Cité Blanche esquina Rue Raymond-Losserand, 1 noviembre 2024. Foto JPQ.
Los parisinos más o menos acomodados, solo sufrimos el asesinato de París a relativa «distancia», como un «espectáculo urbano» que no modifica de manera sustancial nuestra vida de cada día.
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Los parisinos más o menos poco acomodados, pobres, incluso pobres de misericordia, sufren en sus vidas y sus carnes el asesinato de la gran ciudad, el infierno urbano, no siempre iluminado con luces fluorescentes.
El otro día me desperté en medio de una pesadilla pero no me pasó como en otras veces que ma alegro de estar despierto como cuando caes por un precipicio y te despiertas todo feliz de estar en la realidad y no en el sueño. Esta vez no ocurrió lo mismo soñaba sudando como era posible que mi ciudad se llenase de pobres siendo tan ricos y desperté y seguí dando vueltas y vueltas y me acordé de haber leído en la Democracia de América como el autor estaba asombrado de que un país tan rico tuviese más pobres que otros países que no lo eran tanto. Lo primero pensé que si hay unos muy ricos que acumulen muchas propiedades habrá muchos cada vez más sin propiedades y estarán a merced de aquellos que son dueños. Cuando los hombres dejan de ser autosuficientes y no pueden alcanzar la ataraxia el sistema falla y empieza a que multitud de gente ilustrada trabajen para crear pobres sin pobres las naciones ricas pierden el apoyo de la mayoría pues si la mayoría son autosuficientes no necesitan élites que los dirijan en cambio con pobres se mantienen y aumentan su poder justificado con la caridad. Los pobres sin posibilidad en las ciudades modernas de ser autosuficientes se degradan hasta el extremo que su mundo son sus barrios donde brilla la ataraxia el control de la violencia y poco a poco la violencia se va imponiendo en las ciudades modernas. Me tapo la cabeza y sigo durmiendo aunque sea con pesadillas. Es el titulo del último libro de Zizek en su ultimo libro Demasiado tarde para despertar.