciones oficiosas, por vez primera en la historia de la V República, la extrema derecha tradicional, Agrupación Nacional (AN), el partido de Marine Le Pen, se ha convertido en la primera fuerza política nacional, parlamentaria, pudiendo aspirar a cohabitar con Emmanuel Macron, jefe del Estado, a partir del domingo que viene, cuando se vote en la segunda vuelta de las elecciones anticipadas.
Según las estimaciones de BFMTV, primera cadena de tv nacional, privada, Agrupación Nacional (AN), que agrupa a la extrema derecha y a los disidentes de la derecha histórica, habría conseguido entre el 33 y el 34 % de los votos en la primera vuelta de las elecciones anticipadas. En la segunda vuelta, el domingo que viene, AN podría conseguir entre 260 y 310 escaños. Mayoría relativa o mayoría absoluta. Un acontecimiento histórico. La extrema derecha de la familia Le Pen contará con una mayoría parlamentaria excepcional.
Se trata de una primicia histórica, la culminación de un proceso político que comenzó el 2002, cuando Jean-Marie Le Pen, el padre de Marine, eliminó en la primera vuelta presidencial al candidato socialista, Lionel Jospin.
Desde entonces, la extrema derecha de la familia Le Pen ha continuado creciendo. Es la fuerza política más votada por los obreros desde hace treinta años. Es hoy la primera fuerza política de Francia, con el voto de todas las clases sociales.
Marine Le Pen fue la primera personalidad histórica en reaccionar: «Hemos escrito una página en la historia de Francia. Es el primer paso de un cambio radical. La semana que viene tendremos mayoría absoluta. Y pondremos fin al macronismo y su poder nefasto para Francia». «La batalla no ha terminado», continuó Le Pen, agregando: «Para poder gobernar con eficacia debemos tener una mayoría absoluta la semana que viene».
Jordan Bardella, posible primer ministro, la semana que viene, reaccionó de este modo: «Francia está en peligro existencial. Debemos reconstruirla. El pueblo ha votado: de un lado la alianza de lo peor, que conduciría a la ruina; del otro la unión nacional, para defender la seguridad y el trabajo». «Ese es nuestro proyecto», continuó Bardella, agregando: «Seré respetuoso con la presidencia de la República, pero también seré inflexible en nuestro proyecto. Respetaremos las reglas democráticas. Seré el garante de las libertades del pueblo de Francia».
Nuevo Frente Popular (NFP), que agrupa todos los partidos de izquierdas, La Francia Insumisa (LFI, extrema izquierda), el PS, el PCF y los Verdes, habría conseguido entre un 28,50 % y un 29,50 % de los votos. Y 115 y 145 escaños. Un fracaso significativo: todas las izquierdas, juntas, tienen menos votos y menos escaños que la extrema derecha.
Tras conocer esas primeras estimaciones, Jean-Luc Mélenchon, líder de LFI, reaccionó en términos apocalípticos: «Debemos conseguir que la extrema derecha no tenga ni un voto ni un escaño más». Mucho más moderado, Raphael Glucksmann, estrella ascendente del socialismo francés, se mostró más ecuménico: «En la segunda vuelta votaremos al candidato capaz de ganar a la extrema derecha, a pesar de nuestras divergencias».
Renacimiento, el partido de Emmanuel Macron, y Juntos por la República, que agrupa a todos los amigos políticos del presidente, habría conseguido el 22 % de los votos y podría conseguir unos 90 o120 escaños. Un resultado insuficiente para un presidente que los humoristas presenta como «el primer perro abandonado» antes de las vacaciones.
Eclipsado por un resultado sencillamente excepcional, el jefe del Estado reaccionó con una modestia sin precedentes: «La participación muy elevada es un testimonio de la importancia de esta elección para nuestros compatriotas y su deseo de clarificar la situación política. Ante la extrema derecha debemos proponer una unión claramente democrática y republicana en el segundo vuelto».
Édouard Philippe, ex primer ministro de Macron, lanzó un mensaje de «unión» hacia este arco iris políticas: «Ante la segunda vuelta, socialistas europeístas, socialdemócratas, centristas, conservadores moderados, podemos formar un frente común contra los extremos. Debemos construir un nuevo paisaje político nacional».
Los Republicanos (LF, derecha histórica), el partido de Nicolas Sarkozy. Habría conseguido entre el 6 y el 8 % de los votos. Pero no está claro que ese modestísimo resultado la permita conseguir ninguna representación parlamentaria significativa. Una tragedia histórica.
Reconquista, el partido de Éric Zemmour, líder ultra derechista, ha sufrido un fracaso estrepitoso, sin poder tener representación parlamentaria.
La segunda y definitiva vuelta, puede matizar el resultado de la primera vuelta, dando a la extrema derecha una mayoría absoluta o relativa. En cualquier caso, Francia está viviendo un cambio radical de su arquitectura política tradicional. Cambio histórico muy profundo que debe matizarse el domingo que viene, día 7 de julio. El cambio francés afectará directamente a la construcción política de Europa y las relaciones trasatlánticas. ABC, Le Pen humilla a Macron y se cita con la extrema izquierda: «Necesitamos la mayoría absoluta» + PDF.
La cohabitación entre Macron y Bardella afectará a la relación con la UE y la OTAN.
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