Hablar durante 35 o 40 minutos del IX Homenaje a Velázquez de Ramón Gaya, en la Pedrera, ante un público atento y comprensivo, me hizo ayer profundamente feliz. Por el lugar, por Ramón, por Gaudí, y por una comunión que viene de lejos: siendo niño, mi madre ya me llevaba a visitar esa casa, que algo tiene de gruta donde el visitante infantil puede iniciarse a los misterios del arte y la construcción de una Cataluña mitológica.
Además, el diálogo con los amigos siempre enriquece, reanudando interminables conversaciones jamás interrumpidas, a pesar de la lejanía física.
Encontré a Porcel en una forma envidiable, contando con una minuciosidad de gran aventurero, encantado con sus tribulaciones, los mil y un detalles de un verano difícilmente olvidable, con grandes proyectos para mañana. Terminamos con Pla, como hace tantos años, en Nueva York.
Sebastiá Ramis me enseñará hoy su obra última, ya que la noche se quedaba corta para ver su pintura, en los altos de Gracia, y era urgente intercambiar chismografía y matizaciones sobre los desventurados caminos del arte contemporáneo.
Andrés Sánchez Pascual viene menos a Blau Mar, pero prosigue su trabajo interminable de germanista emérito. Nos conocimos discutiendo de Nietzsche. Y yo continúo aprendiendo de su sabiduría: el azar quiso que en mi charleta comparase a Gaya con el Jünger que reflexiona sobre la resistencia al dolor, sobre el que ya discutimos hace siglos, en Caldetes, justamente.
Álex Sussana me regaló la traducción castellana de su Libro de los márgenes, quitándome dos horas de sueño, vagabundeando hasta muy entrada la madrugada por el laberinto encantado de sus divagaciones sobre arte y alta poesía.
José Luis y Sofía * aparecieron como dos ángeles reencontrados. “Hemos tenido otro hijo -me dice Sofía-. ¿Cómo están los tuyos..?”. Y nos enzarzamos en viejas historias de veraneantes que viven recordando la materia de cariño y memoria de cuando fueron tan felices, aquel verano.
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maty says
¿Y si publicas en esta bitácora el susodicho discurso?
Gregorio Luri says
Acabo de escribir esto en mi blog:»Esta mañana he terminado un novelón: La locura de Lázaro, de Juan pedro Quiñonero. Es una imponente mazurca para un muerto. Apasionante y puntillista descripción de un país que parece habituado a vivir entre dos guerras civiles. ¿La ironía triste es ironía o tristeza? Y llueve como si nunca hubiera llovido, como si nunca fuera a dejar de llover. Aunque solo llueva en el primer párrafo. Y todo lo que llueve es tan mezquino… Es una novela sin héroes ni antihéroes; es la cara oculta de La Colmena. Pero es sumamente respetuosa con la gran obra, que hace grandes a los artistas, engrandeciendo sus vidas de héroes triviales. Me barrunto que está condenada a tener más renombre que lectores. Y eso sería una pena (lo de los lectores, claro está)».
JP Quiñonero says
Buenas…
Maty: ya se me ocurrió la idea; pero hay algunos obstáculos..
1.- Siete folios de letra pequeña y finústicas disquisiciones sobre arte e historia del arte son un peñado duro de leer en este u otro blog.
2.- La gente de la Pedrera piensa editar la mía y otras conferencias.. publicarla yo ante sería algo «descortés». O así. Dicho esto, tomo nota.
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Gregorio: GRACIAS MIL… decididamente, este viaje a Barna ha sido de lo más potable.. me pagan, me llevan y traen, tu me das la noticia del comentario aquel, y, para colmo, también tu te embarcas Generosamente en mi Locura.. te debo café y agua mineral, en algún lugar del Maresme..
Gracias, de nuevo.
Q.-
maty says
Conferencia
Si consideras que es valiosa, deberías pedirles que te autorizasen a su publicación en un PDF, como adelanto a su publicación.
Reconozcámoslo, CASI NADIE o COMPRA tales libros de conferencias. Si yo estuviese tan subyugado por tus escritos, ni lo plantearía, y menos públicamente.
OJO: a la hora de la crítica, aparco las consideraciones amistosas, en aras de mantener mi INDEPENDENCIA y CREDIBILIDAD en la red.
JP Quiñonero says
A mi me gusta, y tiene su cosa, cara la gente que se interesa por las cosas del arte. Pero sigo pensando que es un poco «rollo» cara un blog: ocho folios de letra pequeña no son fáciles de digerir en una bitácora.. pero, bueno, le daré vueltas a la cosa..
Gracias, Maty.
Q.-
maty says
Repetimos
@ Gregorio Luri
«La locura…» es una más de mis lecturas pendientes, en cuanto termine las anotaciones al respecto de «De la inexistencia… » en la bitácora creada a tal efecto.
El libro que te recomiendo encarecidamente es «Retrato del artista en el destierro», que es la epopeya personal y familiar de «nuestro» Quiño.
Como he escrito otras veces, no tiene la redondez de la enciclopédida «De la inexistencia…» (para mí OBRA MAESTRA, de ahí la bitácora), pero muchos de sus capítulos brillan a gran altura, estando maravillosamente escritos. No todos, pero más de la mitad.
Quien me lee habitualmente desde hace 5 años en la red saben que soy MUY EXIGENTE, y siempre escribo sobre la EXCELENCIA y demás. Y es AMENO, y de lectura mucho más asequible que «De la inexistencia…» (obra con una gran densidad de contenidos y reseñas, que hay que leer despacito, IMPRESCINDIBLE en la biblioteca de cualquier lector amante de la buena prosa/literatura y cultura).
Cuando lea «La locura de lázaro», no dudaré en alabar o criticar, independientemente del mayor o menor afecto (leer a Quiñonero es quererle) que sienta por el autor, he dicho.
JP Quiñonero says
¿Qué decir ante las cosas que dice Maty..?
Solo se me ocurre sacar algún disfraz de Mortadelo y meterme debajo de una alfombra, muerto de vergüenza, claro..
Q.-