Max Gallo quizá sea el historiador más popular de Francia. Su último libro, L’âme de la France. Une histoire de la Nation (Fayard) revista mil años de historia, para concluir insistiendo en que Francia se encuentra en una encrucijada decisiva para su destino. No comparto su visión de Europa, las culturas y naciones sin Estado. Pero si respeto su análisis de una Francia enferma moralmente; de ahí mi interés por escuchar su diagnóstico, aunque el concepto “enfermedad del espíritu” sea mío, desde que lo utilicé como columna vertebral de mi De la inexistencia de España.
Esta es una parte de nuestro diálogo, ayer, en su casa, frente al Panteón:
–Usted habla de un país víctima de una enfermedad del espíritu, la más grave, la de un pueblo que duda y ha perdido la fe en su historia, su identidad nacional.
-El origen de la crisis actual viene de muy lejos, de los años 30, del hundimiento trágico de 1940, cuando Francia descubre, por vez primera, que su identidad misma está amenazada y llega a dudar de su puesto en la historia. En 1969 comienza un capítulo de nuestra historia que yo llamo de incertidumbre, que no ha dejado de agravarse, con Mitterrand, con Chirac. Una parte importante del pueblo francés sufre profundamente, porque teme, con razón, que la nación pueda convertirse en un mero conglomerado de comunidades étnicas, regiones, partidos políticos. Hemos llegado a un momento de nuestra historia en el que incluso la palabra nación se ha convertido en algo sospechoso. Se habla de países, de regiones, de provincias, de Europa, o del mundo. Raramente se habla de la patria. Patria es una palabra que ha comenzado a ser sospechosa, a la que se quiere cubrir con un manto de arcaísmo.
–La crisis quizá tomó su giro político más llamativo durante el primer septenio presidencial de Mitterrand, cuando usted afirma que “la mentira y la estafa se instalaronn en el corazón de la República”. Fue entonces cuando los símbolos y los temas de la soberanía nacional se abandonaron a la extrema derecha. ¿Cuál fue la parte de demagogia, cálculo político e indiferencia en ese terreno finalmente crucial, ahora lo vemos?
-La izquierda francesa era internacionalista, y se transformó lentamente al europeismo. Para ella, el patriotismo y la nación eran y quizá sigan siendo algo arcaico y peligroso. Lentamente, la derecha republicana asumió esas posiciones de la izquierda, por razones de fondo y para no ser confundida con la extrema derecha. A partir de ahí, durante los primeros años ochenta del siglo pasado, izquierda y derecha abandonan a Le Pen los símbolos de la patria y la nación. Al mismo tiempo, la extrema derecha era algo muy cómodo para Mitterrand y la izquierda: les servía para intentar neutralizar a la derecha republicana. A través de tal abandono, a través de esas trampas de baja política, se privaba a las clases populares de su primera propiedad cultural, que era la nación.
COMUNIDADES SIN NACIÓN
–Pocos años más tarde, entre el fin del segundo septenio Mitterrand, el primer mandato presidencial de Chirac, y su cohabitación con el gobierno socialista de Lionel Jospin, estallaron definitivamente otros problemas, demográficos, culturales, religiosos, étnicos, regionales, que parecen llamados a cambiar al fisonomía histórica de Francia. ¿Cómo afectarán los nuevos comunitarismos al destino de Francia?
-A lo largo de más de mil años de historia, Francia se forja a través de la relación cívica del hombre y el Estado, respetando unos valores comunes. Se trata de una forja muy diferente a la adhesión a una lengua, como el occitano, una cultura, una religión, o esta o aquella pertenencia étnica. Hoy, la crisis de la nación favorece la crítica de la historia nacional, presentada como una historia de opresión. La ausencia de proyecto nacional, la duda y la crítica feroz contra la historia y la identidad nacional, refuerzan los comunitarismos regionales, étnicos y religiosos.
–La inmigración y la identidad de los franceses de origen norteafricano, raza negra y religión musulmana complica gravemente ese problema.
