
Marché d’Aligre, 7 julio 2024. Mañana segunda vuelta electoral que cambió paisaje político nacional. Foto JPQ.
… crisis en una Francia multicultural y un París mestizo.
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Por vez primera en la historia de la V República y quizá en su historia contemporánea, Francia estará varias semanas, quizá meses, sin gobierno estable, y será muy difícilmente gobernable los próximos años, abriendo una página incierta y sin precedentes para la Union Europea (UE), el euro y el futuro de la OTAN, la organización militar integrada de la Alianza Atlántica.
Ante la inexistencia de una mayoría parlamentaria que pueda gobernar con claridad, mañana, tras la segunda vuelta de las elecciones anticipadas, Emmanuel Macron, pidió a su primer ministro saliente, Gabriel Attal, que había presentado su dimisión, que continúe en el cargo, «de momento» para «asegurar la estabilidad de Francia».
Estabilidad precaria, provisional, a la espera de una todavía invisible mayoría frágil e inestable, invisible, de momento.
Horas más tarde, el presidente debía viajar a Washington, para participar en una cumbre de la OTAN donde no está claro que «papel» podría «interpretar» Macron, con una Francia empantanada, sin gobierno, sin saber quién podría gobernar en cohabitación «pacífica» o «conflictiva» con un presidente hundido ante la opinión pública.
Por su parte, las dos grandes fuerzas y «bloques» ganadores de la segunda vuelta electoral, también anunciaban en una «pausa» en sus ambiciones.
Los miembros del Nuevo Frente Popular (NFP), que ganó la segunda vuelta electoral, integrando a todas las izquierdas, La Francia Insumisa (LFI, extrema izquierda), el PS, el PCF y los Verdes, anunciaron la tarde del lunes que propondrían un candidato al puesto de primer ministro «dentro de una semana». Siete días de «reflexión crítica».
Durante la pasada campaña electoral estallaron con estrépito las diferencias de gran calado entre los miembros del NFP. Jean-Luc Mélenchon, líder de LFI, expulsó de su partido a varios dirigentes históricos que osaron criticar su liderazgo. Varios dirigentes de LFI calificaron de «sionista» a la estrella ascendente del socialismo europeísta francés, Räphael Glucksmann. Por su parte, varios dirigentes socialistas y ecologistas afirmaron que Mélenchon no sería «nunca» su candidato al puesto de jefe de Gobierno. «La unión es un combate» decía, en su tiempo, un antiguo líder del PCF, para justificar sus diferencias con el PS.
Ante tales divisiones, los miembros del NFP se toman ocho días largos para «armonizar» posiciones y presentar un candidato a primer ministro, con un programa gubernamental que se propone «desmontar» todas las reformas del presidente Macron, con ambiciones en los antípodas de las políticas de la zona euro.
«Renacimiento», el partido de Macron, y sus aliados de centro y centro-derecha, también está intentando negociar alguna forma de coalición… con diputados de «Los Republicanos» (LR, derecha tradicional), socialistas y socialdemócratas hostiles de la extrema izquierda. Portavoz de «Renacimiento», Sylvain Maillard declaró a última hora de la mañana del lunes: «Construir una coalición de mayoría relativa nos llevará varias semanas…».
Macron ya tuvo mayoría relativa, desde el mes de junio del 2022 al mes de junio pasado, cuando decidió disolver la Asamblea Nacional (AN), primera cámara del Parlamento Nacional, aspirando a conseguir «más estabilidad». El resultado históricamente catastrófico de tal decisión es la aparición de la Francia más difícil de gobernar desde hacía muchas décadas.
El NFP se toma «una semana» para presentar un candidato a la jefatura del gobierno. Macron aceptará, rechazará o podrá negociar otro candidato. Chalaneos que pueden durar días, semanas y meses. Con Francia empantanada.
El riesgo de una cohabitación conflictiva entre Macron y un gobierno de izquierdas afectaría directamente a la UE y la zona euro: en el programa electoral del NFP están primera línea choques previsibles con los grandes principios de estabilidad presupuestaria y control de las cuentas pública donde se funda la moneda única.
«Renacimiento» y los grupúsculos macronistas también aspiran a negociar una mayoría simple, a la que el mismo Macron había renunciado. El nuevo e incierto chalaneo, a varias bandas, puede prolongarse días, semanas y meses, quizá.
La eventualidad de cohabitación de Macron con una mayoría simple de su misma (¿?) sensibilidad política tampoco despejaría ninguna duda. El presidente francés y el canciller de Alemania llevan varios años defendiendo posiciones muy distintas sobre el futuro de la UE.
La derrota relativa de Agrupación Nacional (AN, extrema derecha), el partido de Marine Le Pen, «relegado» a un tercer puesto entre los grandes bloques parlamentarios, también contribuirá a complicar la difícil y amenazada «gobernabilidad» de Francia. Jordan Bardella, en el Parlamento Europa, como líder del grupo de Víktor Orban, y Marine, como la llaman sus fieles, en la Asamblea Nacional, prometen una guerra política sin cuartel contra «las coaliciones del deshonor que van a hundir a Francia». Le Pen espera convertir la crisis nacional en plataforma electoral para nuevas elecciones anticipadas, dentro de un año, o las presidenciales del 2027. Para Le Pen, la crisis nacional es un «caldo de cultivo» ideal para estar en campaña permanente.
