Boulevard Saint-Germain, Les Deux Magots, 30 junio 2024. Foto JPQ.
El café literario tuvo su importancia en la historia de la gran ciudad moderna de todas las grandes capitales de nuestra civilización.
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El café literario en Venecia, San Petesburgo, Londres, Berlín, Alejandría, Nueva York, etcétera, es una de las matrices de la difusión de obras e ideas de primera importancia.
En Madrid, solo recordaré el Café de Pombo de Ramón Gómez de la Serna, inmortalizado por Solana. En Barcelona, no olvidaré el café del Ateneu, inmortalizado por Pla y Josep Carner.
En el caso de París, baste recordar la importancia de ese tipo de café en la obra de Diderot, Stendhal, Balzac, Baudelaire.
Le Procope parisino abrió en 1686, el Café Tortoni en 1803, Les Deux Magots en 1812, La Closerie des Lilas en 1847, Lipp en 1880, el Café de Madrid en 1882, Le Flore en 1887… Menos el Tortoni y el Café de Madrid, el resto siguen funcionando, con éxito.
En bastante medida, las ideas y la literatura han sido suplantadas por el turismo y otros públicos, más cosmopolitas, de muy distinto origen cultural, étnico y religioso.
Durante muchos años, en el Procope despedíamos a los colegas que regresaban a Madrid o Barcelona. El Deux Magots y el Flore tienen un éxito fulgurante entre las elites adineradas africanas y musulmanas. Algunas chicas musulmanas incluso han intentado pagar mis modestos servicios fotográficos. Lipp se ha transformado en algo muy distinto a lo que fue. La Closerie tiene públicos ¿más adinerados?
Han aparecido muchos cafés literarios (¿?) donde hay clientelas interesadas en el cómic, la degustación de vinos, el feminismo militante, la ecología, incluso “el cultivo de la conversación”. La presentación de libros y actividades de ese tipo son cosas que no se llevan en París.
“Hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad’, dice don Hilarión en “La verbena de la Paloma”.
El Café de Flore, el alma de la sala y el destino de Europa.
París en color … Pareja elegante esperando mesa en Lipp.
París en color … Café / restaurante Procope, el más antiguo de París.
El Café de Madrid parisino se transforma en café australiano.
jose says
Mis bares desde la montaña al mar. Hay ciudades construidas en las laderas de las montañas que llegan a las playas. Donde subes o bajas. No hay calle que se preste que no tenga sus bares sus iglesias ateas de barrio. Allí se reúne la vida las mejores historias los mejores narradores todos fuera de las instituciones dedicadas a estos menesteres. Cómo leer algo que no huela a humo a aceite a vino . La vida real y la contada huele. Pot eso existen los bares las tabernas los antros incluso algún bar restaurante cargado de estrellas pero con mucho menos cutrerio que en los populares. Individuos de todos los oficios de todas partes manejan lenguajes que nadie que no sea del grupo pueda descifrar y entender .Cuando alguien lo descifra lo convierte en algo universal. Eso era la vida de la que aveces queda constancia. Hoy los bares están en las instituciones en las rutas turísticas incluso dentro de las bibliotecas librerías museos. La vida de barrio ha desaparecido anegado por los grandes almacenes centros comerciales visibles e invisibles lo grande donde lo pequeño desaparece. Los nuevos cafés están en las pantallas puedes pedir todas las cosas que se te ocurran menos gente conocida interesada en los temas de la vida del barrio.