“Il faut se méfier des mots..” (1993) dijo Ben, Benjamin Vautier, artista conceptual, tan próximo al movimiento letrista y Fluxus.
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Place Fréhel, 25 diciembre 2022. Foto JPQ.
“Desconfiar de las palabras”, tarea quizá esencial en tiempos de multitudes lectoricidas y tormentas de basura ideológica.
El encuentro entre Emmanuel Macron y Marine Le Pen, en el Elíseo, la mañana del lunes, poniendo fin a la primera ronda de conversaciones, en busca de un invisible primer ministro, ha confirmado que Francia se ha instalado en una crisis política e institucional del precedentes.
Todos los analistas políticos de referencia, todos los partidos políticos parlamentarios, con la excepción de los amigos de Macron, minoritarios, hacen el mismo análisis de fondo: la crisis abierta por la irresponsabilidad política del presidente de la República ha desenterrado los más negros demonios políticos nacionales.
Macron recibió el viernes a los responsables del Nuevo Frente Popular (NFP, que integra a todas las izquierdas), a los responsables de Los Republicanos (LR, derecha tradicional) y a los responsables de Renacimiento, el partido presidencial, acompañados de sus aliados centristas. Esos diálogos a muchas bandas confirmaron una incomprensión y una ausencia de entendimiento absolutos.
La segunda ronda de conservaciones presidenciales terminó a última hora de la mañana del lunes, con la recepción de Marine Le Pen y Jordan Bardella, el joven presidente de su partido, Agrupación Nacional (AN, extrema derecha).
Tras su encuentro con Macron, Le Pen se manifestó muy pesimista sobre la situación política nacional: «Nos encontramos ante un caos provocado por el comportamiento del presidente, que ha estado muy amable con nosotros. El presidente eligió el caos y prolonga el caos. Por nuestra parte, hemos confirmado que votaremos la censura contra un gobierno de izquierdas y ecologistas»
Laurent Jacobelli, portavoz del partido de AN, confirma de este modo la incomprensión e imposibilidad de entendimiento de Le Pen y Macron viejos enemigos, desde el 2017: «Con sus decisiones irresponsables y su parodia de diálogo, Macron ha convertido Francia en un país ingobernable, cuando más necesitados estamos de un gobierno fuerte para afrontar problemas muy graves». Sébastien Chenu, portavoz personal de Le Pen, agrega: «Macron ha bloqueado Francia. El presidente es el único responsable de la crisis que vivimos, sin precedentes».
En el otro extremo del arco iris político nacional, Fabien Roussel, primer secretario del PCF, hace este análisis del callejón sin salida política conocida: «Francia vive una crisis democrática extremadamente grave, cuando la nación necesita un gobierno que responda a las necesidades de cambio que votaron los franceses a finales de junio y primeros de julio».
Los análisis políticos de referencia comparten ese pesimismo de gran calado.
Etienne Gernelle, director del semanario de referencia Le Point, el más vendido de Francia, comenta en Radio Tele Luxemburgo (RTL, primera cada privada): «Tras la reflexión veraniega, retrospectivamente, la disolución de la Asamblea Nacional y la convocatoria de elecciones anticipadas, todavía parece más estúpida de lo que nos pareció en su día, a finales de junio y primeros de julio».
Jean-Pierre Robin, comenta en Le Figaro, matutino conservador: «Los antagonismos ideológicos impiden todo compromiso ideológico entre los tres grandes bloques ideológicos, de izquierdas, de extrema derecha y los macronianos: esos enfrentamientos paralizan Francia y amenazan con paralizarla durante mucho tiempo».
Ante ese panorama de crisis, el Medef (Mouvement des entreprises de France), primera organización patronal, advierte de los riesgos graves que corre la economía nacional, con este comentario de su presidente, Patrick Martin: «Los patrones están inquietos. No sería prudente prolongar la ambigüedad durante mucho tiempo, corriendo el riesgo de decisiones irresponsables para nuestra economía». ABC, «Nos encontramos ante un caos provocado por el comportamiento del presidente», afirma Le Pen tras reunirse con Macron.
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Macron entre dos fuegos los soberanistas como el ave fénix quieren volver a volar y los globalistas cada vez más neo liberales. Los socialistas ya desaparecieron con Mitterrand en los años setenta ochenta y poco a poco fueron desapareciendo las izquierdas y las derechas unidas en un liberalismo económico político una veces social y otras darwinistas. Francia con sus marcas globales desde las de armas a las de potingues para embellecer a los franceses y a todos . Difícil situación renacen los extremos y se hunden los del medio donde hace poco se encontraban las mayorías. Hay un problema más de uno los globalistas son pocos pero poderosos y los soberanistas muchos pero divididos y sin entender muy bien la nueva situación. Es como vivir en medio de grandes mercados llenos a rebosar y tener la sensación de no poder llegar a final de mes. Las pseudo realidades construidas con palabras se vienen abajo y están como si los dirigentes tuviesen que imponerse a una realidad de monstruos en un permanente carnaval. Francia racionalista y romántica Cartesiana y Russoniana cada vez más alejada del gobierno global anglo sionista lo más probable que en el veintiocho el General que dirija la nación tendrá que dimitir después de cerrar todas las universidades y todas las instituciones nacionales. O mercado o colmena hormiguero modelo asiático. Todo está cambiando con el nuevo producto de masas de individuos tiranos. Francia no encuentra la salida los demás están esperando para copiarla no todos . Como siempre dos tercios de la humanidad aún van por libre.
José,
En Francia no hay liberales… y la extrema derecha es el primer partido nacional…
Q.-