MR, ca. 1933. Foto ¿? Fundació Mercè Rodoreda.
Especialista emérita en Mercè Rodoreda, Mercè Ibarz publica su edición anotada de los escritos periodísticos de la autora de «La plaça del Diamant», con un prólogo indispensable:
[ .. ]
«Avui, que ens són familiars la browning i els gàngsters» (Editorial Comanegra).
Mercè Ibarz resume con precisión envidiable los orígenes e importancia del trabajo periodístico de Rodoreda.
Me tomaré la libertad de subrayar, por mi parte, varias cuestiones que plantean esos escritos, de un alcance bastante fuera de lo común:
-Hablando de C. A. Jordana (Cèsar August Jordana i Mayans), Rodoreda insiste en la importancia de su obra como traductor, citando su versión catalana de «Mrs. Dalloway» de Virginia Woolf… Josep Maria de Sagarra, Josep Carner, Carles Riba, entre otros, también fueron muy grandes traductores. Y ese trabajo tiene un puesto capital bien conocido en la historia de la cultura catalana. El caso de Rodoreda con Jordana y Virginia Woolf también tiene otra importancia: la prosa poética de Virginia Woolf influyó de la matriz de la prosa poética de Rodoreda. Fui el primero en subrayar esa cuestión. Y Rodoreda lo agradeció en una carta personal dirigida a Rosa Chacel: Mercè Rodoreda, Rosa Chacel y Quiñonero → Mercè Rodoreda, Marguerite Yourcenar, Virginia Woolf, Rosa Chacel, Mercè Ibarz y yo.
-Las cuestiones amorosas se suceden con relativa insistencia. Pero… cuando Rodoreda desea criticar con severidad una rutina teatral, recurre a unos versos en castellano, subrayando «su sensualidad». Dice la escritora:
«… en poder mío
resistirte no está ya;
yo voy a ti como va
Sorbido al mar ese río…».
No recuerdo a ningún otro escritor o escritora catalana capaz de recordar esos versos ¡de Zorrilla..!
-Sin dejar la cuestión amorosa, desde la óptica de la gran literatura universal, Rodoreda insiste en un «detalle» no siempre recordado… la traducción «íntegra y directa» de «Ana Karenina» de Andreu Nin.
Las traducciones al castellano y el catalán de Tolstoi son un capítulo considerable de la historia literaria. La traducción de Andreu Nin tiene una importancia particular, indisociable de la personalidad y peripecia personal del autor, asesinado en trágicas circunstancias, durante la Guerra civil, cuando ya había publicado sus traducciones directas del ruso de Tolstoi y Dostoievski.
-Crítica cinematográfica… Rodoreda la ejerció con un talento fuera de lo común. Solo un detalle: su apología del «Don Quijote» de Georg Wilhelm Pabst, recién estrenado, cuando ella escribía. Un respeto. Pabst, gran maestro. Su «Don Quijote», una referencia canónica, que la jovencísima Rodoreda invita a descubrir con urgencia.
-Diversidad cultural catalana… Rodoreda consagra mucho espacio y atención al Sebastià Juan Arbó de «Terres de l’Ebre», obra mayor y ¿olvidada? SJA tuvo años de éxito y reconocimiento. Con el tiempo, sus libros escritos en catalán han sido menospreciados en Madrid, mientras que su obra en castellano le ha costado un relativo ostracismo en Barcelona. Son relativamente raros los análisis de su obra que intentan «integrar» es identidad bilingüe, mal aceptada de manera inconfesable, en Madrid y Barcelona.
-Rodoreda subraya en varias ocasiones esa «pluralidad» de la cultura catalana, insistiendo en la identidad propia de las chicas del País Valenciano (como lo definiría Joan Fuster, mucho más tarde) y del Empordà. Josep Pla y Lluís Llach confirman la aproximación de Rodoreda.
Cuando Pla habla de Pompeu Fabra, «aquest país» se refiere a Cataluña. Pero el mismo Pla puede utilizar las mismas palabras para referirse al Baix Empordà, que no siempre entienden bien, a su modo de ver, en el Ateneu de Barcelona.
Cuando Llach canta «el meu país és tan petit…» está hablando de su pueblo de adopción, antes que de la Cataluña política.
-En el terreno político, justamente… la joven Rodoreda pone en boca de Francesc Cambó estas reflexiones:
«… El matrimoni? De cap manera. Amor liure a tot drap».
«… El meu programa? És molt clar. Exportaciò de catalans i importació de forasters…».
Se trata de una sátira, efectivamente. Pero… No recuerdo el nombre de ningún periodista que hubiese sido capaz de escribir cosas semejantes, puestas en boca de Jordi Pujol, durante sus años de poder bastante absoluto. Los directores de La Vanguardia lo trataban con un muy otro respeto.
-En el terreno político… Rodoreda ha sido víctima de una incomprensión y silencio una miqueta patéticos. El volumen que edita y prolonga Mercè Ibarz nos invita a revisar ese capítulo por explorar, el de una escritora libertaria, que defiende el puesto de la mujer en la revolución de esta manera: «La noia, sempre proveïda d’un aire inconfusible de coratge i valentia, generalment bonica, m’apareixia com el símbol de totes les llibertats. Però la realitat s’imposava. S’imposa. […] La dona ha de lluitar a la retaguarda, amb la revolució! Al front, amb fusells, no!» [ .. ] «Hi ha un factor invencible, la força moral».
«La fuerza moral»… matriz última de la palabra, la escritura: esas serán las armas de la narradora de «Quanta, quanta guerra…». La joven periodista de 1932-34 estaba «sembrando» la obra de madurez de la gran escritora.
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