-Sin duda. Yo nací en el seno de una familia que venía de Italia. Pero cuando mi abuelo y mi madre llegaban de su tierra, sabían que se instalaban en un país con una gran historia, anterior a su llegada. Y el deseo de mi familia era integrarse en esa gran historia. Los nuevos inmigrantes, desde hace años, no quieren saber nada de esa gran historia de Francia, anterior a su llegada. En el mejor de los casos, piensan ser indígenas oprimidos por el ejército francés. Nuestro drama, desde las presidencias de Mitterrand y Chirac, es que el pensamiento oficial confirma a los inmigrantes en ese rechazo de Francia y su historia. Para esos inmigrantes, o hijos de inmigrantes, la historia de Francia comienza ahora mismo, con ellos. Ese proceso culmina con esta síntesis intelectual catastrófica: la nación es algo obsoleto, un arcaísmo pasajero, sustituida por las regiones, Europa o la mundialización.
–Quizá haya importantes diferencias de fondo entre los franceses que recuperan la memoria occitana y los franceses de raza negra y religión animista, o los franceses musulmanes que se sienten emparentados con la comunidad musulmana internacional.
-Sin duda. Todas tienen en común la fragmentación de la antigua nación francesa. En el caso de los musulmanes, se plantea insondables problemas culturales.
«DESNACIONALIZACIÓN» DE LA NACIÓN
–Esa fragmentción cultural culmina con la reescritura de muy diversas historias de Francia, étnicas, regionales, o religiosas, reabriendo conflictos guerra civilistas.
-Todo el esfuerzo hecho por la escuela de la III República, obligatoria, laica, gratuita y republicana, era el afirmar algo muy simple: hay muchas historias parciales, pero, trascendiendo esas historias y memorias partidistas, o regionales, hay una historia común de Francia. Mirabeau decía: “Antes de la Revolución, la Nación era un conglomerado mal constituido de pueblos desunidos”. Hasta los años 60 del siglo XX, la idea central es que había una gran historia nacional, que era la síntesis de todas las historias regionales, y que alcanzaba una síntesis que iba más allá de las diferencias entre izquierda y derecha políticas, unidas en el tronco común de la nación.
–¿Cuándo estallan en Francia esas batallas por el control político de las distintas memorias ideológicas o regionales de la historia nacional?
-Cuando menos, se acelera con la presidencia Chirac. El 2005, por ejemplo, Francia participa en la conmemoración de Trafalgar, de triste recuerdo para franceses y españoles, pero no se atreve a celebrar de manera solemne la batalla de Austerliz. Esa visión “pos heroica” de la comunidad nacional desemboca en la “desnacionalización” de Francia, considerada la historia común como una historia de opresores que cada cual combate desde su capilla ideológica o regional. Con unas consecuencias políticas bien presentes en la campaña electoral. Los negros franceses se han constituido en comunidad política propia, siguiendo el modelo de judíos y musulmanes. Vivimos un riesgo bien evidente de fragmentación pavorosa de la memoria nacional. De ahí que, más allá de mi simpatía personal por este o aquel candidato, me sienta satisfecho comprobando que dos candidatos, por lo menos, Nicolas Sarkozy y Ségolène Royal, han reinstalado el debate de la identidad nacional en el corazón de la campaña.
SOCIALDEMOCRACIA Y TERRORISMO
–En ocasiones, la identidad nacional también está amenazada a través del terrorismo.
