AngélicaHuston,LosTimadores, Stephen Frears
El asesinato asociado al diálogo político, el desentierro de tumbas con fines cainitas, el comercio político con los muertos, la pudrición de la memoria con propósito homicida, etc., etc., que parte tan esencial ocupan en la actualidad, todavía no tienen un reflejo visible, audible, legible, en libros, dramas o películas.
¿Lo tendrán algún día..? Una realidad tan atroz requiere mucho talento y más libertad para poder encarar y mirar de frente a unos personajes que todavía están ahí, amenazantes, prestos a cornear a quien los nombre por su nombre. En la historia de nuestras literaturas, el único modelo actual quizá sean los Sueños de Quevedo.
Las Zahúrdas de Plutón, grabado de Gaspar Bouttats, ilustración de las Obras de Don Francisco de Quevedo Villegas, Amberes, MDCXCIX
En la periferia, apenas, de tan insondables abismos, el caso Vera, me digo, algo tiene que ver con algunas novelas y películas, no siempre de terror. Recuerdo a mi venerado Jim Thomson (JT) y la versión todavía reciente que hizo Stephen Frears de sus Timadores. Angelica Huston y el resto de los héroes (¿?) de esa historia poseen, sin embargo, un aura épica que no sé si alguien pudiera ilustrar fotografiando los más selectos salones madrileños, paseando ante la cámara a señoronas esposas cubiertas de joyas compradas con los dineros cobrados en el Ministerio del Interior por matar terroristas y enterrarlos en cal viva.
¡Y luego dicen que no se me entiende nada..!
Temas de trabajo para Una primavera atroz.
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