El azar me sienta junto a María Kodama en las primeras filas de la sala más pequeña del multicine UGC Danton, donde vemos juntos Zwartboek (Book), que yo ya conocía y ella descubre horrorizada. María está convencida que parte del legado de Borges está “secuestrado” por un “loco”.
María Kodama estima que Jean-Pierre Bernès, editor de los dos volúmenes de la obra completa de Borges, en la colección de La Pléiade, ha secuestrado una parte significativa de su memoria última: las 122 cintas de 90 minutos grabadas por Bernès, dialogando con Borges en Ginebra, sobre literatura y muchos otros intereses personales, para preparar su edición.
María estima que la edición francesa de Borges, en La Pléiade, tiene “muchos errores”, ya que Bernès habría mutilado, o publicado fuera de contexto, algunas notas y textos.
Más allá de la polémica, Kodama estima que el entrevistado (Borges) es co autor (cuando menos), co propietario, si no propietario, a parte entera, de las entrevistas concedidas para hablar de su propia obra. Y, desde esa óptica, reclama a Bernès cuando menos una copia de las legendarias 122 cintas de 90 minutos. Exigencia que pone furioso a Bernès, capaz de sortear todas las escaramuzas judiciales, hasta hoy. Tal “secuestro” nos priva de 100 horas últimas de la vida y la obra de Borges, hablando de sí mismo.
Al despedirnos, Carmen invita a María a venir a casa a tomar una copa. Proposición que ella elude diplomáticamente. “El martes me voy a Sevilla”, nos dice, tomando la dirección contraria de su domicilio, que está camino del nuestro.
No tengo muy claro si el recado conviene aquí, precisamente, pero quería dejar nota de una delicia.
Jesús,
Como siempre… tus citas, no solo son sabias: tienen mucha gracia y nos descubren maravillosos mundos…
Q.-
Pues aquí tampoco vino, Quiño.
A ver.
Pablo,
Bueno.
Descanse en paz.
Q.-