-En el caso francés, esa amenaza se hizo realidad no sé si por vez primera en 1998, cuando el primer ministro de la República, Lionel Jospin, aceptó que el portavoz de unos criminales corsos, que habían asesinado a un prefecto de la República, en Ajaccio, negociase en su residencia oficial, en el palacio de Matignon. Era algo muy parecido a una capitulación. La admisión, en definitiva, del fin de los principios de la República, única e indivisible. Fue algo muy grave. Una suerte de capitulación ante el Terror y la violencia. Es lo más “sencillo”, lo más fácil, antes unos criminales que nos amenazan con matar. Hay algo más grave, si cabe: la ideología de las vanguardias, que hunde sus raíces en el XIX y el leninismo del siglo XX. Esos grupos terroristas, ultra minoritarios, o minoritarios, como los terroristas corsos, las antiguas Brigadas Rojas italianas, la Fracción ejército rojo alemana, o la ETA, en España. Esos grupúsculos se autoproclaman representantes del pueblo corso, italiano, alemán, español o vasco. Ante ese chantaje criminal, socialistas y socialdemócratas no se atreven a afrontar con claridad esa realidad. En su subconsciente, socialistas y socialdemócratas son bastante sensibles a ese discurso de las vanguardias leninistas, ya que, en algún momento de su historia, ellos mismos han estado próximos a ese discurso llamémoslo revolucionario.
–Más allá de tales llamaradas terroristas, existen en buena parte de Europa, en España, en el Reino Unido, en Bélgica, en buena parte de Europa del Este, reivindicaciones nacionalistas contra los Estados tradicionales.
-A partir del momento en que ciertas elites políticas afirman que la nación misma es algo arcaico, pasajero, que debe ser sustituido por Europa o la mundialización, se abre un camino sin destino conocido. Hay una frase célebre de Mitterrand: “Francia es nuestra patria. Pero Europa es nuestro futuro”. Era una forma hábil de decir que la patria era el pasado, un patrimonio, algo parecido a un parque temático. A partir de las ruinas de esa nación del pasado, construida con tanto furor y tragedias, surgen otras naciones o presuntas naciones, étnicas o religiosas. Aquellos que combaten la nación considerándola opresiva, no proponen nada que incremente la libertad, la justicia y la fraternidad. Proponen unidades nacionales mucho más regresivas, con menos libertades, más arcaicas, basadas en una lengua, una religión o una convicción étnica. Proponen naciones mucho más fanáticas y xenófobas, en muchas ocasiones.
ENTRE EL MIEDO Y LA ACCIÓN
–¿Cree que la campaña está dando respuestas a tales problemas de fondo?
-Formalmente, no estoy descontento. La parte del programa de Nicolas Sarkozy que trata de la identidad nacional me satisface. Sarkozy retoma, en alguna medida, lo que yo he escrito en varios de mis libros. La necesidad de afirmar una historia nacional que permita asociar a los grandes personajes de la izquierda y la derecha en el proyecto común de construcción de Francia. Ségolène Royal ha llegado después. Comenzó diciendo que era escandaloso hablar de la identidad nacional. Ahora, ella misma hace campaña en ese terreno.
–¿Cómo resume usted el alcance de esta elección presidencial?
-Es, sin duda, la elección presidencial más importante desde 1981, si no desde 1974. De entrada, cambio generacional. Agravación e imposibilidad de enmascarar la crisis de fondo que atormenta a los franceses. Elección de la última oportunidad para dar a nuestro país un proyecto nacional. Lo que finalmente está en cuestión es si Francia podrá evitar un espasmo violento. Ya hubo la crisis incendiaria de los suburbios. Ségolène Royal ha dicho que podemos ir a tragedias mucho más graves. En ese punto le doy la razón. Ségolène y Bayrou dicen que ellos traerán la paz y la tranquilidad, mientras que denuncian a Sarkozy, anunciando catástrofes. Los socialistas juegan con el miedo. Y proponen el confort, como con el terrorismo, las concesiones. Los franceses tendrán que elegir entre una política fuerte, enérgica, de afirmación, como la de Sarkozy, o una política de miedo, de inmovilismo; y entonces votarán a Ségolène o Bayrou. Francia debe elegir entre la energía o el miedo.
Luis Rivera says
No he podido evitar el ir trasladando cuanto Gallo te expone a esta España que deshabitamos.
JP Quiñonero says
Luis,
Creo que se entiende casi todo, en efecto,
Q.-
Ramon says
Solo subrayar el mal uso, probablemente consciente e interesado, que hace el Sr. Gallo de la palabra «nacion» cuando deberia referirse al «estado-nacion», que es otra cosa. Pero ya es sabido que hay cosas grabadas en el codigo genetico frances, y esta es una de ellas.
