
Rue du Cloître-Notre-Dame, 22 marzo 2025. Foto JPQ.
Suma y sigue…
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Los trabajos de restauración definitiva de la catedral de Notre-Dame de París, una de las matrices de la fundación religiosa y cultural de nuestra civilización, se han retrasado y deberán prolongarse más de un año después de su reapertura solemne el 8 de diciembre pasado, en presencia de Donald Trump y ausencia del Papa Francisco.
Dos meses después de la reapertura, a primeros del mes de febrero pasado, se descubrió que las torres de Notre Dame eran víctimas de una «patología invisible», necesitada de un tratamiento especial. Esos trabajos deberán prolongarse hasta el verano o el otoño que viene.
Se pensaba que la restauración del interior de la catedral estaba «prácticamente terminada». Dos meses después de la reapertura, ha estallado otro problema de cierta gravedad. La asociación «Sitios & Monumentos» acaba de presentar un recurso ante el Tribunal administrativo de París, denunciando el proyecto inconcluso de restauración de las históricas vidrieras de la catedral.
Tras un largo proceso de concertación, que se prolongó durante los dos últimos años anteriores a la reapertura oficial, el presidente Emmanuel Macron y el arzobispo de Paris, Monseñor Laurent Ulrich, negociaron la instalación de vidrieras de nuevo cuño, «modernas», «contemporáneas», para sustituir a las vidrieras destruidas durante el incendio del 15 / 16 de abril del 2019.
Se trataba de dar una «nota contemporánea» al más grande de los monumentos históricos, nacionales. Aspirando a realizar tal proyecto, el organismo que dirige los inconclusos trabajos de reconstrucción de la catedral firmó un contrato con Claire Tabouret, artista, pintora francesa de 43 años, residente en Los Ángeles (California), elegida para construir las futuras vidrieras de Notre-Dame.
La noticia cayó muy mal entre los partidarios de restaurar Notre-Dame respetando el modelo de las vidrieras originales de la catedral, instaladas por Eugène Villet-le-Duc, a finales del siglo XIX. Presentando una querella ante el Tribunal administrativo de París, la asociación «Sitios & Monumentos» abre un proceso imprevisible e inquietante. El Tribunal se tomará su tiempo para dictar sentencia. No está claro si podrán presentarse recursos, en cualquier caso… mientras tanto, la restauración de Notre-Dame quedará falta de un «detalle» capital. Las nuevas vidrieras no podrán ínstalas hasta finales del 2026, dos años después de la gran reapertura solemne.
Los 860.000 visitantes que han podido entrar en Notre-Dame, desde su reapertura, han podido comprobar, por su parte, que la catedral sigue rodeada de muros metálicos con alambres de espinos y numerosas grúas de grandes dimensiones, para continuar trabajos de muy diversa índole, de la techumbre a toda la arquitectura de la fachada este de la catedral.
Esos muros metálicos, alambres de espino y grúas de color rojo brillante no desaniman en absoluto a los millares y decenas de millares de turistas que a diario visitan los alrededores de Notre-Dame. Entre las colas de visitantes, que deben esperar entre una y dos horas para entrar en la catedral, los turistas menos interesados por el interior se fotografían tan contentos ante los milenarios muros de piedra y las muy contemporáneas grúas de la más alta tecnología nacional. ABC, Notre Dame, víctima de trabajos de nunca acabar.
Nada se acaba definitivamente. Todo está sometido al paso del tiempo. Las obras humanas nunca alcanzan la perfección para siempre. Por mucho que se afanen en sus trabajos los humanos sus trabajos quedan infructuosos como nos recordaba Holderlin
Todos quieren dejar su huella antes de irse palacios catedrales pirámides murallas pero todo acaba sometido a su fin como aquellos que lo construyeron y lo mantuvieron. Lo que representan y representaron queda en la memoria colectiva como la lucha de los que nos precedieron por entender el estar aquí. Notre Dame ardió como muchas grandes obras pero intentar hacerla de nuevo es un imposible cuando la abrieron para celebrar su trabajo casi acabado de convirtió en una especie de ONU francesa. Religión y política siempre juntas como ocurrió con la mezquita de Córdoba y con Santa Sofía de Estambul…no sabemos cómo pueden acabar todas las reconstrucciones y conservaciónes de los monumentos. Hoy sabemos que tienen una función además de lo que fueron a nivel cultural político religioso turística. Se reproducen a millones todos lo plasman en fotos pasan de los dibujos . Todo se frivoliza la solemnidad que en su día pudo tener la pierde para dar paso al negocio turístico el mayor después de la esclavitud obrera de los que los construyeron hoy continuamos visitando y retratando. Nadie habla de la lucha nunca acabada de la inmortalidad mortalidad hoy singularidad tecnológica. Todo lo que un día fue trascendente hoy queda reducido a beneficios perdidas para repararlo o reproducirlo o dejarlos que se hundan. No sabemos si tendrá más éxito el turismo de ruinas tecnologicas como centrales nucleares armamentos laboratorios después de sus incendios guerras no sabemos que recorrido tiene el negocio del turismo. Mientras tanto las cristaleras de Notre Dame es tiene el problema si tienen que ser modernas o iguales a las que había.
José,
A ver hasta cuando dura esta historia, que va para largo, me temo,
Q.-