Plaza de St-Germain esquina rue Bonaparte, 29 octubre 2006. Foto by JPQ
Mi primera vista a París, hace siglos, me condujo hasta una de sus más legendarias librerías, Le Divan, persiguiendo fantasmas adolescentes.
Plaza de St-Germain esquina rue Bonaparte, 29 octubre 2006. Foto by JPQ
Mi primera vista a París, hace siglos, me condujo hasta una de sus más legendarias librerías, Le Divan, persiguiendo fantasmas adolescentes.
Jose Perea [Abadía Digital] tiene la amistosa generosidad de incluirme en su encuesta sobre gustos musicales en la blogosfera. Barren las cosas rockeras anglosajonas. Matizando, quizá coincida aquí o allá con Javi Moya (Serrat), Mark DBD (el maestro Clapton), o JL Orihuela (Billy Joel). Groseramente, confirmo mi condición (¿?) de gentleman que solo defiende causas perdidas.
L’Accademia Nazionale di Santa Cecilia, fundada en 1585, una de las más antiguas instituciones musicales de nuestra civilización, propone celebrar el Día de todos los Santos y Todos los Muertos con un programa Richard Strauss, clásico y sintomático, Till Eulenspiegels, poema sinfonico op. 28, Vier letzte Lieder, Der Rosenkavalier. ¿No expresa y simboliza Strauss por sí solo el ocaso de Europa, de la manera más bella y atroz?
La Oxford University propone cursos online de filosofía, arte, literatura, historia, etc.; incluso más allá: cursos de filosofía del espíritu, filosofía de la religión, o filosofía política.
Nada más lógico, en una de las patrias del positivismo lógico, que una creencia tan admirable en la lógica materialista del espíritu. Digámoslo así.