Luis Rivera says
Amigo Ramón: a lo mejor me meto en lo que nadie me llama, pero quisiera matizar algo sobre las concomitancias que establece usted entre Nación y estado en Francia..
Una nación es algo que se produce en elcurso de la historia. Como tiene tantas acepciones no podemos establecer una definición palpable.
El estado se puede construir sobre una nación que resulte de la unión de otras naciones procedentes, como en el caso de Francia y de España; de la herencia común de una monarquia aglutinadora de diversos territorios. El estado, como Administración, se viene construyendo en el seno de cada monarquía de manera general y al llegar al siglo XIX con la aparición de la soberanía depositada en el pueblo, los territorios se unen en Nación formada por los ciudadanos.
La única definición constitucional de la Nación en España, está en la Constitución de 1812, en la que se expresa que «la nación española es la reunión de todos los españoles de ambos hemisferios». ¿Porqué? ¿Porque fueron representantes de todos los territorios los que reunidos en Cadiz asumieron una fusión de los territorios de la Monarquia en ciudadanos soberanos y por ello una traslación de los dominios del Monarca absoluto en Nación constituida por ciudadanos.
En las siguientes Constituciones, en los preámbulos desaparece la Nación y vuelve a aparecer la Monarquía, hasta la Republicana en que ni una ni otra, sino la República. Cayó en el olvido la definición y no se si ello quiere decir que debe darse jurídicamente por buena la primera definición. No soy jurista.
En los articulados interiores de todas las Constituciones aparece nación como referencia a temas menores: «el ejército de la nación» o «la religión de la nación, etc.
En Francia la idea de Nación y Estado son correspondientes, pero el segundo no anula la primera, es decir, no son conceptos sustitutivos. Históricamente existe la Nación francesa y una forma de Estado que es la República que periódicamente se modifica: Segolene Royal está hablando de instaurar la Sexta; De Gaulle puso en marcha la Vª tras su llegada al poder tras el putch de Argelia.
No entro por ello en ninguna polémica, sino que expreso algo que creo debe ser tenido en cuenta porque barajar estos términos resulta aparentemente sencillo por la vía emocional, pero creo que no lo es.
Sani says
Dear JPQ,
Quiero decirte que me alegro mucho de leer tu primicia y te felicito por regalarnos esta entrevista con Max Gallo. Ya sé que según quien a eso le llama un scoop, pero a mi me gusta más inventar “*coup de journaliste”. Chapeau, maître! Espero que, a quien le corresponda, te sepa valorar ese prestigioso trabajo realizado con una persona del prestigio de Max Gallo.
Trabajo con el que, sin embargo, me siento incómodo, porque no me esperaba leer que Max Gallo, acabara apoyando a Sarkozy. Con todo ya he visto que hay otros intelectuales franceses se han subido a ese carro. Como yo a los franceses les deseo lo mejor, la verdad, me impongo NO criticar a Sarkozy, porque no se hasta qué punto cualquiera de los tres candidatos principales podría ser mejor para Francia. Ya se verá. No es “tiempo de a prioris” por muy excitante que sea la boutade de Boris Vian.
Por otra parte, la trayectoria que va de la filiación comunista en los años 50 hasta abrazar las propuestas más conservadoras 60 años más tarde, (aquí tenemos a J. Piqué que lo inventó antes y lo implementó con más rapidez) parece entrar dentro de las posibles evoluciones naturales de la especie …así que me extraño, pero menos. Con el tiempo todos pedimos más orden, más “firmeza”, más respeto a nuestra condición de personas maduras … Cuanto más envejece la población, más posibilidades para los partidos políticos conservadores. 😉
Una anécdota personal. Mi primera salida al extranjero fue en 1971, con 19 años, a Bélgica, con un amigo, fuimos a trabajar de pinches y camareros en un YMCA de las Ardenas, Marcourt–sur-Ourte, donde pasaban sus colonias de verano grupos de jóvenes belgas.
