Financial Times, 8 julio 2024.
Quería «clarificar» el paisaje político francés: se encuentra al frente de una Francia difícil de gobernar durante meses y años, años…
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Elegido presidente, por vez primera, el 2017, reelegido el 2022, Emmanuel Macron ha ido descendiendo en la escala de la estima nacional e internacional a un nivel vertiginoso, pasando de Júpiter a Ícaro, Nerón y «loco» narcisista, amenazando, con Joe Biden, el futuro de la seguridad y la construcción política de Europa.
El triunfo histórico del Nuevo Frente Popular (NFP), que agrupa a todos los partidos de izquierda, La Francia Insumisa (LFI, extrema izquierda), el PS, el PCF y los Verdes, obliga a Macron a cohabitar con unas fuerzas que han defendido posiciones antagónicas contra su presidencia. Sin embargo, el NFP tienen nada fácil poder formar una mayoría estable.
Tras su aventurada decisión de convocar elecciones anticipadas, Macron se encuentra hoy, tras la segunda y decisiva vuelta, en la situación más «incómoda» de ningún presidente de la V República.
El primer Macron, hasta poco antes del fin de su primer mandato presidencial, se inscribía en la magna tradición nacional del «reformismo desde arriba», el reformismo del «monarca absoluto», que encarnaron Luis XIV, Napoleón, Charles de Gaulle y Valery Giscard d’Estaing. Fue el Macron Júpiter y jupiterino, con proyectos nacionales, europeos y trasatlánticos muy ambiciosos, polémicos, con frecuencia.
Dos años cortos antes que Vladimir Putin iniciase su guerra de ocupación imperial contra Ucrania, Macron había declarado que la OTAN se encontraba en estado de «muerte cerebral». Sin la OTAN, las tropas imperiales rusas estarían hoy en Kiev, amenazando al resto de Europa.
Reelegido presidente, gracias, en cierta medida, a una parte del electorado de las izquierdas que deseaban impedir el triunfo de Marine Le Pen, el 2022, Macron continuó su «vuelo» de Ícaro hacia el Olimpo de las grandes ideas continentales, con un nuevo discurso en la Sorbonne, la más antigua de las universidades parisinas, proponiendo construir la «soberanía industrial y militar de Europa». Ambición excepcional, que no recibió al apoyo de los grandes aliados europeos, comenzando por Alemania.
En el «frente» nacional, ante la sublevación popular de los «chalecos amarillos» (2018 – 2019) y la gran crisis mundial del coronavirus (2020 – 2021), Macron reaccionó con ambición, incrementando de manera espectacular los déficits y las deudas del Estado, en la gran tradición de un Estado providencia cuyos últimos presupuestos equilibrados datan de 1978, siendo presidente Valery Giscard d’Estaing.
El incremento del gasto, la deuda y los impuestos coincidió con el retroceso del poder adquisitivo de los agricultores pobres y buena parte de la Francia profunda y popular, de obreros con poca formación, viviendo un rosario de crisis con angustia creciente.
El 2022, Macron fue reelegido presidente, con una Asamblea Nacional (AN) muy difícil de gobernar: los macronistas solo tenían una mayoría frágil y relativa, Agrupación Nacional (AN, extrema derecha), el partido de Marine Le Pen, se convirtió entonces en el primer partido francés, con más votos y escaños que todas las izquierdas juntas. Esperaba ganar las elecciones anticipadas: ha fracasado. Y queda relegado a tercera fuerza parlamentaria.
Tras las recientes elecciones europeas, que dieron una gran victoria al partido de Le Pen, Macron cometió el más catastrófico de los errores políticos de su carrera: convocó elecciones anticipadas, con resultados doblemente desastrosos… Francia sigue dividida en tres grandes bloques, NFP, extrema derecha y macronismo.
El macronismo, que tuvo una mayoría simple y frágil, ha pasado a ser la segunda fuerza: pero tiene muy difícil la negociación de una posible mayoría aleatoria. En el Nuevo Frente Popular (NFP), sus miembros, La Francia Insumisa (LFI, extrema izquierda), el PS, el PCF y los Verdes, no siempre se entienden entre ellos y mal pueden entenderse con Macron. Pero han ganado las elecciones.
¿Qué puede hacer Macron / Nerón en esa Francia que él ha contribuido a convertir en un campo de minas incendiarias?
¿Dimitir? Sería una nueva y más grave catástrofe.
