Le Monde, Asamblea Nacional, tras elecciones anticipadas del 29 – 30 de junio / 6 – 7 julio 2024.
El nombramiento de Michel Barnier como primer ministro, decidido por Emmanuel Macron, tras sesenta días de reflexión, abre una página sin precedentes en la historia de la V República, con tres cohabitaciones forzosas y problemáticas.
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Cohabitación política: «Ejercicio del poder ejecutivo de manera compartida por adversarios políticos elegidos democráticamente».
En la historia del régimen fundado por Charles de Gaulle, entre 1958 y 1962, se han producido tres cohabitaciones: Entre 1986 y 1988, François Mitterrand estuvo forzado a cohabitar con Jacques Chirac. Entre1993 y 1995, Mitterrand cohabitó forzosamente con Édouard Balladur. Entre 1997 y 2002, Chirac se vio forzado a cohabitar con Lionel Jospin.
En esas tres ocasiones, el presidente y su primer ministro estaban apoyados por grandes partidos mayoritarios que permitían gobernar con tensiones personales pero gran estabilidad institucional.
La cohabitación que comienza entre Macron, Barnier y la Asamblea Nacional (AN), es radicalmente distinta.
Macron está apoyado por tres pequeños partidos que, juntos, solo suman 166 diputados en una AN de 577 diputados, donde es necesario tener 289 escaños para tener la mayoría. Incapaz de formar una coalición, el presidente se ha visto forzado a elegir un primer ministro que ha sido su adversario muy crítico desde hace años: el partido de Barnier solo tiene 47 diputados… insuficientes para gobernar, insuficientes para formar mayoría con los partidos aliados de Macron.
La cohabitación de un presidente y un primer ministro minoritarios no tiene precedentes en la historia del régimen. Y está agravada por diferencias políticas profundas.
Cuando Barnier aspiraba a ser candidato a la candidatura a la presidencia de la República, declaró: «Francia no ha estado bien gobernada por Macron, comportándose de una manera solitaria y arrogante».
Hace apenas un trimestre muy corto, Barnier declaraba: «La decisión de disolver la Asamblea Nacional y convocar elecciones anticipadas es muy peligrosa. La estrategia de Macron, desde hace siete años, ha consistido en intentar crear un bloque político central muy nebuloso, intentando eliminar a la derecha y a la izquierda moderadas. El presidente ha fracasado. Su manera de gobernar solitaria y arrogante es un peligro».
El mismo Barnier debe negociar con el mismo Macron un gobierno de coalición para presentar un proyecto común, que corre muchos riesgos. Difícil cohabitación.
El Nuevo Frente Popular (NFP), en el que están integradas todas las izquierdas, del socialismo al ecologismo, es la coalición electoral con mayor presencia en la AN. La Francia Insumisa (LFI, extrema izquierda), el PS, los ecologistas y el PCF suman 182 diputados, que no siempre están unidos, pero que integran la primera fuerza de oposición, reaccionando de manera muy negativa contra la pareja Macron – Barnier. Cohabitación conflictiva.
Olivier Faure, líder socialista, ha declarado: «El presidente perdedor nombra primer ministro a un hombre que pertenece a un partido minoritario. Se trata de la negación de la democracia. Entramos en una crisis de régimen».
La dirección del PS publicó la tarde del jueves un comunicado anunciando su proyecto de censurar a Barnier y su posible gobierno: «El nuevo primer ministro no tiene legitimidad política. Su partido es muy minoritario. Macron continúa degradando nuestra democracia, imponiendo como jefe de gobierno al representante de una fuerza política que obtuvo menos del 10 % de los votos en las elecciones anticipadas».
Jean-Luc Mélenchon, líder de La Francia Insumisa (LFI, extrema izquierda), el partido más importante del NFP, ha declarado: «Nos han robado la elecciones. Las izquierdas ganamos las elecciones anticipadas. El presidente debía nombrar a un hombre o una mujer de nuestra sensibilidad política. Un atraco».