Con nuestros pocos ahorros, además de una pequña estancia en Bruselas y en Amsterdam, me traje dos tomitos de Histoire de l’Espagne franquiste de Max Gallo. De vuelta a casa, pasé la frontera acojonado, pensando que me los iban a requisar y a lo peor que igual me iban a detener o algo así… Però no pasó nada. Fueron esos libros como como un tesoro de verdad y un trofeo que guardé celosamente durante muchos años. Le debo pues a Gallo el haberme sentido antifranquista por razones “objetivas”.
Dicho esto, a mi me cuesta un poco asistir impasible a esas cantilenas, las de allí (Francia) y las de aquí, en las que parece que está todo muy perdido …
¿Necesita Francia un salvapatrias «duro» como Sarkozy porque Ségolène o Bayrou llevarían la República a la catastrofe?
Curioso que Francia votara no a Europa pensando que así se ahorraría pagar a los vecinos y se podría salvar solita a sí misma … Craso error pensar en aislamientos.
La evolución mundial ha llevado a esas tranformaciones tan profundas como son los flujos migratorios desproporcionados y descontrolados que acaban creando más problemas que ventajas, pero que son “lo que hay” y con lo que hay que bregar.
Las incuestionables virtudes que aportan la immigración y el multiculturalismo, quedan anuladas en parte por la dificultad -cuando no la imposibilidad- que tienen las sociedades receptoras de resolver convenientemente , en demasiado poco tiempo, un sinfín de problemas de todo tipo: alojamiento, educación, integración social, conflictos por motivos de creeencias religiosas…
Con exceso de lluvia, todos los ríos desbordan …
Pero después de tanto hablar de tierras de acogida y de la necesidad de evitar todo tipo de discriminación por razón de raza o de religión …¿con qué argumentos se pueden contener las avalanchas que no hacen sino implementar el derecho humano universal de aspirar a una vida mejor?
No he seguido lo suficientemente de cerca la campaña como para haberme enterado de qué porponen los principales candidatos para resolver la fractura social de una Francia con una parte de la población desintegrada.
Si tuviera la edad de Max Gallo igual pensaría que la imagen de intransigencia , dureza y “kärcherismo” de Sarkozy es la solución, Pero a mi edad, todavía estoy con la idea –¿debilidad , tibieza, inconsciencia?- de que la flexibilidad inteligente es más potente y más efectiva que la fuerza bruta. Pero igual eso es sólo wishfulthinking de ese que no lleva a ninguna parte.
Aún con todo, el problema de Europa es que vemos cómo desde horizontes lejanos nos cambian las reglas de juego que costaron tanto y tanto tiempo crear.
No se ha avanzado en la disminución de la cantidad de horas dedicadas al trabajo y aunque lo más terrible sea el desempleo, el empleo precario y con jornadas interminables resulta algo muy grave.
Viene primero la inquitud de encontrar trabajo para pasar inmediatamente a la inquietud de no perderlo, conviviendo siempre con la inquietud del propia trabajo.
Parejas con problemas de relación personal; cambio a peor de hábitos alimentarios; hijos sin padres con quienes hablar y convivir, estrés y depresiones …
Ni millones de máquinas, ni robots de todo tipo , ni la revolución que ha supuesto el ordenador en la sociedad occidental han conseguido hacer bajar el número de horas de trabajo en el mundo. Ahora, en un nuevo contexto, con el cambio susbtancial que ha supuesto el desarrollo de China e India a la cabeza de todos los paises asiáticos han condenado a muerte la idea de un mundo occidental, opulento, relajado y feliz.
Fin de la utopía de 30 o 35 horas de trabajo o menos, para poder disfrutar de los bienes culturales y de consumo. ¿El paraiso en la Tierra? ¡Quiá!
