Desde el primer día intenté dejar claro las diferencias insondables que existen entre la vida real de Camilo José Cela y la vida imaginaria del personaje central de mi novela La locura de Lázaro, Celia Jiruña Carón: “La vida de mi Celia no tiene nada que ver con Camilo. Él si estaba cerca de las comedias bárbaras. Mi personaje viene de los cuentos de hadas revisitados por Nabokov”.
Sin embargo, la aparición de muchos personajes reales en mi libro suscita ciertas confusiones. En una entrevista que me hizo Tomás García Yebra, distribuida por Colpisa [11 noviembre 2006], vuelven a plantearse las mismas cuestiones.
Este fue nuestro diálogo, tal como ha sido presentado por Tomás y su agencia:
Juan Pedro Quiñonero desnuda a Cela
● «En ‘Madera de boj’ hay una frase que me copió literalmente de un articulo que yo había publicado en la prensa«, afirma el periodista y escritor murciano.
● “Camilo tenía estallidos de cólera jupiterina”.
Madrid, 11 nov. (COLPISA, Tomás García Yebra).
La figura de Camilo José Cela, cuya controvertida personalidad trasciende su literatura (y al revés), ha sido abordada desde muy diferentes ángulos: biografías, ensayos, artículos, conferencias, debates y también espacios rosas, tanto en la prensa como en televisión. El periodista Juan Pedro Quiñonero (Totana, Murcia, 1949) ha dado una vuelta más de tirabuzón en la novela La locura de Lázaro (Ediciones Espuela de Plata), una historia en la que Celia Jiruña Carón (CJC), galardonada con el premio Nobel de Literatura, deja traslucir sus grandezas y también sus miserias.
PREGUNTA: Conociendo como conoce al personaje, ¿por qué una novela sobre la vida de Cela y no una biografía a tumba abierta?
RESPUESTA: De adolescente mi Celia Jiruña Carón fue fotografiada casi desnuda por Lewis Carroll. De joven tuvo una aventura carnal con Picasso. El gran amor de su vida fue una condiscípula que terminó siendo una gran diva del cine, actriz en grandes películas de Truffaut y Visconti. Francamente, no veo a Cela en tales situaciones. Mi Celia está más emparentada con la Lolita de Nabokov que con Cela.
P: ¿Episodios subsidiarios para despistar?
R: No, no; forman parte fundamental del relato.
P: ¿Cada nombre supuesto responde a uno de carne y hueso?
R: Todos mis personajes son auténticamente literarios. Aparecen muchísimos personajes reales en situaciones imaginarias. Y personajes literarios en situaciones reales. Cuando mi Celia le confiesa a uno o dos personajes reales que sabe que su esposo lo está traicionando se trata de una realidad imaginaria copiada de la biografía publicada por un personaje real.
P: Las apariciones, por ejemplo, de Francisco Umbría, no parecen sacadas de la imaginación.
R: Son guiños al lector, pero éste no debe olvidar que está leyendo una novela.
P: ¿El intento de suicidio que describe de Celia le ocurrió a Cela?
R: Sinceramente, no veo a Camilo suicidándose. Celia y Camilo sí tienen en común un hombre (Celia) o una mujer (Camilo) que los amaban y los ayudaban cuando ellos sufrían. Celia Jiruña estaba desesperada como no imagino a Camilo.
Enemigo temible
P: ¿En dónde hay que buscar el origen de ese resentimiento que respira la protagonista?
R: Camilo podía ser un enemigo temible. Tenía estallidos de cólera jupiterina. Mi Celia no. Camilo escribía con una ferocidad que viene de las Comedias Bárbaras y la picaresca. Mi Celia tenía en la escritura una fe que viene del Antiguo Testamento, de Faulkner y de Proust. La angustia y el dolor de los personajes de Camilo son un pozo negro sin fondo conocido. En realidad, ‘La colmena’ debiera llamarse ‘La almadraba’, que es una novela escrita por Celia.
P: ¿Cuál fue exactamente la canallada que le hizo Umbral y Cela a Delibes y que usted deja entrever?
R: Delibes es un hombre bueno en el buen sentido de la palabra, a la manera de don Antonio Machado. Paco, Camilo y Celia son personajes de muy otra especie zoológica. Corramos un tupido velo.
P: Dice que a Michel Focault le gustaba frecuentar un prostíbulo sadomasoquista en San Francisco. Celia Jiruña coincidió con él en alguna de las sesiones.
R: En la novela se ve arrastrada hasta uno de esos antros por una señora de nombre Dolores.
P: ¿Y en la vida real?
R: Como diría un inglés: es de mala educación hablar de la realidad ¿¿?????.
‘Negros’
P: Celia trabaja en solitario. Cela trabajaba muy bien acompañado. ¿Qué piensa de los ‘negros’ que se le atribuyen al premio Nobel?