En ese marco, la coyuntura internacional ilumina otro temible frente de crisis.
Cuando la cumbre de la OTAN, en Washington, de martes a jueves, debiera confirmar la solidaridad y ayudas a Ucrania, la incertidumbre estratégica sobre el futuro de Francia, tampoco puede tranquilizar a nadie.
Ese arco iris de incertidumbres, entre el gris oscuro y el negro azabache, están agravadas por la primera de las preguntas sin respuesta: ¿Quién gobernará Francia, y cuando?
Nadie puede responder con claridad a dudas tan simples y comprensibles.
En el mejor de los casos, Francia no tendrá gobierno vagamente estable hasta finales de mes o primeros de agosto. En el peor de los casos, la incertidumbre gubernamental pudiera prolongarse hasta septiembre, cuando pudiera formarse un gobierno de posible cohabitación frágil o conflictiva con un presidente malquerido en el interior y poco apreciado en el exterior…
Los analistas más amables, como Ben Hall, en Financial Times, estiman que Francia entra en una «era de inestabilidad». Los analistas más pesimistas, como Nicolas Baverez, discípulo y biógrafo de Raymond Aron, el patriarca del pensamiento liberal francés, temen que Francia haya entrado en decadencia, por muchas razones de fondo: las cuentas del Estado están al rojo, con déficits y deudas históricamente elevadas; el riesgo de inestabilidad gubernamental puede prolongarse mucho tiempo, meses, años, quizá; la angustia social ha crecido de manera vertiginosa. ABC, Una izquierda dividida se toma una semana para buscar candidato + PDF.
La victoria de la izquierda empuja a Francia hacia la incertidumbre.
Francia en crisis … Biden y Macron, intérpretes de Shakespeare y Raymond Aron.
Macron en su laberinto: obligado a cohabitar con fuerzas antagónicas.
Bardella culpa de su derrota a la “alianza del deshonor” entre Macron y la izquierda.
Francia en crisis … cambio histórico con ataques de angustia social, cultural y política.
Francia, en crisis … entre Le Pen o el caos; o ambas cosas.
Francia en crisis … Le Pen pierde fuelle.
NFP.
Decíamos ayer… pues que ahora ya no digo ni hago, y eso que aquí me informo, debo nombrarte la voz a ti debida. Francia, Francia, la Francia nuestra, la que fue orgullo de Europa durante cerca de tres siglos -desde Rocroi hasta Rethondes-, aparenta caer en un vacío, no se sabe si haya de hallar un muelle suelo donde tome conciencia de su estado y se alce hasta los cielos que antaño conociera y difundiese. Si no remonta el vuelo, si planea junto a los accidentes de la tierra, vae victis sería su destino; no queremos que Francia se disgregue, mute en un títere de cachiporra, nos disgusta la idea de una Francia que sea «ni César ni nada». Ya pasó el San Juan, vienen los moros y cristianos de Levante, hay muchos de ellos por la costa, quedan las torres de vigía cual monumentos innombrables, venga Miró, hoy se nos suba al Miguelete, mañana lo haga a esa torre señera de la catedral de Murcia, nos explique las ciencias de la vega y de las aguas, hágase santo que detenga las riadas.
Ricardo,
Como siempre, la Evidencia… qué puñeteramente bien escribes… sí…
Curioso que hables de Murcia, cuando me enteré, hace un rato, de la muerte de un viejo amigo murciano, compañero de tertulia, en un París de desterrados…
Las riadas murcianas, tan presentes en la Recherche proustiana, ay…
Q.-
Eran asunto, por desgracia, de citas y comentarios en Europa, el mismo Doré las reflejaba: tragedia apocalíptica, gentes que huyen aterradas ante el empuje de las aguas, quien puede y tiene fuerza se agarra al Malecón, buscan quienes se anegan las referencias de los santos y la virgen, alguno se salvara y se hace peregrino, puede que suba a Yecla… ¡qué terrible que fue para nuestra querida Murcia ese rugir del río que siempre es manso arroyo, rambla que agosta la sequía; y, de repente, cual milagro de diablo o dicterio maldito de un hereje de la vida, llega el castigo del Diluvio, no sé cómo lo trata Proust y no se aterra, menos mal que nos supo dejar lo que nos vale. Hoy, para nosotros, no ha muerto Marcel Proust, estimado. El agua lo respeta, se pasea en carroza tirada por los cisnes, lo interpreta y describe cual sublime elemento de parque de atracciones de un siglo largo atrás.
Ricardo,
Murcia, aquella legendaria tragedia, tiene un puesto significativo en una de las grandes historias de amor de La Recherche:
Lorca, Murcia, París, a la luz de Marcel Proust …
Q.-