El rodillo chino y sus adláteres asiáticos imponen ahora al mundo la vuelta a empezar con las jornadas inacabables que hacían cantar a Brel cómo nuestros bisabuelos llegaban gastados y medio muertos a los 20 años. Y los que sobrevivían – pobres desgraciados – total les servía para que les mandaran a ir a morir en las trincheras de dos horribles guerras mundiales …
Pues me temo que algo de todo eso queda aún en pie un siglo más tarde, con todos los mutatis mutandi que se quieran. Hemos alcanzado cumbres extraordinarias total para avanzar humanamente muy poquita cosa.
Ahora la salud o la enfermedad de todo un bloque continental como nuestra Europa de los 27 y , proporcionalmente, la de cada uno de sus miembros, depende más de lo que pase en Irak o en Irán o en Corea, o de un hipotético tsunami en Japón …que no del color político del gobierno de un país.
Los despidos de trabajadores de las multinacionales se cuentan por miles y afectan a personas que viven en diversos países del mundo.
Devastadores son los efectos económicos mundiales los que provienen de una baja en la producción de petróleo (o de su incrmento o del descenso en el consumo). Devastadores los efectos sobre las pequeñas economías españolas de la quiebra de un sector immobiliario estadounidense …
Inquietante el descenso del número de abejas en Alemania … intersigno de catástrofes agrícolas importantes …Las quiebras, los tsunamis y las plagas son ahora mundiales.
Los problemas graves son los que tienen que ver con el equilibrio entre los nuevos bloques: Europa, las dos o tres Asias, Sudamèrica i Norteamérica…
y Africa del subdesarrollo y las guerras y las enfermedades endémicas!
Reconozco que, en efecto hay que actuar localmente antes de pensar en actuar globalmente, pero me parece que tenemos que tener muy claro que eso de la globalización no es una lejana abstracción sino una muy dura y presente realidad.
Y con ser muy reales y muy importantes, los árboles de las municipales, las legislativas o las presidenciales (en Francia) puede que nos tapen el bosque de la globalidad … que es lo que afecta seriamente el orden mundial de manera cada vez más patente.
Me gustaría empezar a ver cómo las potencias mundiales debaten e intentan entenderse para equilibrar el desarrollo sostenible y se hace de ello pedagogía en todos los foros sociales, y cómo los dirigentes del mundo entero se ponen de acuerdo en educar a las sociedades respectivas sobre estos problemas.
Con lo grave que son los problemas a nivel mundial, es indigno y delito de les humanidad ver como la televisión ofrece a los ciudadanos opios varios que nos mantienen en la inconsciencia y en la ignorancia de la realidad …
Me fui por los cerros de Úbeda … Vuelvo a aterrizar para añadir sólo una cosa…
Mucho de lo que afirma Max Gallo parece “involuntariamente” proyectable a la realidad española, pero, pero, pero …Seamos serios . Si todas las comparaciones son odiosas, hay algunas todavía más odiosas que otras …
Francia no tiene nada que ver con España.. Sarkozy no es el conglomerado explosivo RajoyAcebesZaplana ni mucho menos. El agraviocomparativo es aún mayor si nos atrevemos a asociar la voluntad de diálogo y de pacto que representan Royal y /o Bayrou con la idea de dejación, claudicación, casi traición y hecatombe nacional, y se insinue que nuestro presidente J.L. Rodríguez Zapatero está yendo como inconscientemente por esos derroteros.
Bueno, la retórica cínica, el desparpajo demagógico, la insolencia carroñera y el gracejo esperpéntico dan mucho juego en mítines y en ruedas de prensa de campañas preelectorales y electorales, y , desgradiamente, incluso produce rédito electoral, pero son sólo eso … cinismo y demagogia, monstruos que convendría evitar porque conocemos el paño y se sabe dónde nos pueden llevar …
¿No te parece, JPQ?
Un abrazo.
JP Quiñonero says
Mein lieber Sani,
Me abrumas… responder a todo eso me / nos llevaría rescribir la historia política de Francia and Spain de los últimos treinta o cuarenta años.