Marine Le Pen, presidenta del grupo parlamentario de su partido, Agrupación Nacional (AN, extrema derecha), ha dejado en suspenso su reacción «definitiva», esperando que Barnier presente su programa en la Asamblea: «Estamos en una situación caótica, provocada por Macron. Queremos ser responsables. Vamos a esperar que Barnier presente su programa. Defenderemos nuestra política sobre inmigración, poder adquisitivo, seguridad. A la luz de lo que proponga el gobierno iremos actuando». Jordan Bardella, el número dos del partido de Le Pen continúa «matizando»: «Los 11 millones de electores de nuestro partido merecen respeto: esa es nuestra exigencia».
Con matices, pudiera parecer que Le Pen lanza una primera «advertencia» a la pareja Macron – Barnier… «o respetáis nuestras ideas, o podremos votar la censura». Cohabitación problemática.
En sus primeras declaraciones, ya instalado en Matignon, la residencia oficial de los jefes de gobierno franceses, Barnier hizo tímidos gestos de «apertura» a los programas de las izquierdas y la extrema derecha, dejando en suspenso graves cuestiones de fondo:
«Nuestros compatriotas -afirmó Barnier- son víctimas de un sentimiento de abandono y de injusticia, que ha crecido en nuestras ciudades, nuestros campos, nuestros barrios menos favorecidos. Nuestras prioridades serán, dentro de unos días, dentro de unas semanas, dar respuesta concreta a ese sufrimiento, abordando los problemas del poder adquisitivo, la inseguridad, el control de la inmigración, el nivel de vida».
Tras esas «concesiones», esenciales para Le Pen y las izquierdas, Barnier dejó caer una amarga promesa: «Se espera que un primer ministro diga la verdad. Incluso si esa verdad es dura. Decir la verdad sobre los déficits, la deuda financiera, la deuda ecológica… deudas que pesan sobre las espaldas de nuestros hijos».
Ese problema, el de los centenares de miles de millones de déficits, deuda pública e intereses del pago de esas deudas, quizá sea el más grave de los problemas que debe afrontar Francia, cuando las cohabitaciones entre el presidente, el primer ministro y los grandes grupos parlamentarios de oposición, a la izquierdas y la extrema derecha, anuncian tensiones nacionales con muchos flecos internacionales. ABC, Francia abre una nueva y convulsa cohabitación denostada a izquierda y derecha – Michel Barnier, nuevo primer ministro francés, biografía + PDF.
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Jose says
Solo se me ocurre que el centro va directamente al abismo a no ser que sea sustituido por una derecha derecha o una izquierda izquierda las dos sendas pueden atrasar la caída al abismo. Los centros han sido los que más han gobernado en occidente. Los imperios asiáticos y algún europeo asiático de lo único que podemos estar seguro es que no son del centro tampoco sabemos si son de derechas o de izquierdas. Intentan llegar lo más tarde posible al abismo.
Otro problema que afecta a todos es que nunca ha habido ni hay ningún parámetro por encima de millones de parámetros que nos permita entender cómo funciona el sistema. Solo cuando los individuos insignes se vean que nunca jamás pueden verse como salvadores de sistemas de multitudes podríamos crear rituales que impidiesen la destrucción interespecífica hay que observar el comportamiento de las otras especies para aprender algo nuevo la violencia entre especies ya es otra cosa hay que comer todos los días.Explotar y matar a los individuos de la misma especie es un error de la naturaleza del que ya fue consciente Empedocles de Agrigento del que solo nos quedó una sandalia expulsada por el volcán.
JP Quiñonero says
José,
Lo que nadie desea contar en Spain son cosas sencillas:
El PCF tiene 17 diputados cortos… El PS tiene 66, LFI, extrema izquierda tiene 72… PS, PCF y LFI están muy divididos en cuestiones esenciales
Le Pen y su extrema derecha tiene ella sola 126 …
Los obreros votan a la extrema derecha muy mayoritariamente desde hace muchos años…
Eso es lo que hay, esa es la realidad… que nadie desea contar ni saber en España,
Q.-