Carrer del Comte d’Urgell, 11 agosto 2024. Foto JPQ.
Nos cruzamos por vez primera hace nueve años, nueve →
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→ Mercat Sant Antoni… vendedora libros de arte.
Gran librera parisina en el país parisino des Abbesses.
Librera americana / norteamericana en París.
Camus, Char, Sartre y un librero parisino como Dios manda en el Square Georges Brassens.
Jose says
Libros prohibidos debajo de la mesa donde estaban los permitidos. Libros recién llegados de editoriales del otro lado del Atlántico . Aquello era una fiesta intelectual con la adrenalina de lo prohibido. Leer en la dictadura era tocar los máximos placeres a los que pueden aspirar los bípedos implumeos que cerca estábamos de los griegos antiguos. Igual había desaparecido alguna parada de libros al siguiente domingo pero el trapicheo de libros prohibidos continuaba.. Los niños acompañados de los adultos cambiaban cromos de los temas que estuviesen de moda. Pero poco a poco todo fue cambiando fue llegando la transición no la ruptura y el fascismo se fue adaptando a los nuevos tiempos . Se empezó a vender CDs Videos Revistas se vendía de todo lo que se quisiera comprar. Los libros fueron desapareciendo se podían comprar en cualquier librería nuevos o de segunda mano en las librerías de la calle Aribau o a los alrededores de la universidad. Poco a poco al final solo el porno sobrevivió. Todo estaba permitido y los placeres de los cerdos satisfechos del capitalismo acabaron con todo. Fuimos a buscar placeres más primarios y los placeres intelectuales que nos hacían humanos se fueron perdiendo por el camino . Nunca habíamos estado y estamos tan cerca de nuestros parientes de otras especies. Y el mercado de san Antonio queda como recuerdo de tiempos en los que se creía que podía mejorar todo. Hoy en nuestro smart podemos llevar veinte treinta millones de libros que pocos leen y pocos entienden pero en el mercado se puede comprar todo desde un kalashnikof al ultimo libro CD Video o mejor te lo puedes bajar sin necesidad de llenar el piso de trastos antiguos hoy todo está en las pantallas. Estamos en el mundo bidimensional que se mueve. Si el poeta genio Goethe dejó escrito que el a sus ochenta años había aprendido a leer y entender lo que leía podemos decir sin equivocarnos que nadie bueno tal vez uno o dos saben leer. Los demás tienen nombre analfabetos estructurales o simplemente analfabetos y la mayoría son ingenieros políticos empresarios… son numéricos hacen sin necesidad de meditar hacia donde van. Menos mal que nos quedan ruinas de las épocas que nos precedieron y aún podemos ver qué no siempre fue así sobre todo para los placeres perdidos. El mercado de san Antonio se llena de videojuegos de juguetes de todo tipo que el mercado promociona para los niños mayores que necesitan jugar para no aburrirse en este mundo industrializado.
JP Quiñonero says
José,
Sí… el Mercat ha sufrido grandes cambios … a pesar de todo, me gusta mucho… y me tropiezo con muchos libros de interés… incluso compro alguno, incluso me equivoco… ayer compré un libro de artículos de Joan Ferraté… qué desilusión y desencanto…
Pero, pero, el Mercat me sigue gustando mucho,
Q.-
Ricardo Lanza says
Allí, estimado, buscaba libros y revistas durante los períodos inquisitivos de mi adolescencia. Era aventura gloriosa y muy gozosa llegar desde Madrid a Barcelona -queda entre mi imaginación de aquel trayecto, y aún me la renueva, atravesar con el ferrocarril la gran ciudad de Zaragoza, sus redes de tranvías aún vigentes, enlazando su paso con los recuerdos más lejanos de mi infancia; su final, saliendo en la estación del barrio antiguo, preparado a esa búsqueda que tanto me imantaba, me hacía anticipar las maravillas que de mi ensueño plantaba en Barcelona: Sant Antoni, la Seo, el Raval, la Sagrada Familia que nunca concluía, Montjuich y el Tibidabo, su castillo de la Princesa Pirulina, la noria, ese funicular desde el que vislumbrabas -y mucho apetecías- aquel inmenso espacio que desde el Llobregat al Besós se desplegaba. Salía del Mercat con algo que apeteces, no sé ya ni lo que era, es de seguro que en casa no lo guardo. Pero resta -y ahora se despliega- aquella ilusión enfebrecida de mis primeras hégiras a Barna. Tu me las traes casi a diario. Hoy se me reverdecen, es mi deseo encontrarme en el mercado, sea una hora helénica, olvide -como declama Wilde en su poema- las lanzas, las cruces y los clavos, vuelva a ser el copista bizantino a quien no importan los turcos que lo acechan: lo matarán un día, o puede que ya mismo, sean estas las últimas palabras que ha imprimido; y se olvidó de Europa y de su deuda; no le quedó ni historia ni memoria.
JP Quiñonero says
Ricardo,
Sant Antoni ha cambiado mucho, pero… sigo encontrándolo muy atractivo… si…
Como tu escritura, siempre tan tan tan… qué ilusión, leerte….
Q.-
Fina says
Don Ricardo Lanza,
Sus apariciones en este INFIERNO son siempre gloriosas. El poder de su LOGOS enamora…es digno de admiración.
Que por muchos años nos acompañe con sus saberes.