En Caína, el comercio con documentos falsos, destinados a envenenar la conciencia cívica, se premia con el interés de los lectores, el desinterés de quienes debieran velar por el respeto de vagos principios deontológicos, y la adulación cínica de quienes aspiran a favorecerse de algunos servicios de promoción audiovisual, tarifada al precio más alto.
Proceso que viene de lejos, cuyas consecuencias últimas son una insondable alfaguara de basura, aguas infectadas y podredumbre. La basura vende. Cultura y cáncer.
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