De entrada, la evidencia: conoces bien al personaje. Tampoco yo comparto bastantes de sus análisis. Pero cuando dialogas con alguien, intentando pedirle su opinión, me parece de muy mal gusto replicar y contradecir. No es lo mío. Lo mío es preguntar. E intentar comprender. Para matizar mi opinión en las cuestiones esenciales escribí la entrada siguiente: Hundimiento de patrias y naciones. Me gustaría pensar que quedan claras sus opiniones y las mías.
Después… la idea que se tiene en las Españas de Sarkozy es francamente peregrina. El personaje es mucho más complejo, y responde a problemas y cuestiones políticas y culturales de fondo. La prensa de Madrid y Barcelona no intenta explicar esa complejidad: la reduce a un galimatías que bien refleja algo entre la mala fe y la ignorancia.
Nouvel Observateur y Philosophie han publicado los puntos de vista e intenciones de voto de las personalidades intelectuales (filósofos, digámoslo así). Ségolène y Sarkozy están muy igualados. Publicaré sus opiniones, sin comentarios, hoy, mañana o pasado. La opinión más divertida es la de una directora de revista de vanguardia sobre Ségolène: “Robespierrette”. Dentro del PS, toda la gente que piensa ha anunciado que no votará por ella.
Ahora que no nos oye nadie: tomar partido por este o aquel político (a) o politicastro (a) tampoco es lo mío: ni siquiera como ciudadano.
Corto. Esto se hace demasiado largo, too much. Bien à toi,
Q.-
alberto says
La confusión es tremenda en este pais. Es una lástima que cada vez nos alejemos más de la realidad.
La web: http://www.democracia76-04.com, relata puntualmente cómo, cuando y porqué ETA cesó en sus asesinatos. Aporta hechos y datos policiales, judiciales, políticos, etc. Habla de golpes de estado y otros asuntos de máxima trascendencia histórica.
Rescomendable y esclarecedora web.
John Argudín Melgarejo says
El torpe empeño de nuestras constituciones españolas, de formularlo todo o mejor re-fomularlo – lo que alcanza el zenit con la actual constitución – hace confuso el concepto de nación. No es útil, más bien es perjudicial, conceptualizar la Nación, y subsidiáriamente el Estado. La Nación es un hecho/situación histórico, al que se llega por una evolución histórica. Y ambos hechos/situaciones históricos nos llevan y conllevan a la modernidad política y administrativa de las comunidades alzadas al plano de la Nación. Max Gallo lo expresa muy bien. Porque la Nación se manifiesta en sentimiento y razón…, históricos. Tanto que cualquier persona se puede desnaturalizar y por ende dasnacionalizar; al igual que se puede deshumanizar. Lo que no puede ningún animal. Un gato no puede desgatizarse; un caballo no puede descaballizarse. Los animales no tienen Patria. Y la noción de patria ( que tampoco concepto) se alcanza a través de la «noción» de nación. Lo cual no es para nada un juego de palabras. Nó, no es juego de palabras. Por eso cuando el peligroso, por visionario sectario e ignorante, presidente des-gobernante de la casi agonizante Nación Española, dijo aquello de: «que el concepto de nación es un concepto discutible y discutido», sabía, sin saber, lo que decía aparentemente «liándose» entre palabras/palabrerías (admirable en cierto sentido capacidad de manipular desde la confusión que sin duda posee el personaje en cuestión), Don Rodriguez sabía, sin saberlo propiamente que es su estilo curioso de pensar/no-pensar/decir, sabía que lo que estaba proclamando es su afán de «matar» España: matando la nación podía destruir toda oposición a su «concepto» (ahora sí concepto) de revolución de su «socialismo visionario». Lo terrible es que lo va logrando. Ante la pasividad de la sociedad española. Y la no-oposición del llamado primer partido de la «oposición» hoy descompuesto gracias a las maniobras en la oscuridad de su actual presidente Don Rajóy. Gracias Señor Juan Quiñonero por haberme permitido gozar de la espléndida entrevista que usted realizó con el señor Max Gallo. Tardío mi comentario, pero mas vale tarde que nunca.