¿Resistir e intentar oponerse a un posible gobierno de las izquierdas? Esa solución «realista» parece llamada a convertir las instituciones en un campo de batalla permanente.
De entrada, la gran batalla de la representación internacional…
Del martes al jueves se celebra en Washington una cumbre importante de la OTAN. Según la constitución de la V República, el presidente, Macron, ejerce el mando supremo de los ejércitos; pero su primer ministro controla los presupuestos y la gestión «práctica» de todas las políticas nacionales. De momento, Macron ha pedido a su primer ministro derrotado que siga en el puesto hasta ver qué ocurre…
¿Qué «pintarán» Francia y Macron en la inminente cumbre de la OTAN? Pues vaya usted a saber. La palabra internacional de Francia ha quedado hipotecada, víctima de la confusión y la incertidumbre.
Si el NFP consigue una posible coalición de gobierno, el jefe del Estado solo puede esperar sangre, sudor y lágrimas. Podrá negarse a firmar decisiones, pero el gobierno podrá recurrir a decretazos. Podrá presentar recursos de anti constitucionalidad de posibles proyectos, pero solo prolongará nuevas tensiones. ¿Hay otras alternativas? No están claras.
Ese rosario de crisis y enfrentamientos, puede prologarse indefinidamente. Y Macron no podrá volver disolver la Asamblea Nacional (AN) antes de un año.
Haciéndose eco de ese horizonte de crisis, con ramificaciones europeas y trasatlánticas, el semanario Die Zeit, portavoz de la «Intelligentsia» alemana más influyente, publicó la semana pasada una portada que hará historia, afirmando que el narcisismo peligroso de Joe Biden y Macron se ha convertido en una amenaza para dos grandes democracias.
Sin duda, Biden y Macron son dos personalidades muy distintas. Pero, a juicio de Die Zeit tienen algo muy profundo en común: un narcisismo próximo a la «locura», convertido en amenaza para el futuro de los EE. UU., Europa y Francia. ABC, Macron en su laberinto: obligado a cohabitar con fuerzas antagónicas + PDF.
La victoria de la izquierda empuja a Francia hacia la incertidumbre.
Francia en crisis … Biden y Macron, intérpretes de Shakespeare y Raymond Aron.
Macron en su laberinto: obligado a cohabitar con fuerzas antagónicas.
Bardella culpa de su derrota a la “alianza del deshonor” entre Macron y la izquierda.
Francia en crisis … cambio histórico con ataques de angustia social, cultural y política.
Francia, en crisis … entre Le Pen o el caos; o ambas cosas.
Francia en crisis … Le Pen pierde fuelle.
NFP.
Jose says
Todos pendientes de Francia como ocurrió en 1789. El alma de mundo se paseaba en su caballo por Europa intentando llegar a Moscú. Alemania pensaba lo que estaba ocurriendo. Los mismos que ayudaron a la colonia americana a independizarse de Inglaterra hoy hablan inglés. Napoleón con su millón de soldados creo el mundo moderno de Egipto a Haiti todos o casi todos miraban los nuevos valores que sustituían a los religiosos y sobre todo las nuevas armas que construían nuevos imperios. En el 2024 todos vuelven a mirar a Francia pero todo es diferente. Las risas de los hombres superiores desmontan lo construido se oyen y resuenan por todas partes nadie sabe si está vez llegarán a Moscú y a Pekín que siempre se han resistido desde Napoleón. Solo Delhi cayó en manos de los maestros revolucionarios ingleses los primeros en cortar la cabeza de su rey. Como en los orígenes de la modernidad los que sentaban a la derecha y a la izquierda descabezaban a los del centro. Incluso las almas europeas y anglo sionistas ya no las quiere gratis ni mefistofeles . Son tan narcisos que sus risas de payasos solo despiertan las risas de ellos mismos cuando se miran al espejo. Todos huyen con cayucos para no ir a la guerra que se avecina de Vladivostok Pequín Tokio y de todo oriente incluso de las antiguas colonias occidentales. Y todo empieza en Paris. Nos hemos desencantado del mundo mientras oriente y África se encantan con el fuego neroniano Atlántico occidental. Se acabaron las democracias apartheid en América Europa incluso en Israel. Occidente colonia de oriente o igual no nos quieren ni como colonia.
JP Quiñonero says
José,
Bueno … el lío francés traerá mucha cola, claro…
…
Por el contrario, no creo que los EEUU y Europa sean democracias apartheid ni comparables a Israel, ni mucho menos,
Q.