R: No es ningún secreto decir que, durante años, muchos colaboradores le aportaron materiales de trabajo. Aportar estos materiales de trabajo lo hace cualquiera. Escribir una frase genial requiere genio, paciencia y mucho trabajo. Camilo tenía genio verbal y trabajaba mucho.
P: Le dieron un premio por la descripción de una autopsia. Por lo visto se la redactó un médico forense.
R: Camilo utilizó como propias algunas descripciones médicas escritas por profesionales de la medicina. Insisto: una cosa es redactar una autopsia y otra hacerlo con genio verbal.
P: Usted sufrió en su propia carne el plagio de Cela. Y no le sentó nada bien.
R: En Madera de boj hay una frase que se repite una y otra vez. Es esta: “Por Cornualles, Bretaña y Galicia pasa un camino sembrado de cruces de piedra y de pepitas de oro”. Esa frase está literalmente copiada de un artículo mío titulado Galicia artúrica, publicado en ABC el 21 de agosto de 1998. Víctor García de la Concha fue el primero en subrayar, en un artículo de la revista El extramundi, la importancia de esa frase en la estructura misma de la novela de Cela, que la misma revista de la Fundación CJC ha definido de este modo: “Cañamazo principal de su estructura”. Camilo era un genio. Pero, en este caso, la frase que da la “estructura circular” a su novela es mía.
P: Hace unos días publicó un reportaje en ABC sobre la conmoción que ha causado en Francia la publicación de un libro en que se habla de editores venales, jurados corruptos, escritores inflados por críticos pesebreros ¿Es extrapolable el ‘caso’ francés al español?
R: Buena parte de la cultura española de hoy está controlada y manipulada por sectas mafiosas. Las corrupciones económicas son las más veniales. Las más graves son las que afectan a la manipulación y destrucción del gusto, la sensibilidad y lo que en otro tiempo se llamaban ‘valores literarios’. Hoy domina la incultura y la basura de masas.
Luis Rivera says
Quiñonero: siempre me he preguntado por la cantidad real de lectores de Cela en España. Y la duda viene de que en mi círculo de conocidos, que tampoco es tan grande ni tan selecto, si se habla de Delibes siempre aparecen tres o cuatro títulos leidos, con más o menos coincidencias, pero cuando hablo de Cela no: La Colmena y el Pascual Duarte, pero ni Cristo versus… ni Madera de Boj, ni San Camilo, ni siquiera una de la que creo que debo ser unos de los pocos lectores que tuvo y coincidió con mi servicio militar: La Catira…
Luis Rivera says
Con respecto al contenido de la entrevista, me has recordado una frase de Azaña: «una courencia la puede tener cualquier, una idea no», no es literal pero el significado es exacto.
Joaquín says
Tomás García Yebra tiene un libro antológico, memorable, sobre CJC: Desmontando a Cela
JP Quiñonero says
Luis,
Hombre.. Camilo era un hombre de genio verbal, con un talento excepcional para vender su obra. La Colmena, Pascual Duarte, etc., son obras maestras, novelas-novelas. San Camilo, Madera de boj, etc., quizá no sean exactamente novelas, sino monumentos de prosa surrealista, bastante subversiva… conseguir adelantos millonarios por ese tipo de obras requería y requiere un talento único. Yo lo aprecio en el doble sentido. ¿Cuantos lectores..? Muchos, creo yo. A pesar de las apariencias, su obra está mal estudiada, para mi gusto. Mi Celia Jiruña Carón es una muy otra cosa, creo,
Q.-
JP Quiñonero says
Joaquín,
Jo.. ¡lo sabes todo..!
Q.-
PS. En mi diálogo con Tomás hubo cosas que ambos cubrimos con un tupido velo, claro.
lola says
Mi admiración hacia Cela. Le he leído una ínfima parte, pero todo me ha parecido excelente: Pascual Duarte, Mazurca para dos muertos (!), Viaje a la Alcarria. También destaco una recopilación de entrevistas que me pareció magistral. Finísimo componiendo el personaje entrevistado, ya de joven, con Azorín (impresionante porque el entrevistado no habla), Pío Baroja…
Después del Nobel, supongo que se lo ganaría a pulso, pero da la impresión que fue generando una inquina pública que me parece que antes no existía. Más bien caía simpático. A mi me caía simpatiquísimo, vamos. Y siempre le agradeceré un artículo durísimo cuando el asesinato legal de Puig Antich; claro que se lo podía permitir, pero había tantos que se lo podían permitir y no lo hicieron, ¿verdad?
Lola
JP Quiñonero says
Lola,
Tu opinión es la buena y sensata.
Lo de la inquina, en realidad, fue un poco anterior… y forman parte de un rosario de menudencias íntimas que a él le encantaba tirar al aire, como confites de una fiesta muy Entierro de la Sardina goyesco, muy castizo-madrileño-mesetario.. pero esa es otra historia..
Q.-