He leído y vuelto a leer la gran entrevista de Josefina Martínez del Álamo con Adolfo Suarez, inédita desde 1980. Y la desarmante sinceridad de uno de los más grandes políticos de nuestra historia política contemporánea describe con mucha precisión un trágico proceso recurrente en este Infierno: de cómo los medios de incomunicación de masas socavan si no destruyen los fundamentos de la vida ciudadana.
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Yo hablo de Caína y medios de incomunicación de masas. El lenguaje de Suarez es mucho más castizo: él evoca la “cloaca madrileña” donde se mueven los cocodrilos (políticos y periodísticos) que a diario siembran la podredumbre moral. Problema que no ha dejado de agravarse, para mi sensibilidad, a la luz de la historia política y periodística más reciente. Con una novedad radical, apenas balbuciente en tiempos de Suarez: la proliferación de mafiosas familias filantrópicas.
En este contexto, la “cloaca” de Suarez viene de Quevedo y Valle Inclán. Mi Caína es otra cosa, Caina, Kakania y nuestro Infierno.
● Recursos para envenenar la convivencia, a toda hora.
● Una sociedad desvertebrada por los medios de incomunicación de masas.
● Utilidad social de la ignorancia, las ideas muertas o averiadas.
● El Mal absoluto y el comercio de almas muertas.
ABC, 23 septiembre 2007.
Entrevista inédita a Adolfo Suárez: «Soy un hombre completamente desprestigiado»
Por JOSEFINA MARTÍNEZ DEL ÁLAMO
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“Los comentarios políticos suelen ser mensajes que no entiende casi nadie. De ahí que la prensa tenga cada vez menos lectores. De ahí que los políticos estén cada día más separados del pueblo… Porque han acabado todos cociéndose en la gran cloaca madrileña… Y molesta mucho que yo hable de una gran cloaca madrileña. ¡Pero es verdad! No existe la preocupación de sobrevolar por encima. Nadie intenta hacer una crítica objetiva de las actuaciones políticas, con independencia del partido que realiza la acción.”
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“Simplemente observo una realidad que me parece muy grave, porque nadie intenta remediarla. No se entrevé ningún síntoma de corrección. Y la gente se está apartando de todo. De todo.”
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“…Y noto, además, que algunos periodistas no intentan obtener los datos necesarios para hacer una información exacta. He hablado de Autonomías con un grupo de periodistas. Y les he dicho: ¿ustedes se dan cuenta de que han desprestigiado totalmente el estatuto gallego? Les pregunto: ¿lo ha leído alguno de ustedes? Y no… ¿Y han leído ustedes el título octavo de la Constitución?… Y no.”
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“Y es más: me reuní con los intelectuales gallegos que habían criticado el Estatuto de Galicia. Los he llamado reservadamente. Los he invitado a almorzar. He ido con el estatuto y lo he puesto encima de la mesa: “Señores, vamos a mirar artículo por artículo dónde está la ofensa a Galicia…” ¡Y me confesaron que no lo habían leído!… Cuando todos ellos se habían manifestado públicamente en contra… Sólo porque Alfonso Guerra había dicho que aquello era una ofensa a Galicia. Y Fraga había dicho que aquello era una ofensa a Galicia… Así que funcionaban simplemente por el ruido del tam-tam de la selva. Yo repito a menudo que en España está ocurriendo un fenómeno muy grave: las cosas entran por el oído, se expulsan por la boca y no pasan nunca por el cerebro… casi nunca pasan por la reflexión previa.”
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“Un político no puede ser un hombre frío. Su primera obligación es no convertirse en un autómata. Tiene que recordar que cada una de sus decisiones afecta a seres humanos. A unos beneficia y a otros perjudica. Y debe recordar siempre a los perjudicados… Gracias a Dios, yo no lo he olvidado nunca. Pero se sufre porque no puedes tomar decisiones satisfactorias a corto plazo para todos los españoles. Aunque esperas que sean positivas en el futuro y asumes el riesgo… Hay personas que no ven a los gobernados uno a uno… Yo los sigo viendo. ¡les veo hasta las caras!”.
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“Cuando en el año 77 se consolida la democracia y las leyes reconocen libertades nuevas, pero también traen aparejadas responsabilidades individuales y colectivas, empieza lo que llaman el desencanto… ¡El desencanto! Yo no creo que el pueblo español haya estado encantado jamás. La Historia no le ha dado motivos casi nunca.” ( .. ) “Tuvimos que aprender que los problemas reales de un país exigen que todos arrimemos el hombro; exigen un altísimo sentido de corresponsabilidad. Y sin embargo, los políticos no transmitimos esa imagen de esfuerzo común… La clase política le estamos dando un espectáculo terrible al pueblo español”.
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“Somos todos. Somos los políticos. Los profesionales de la Administración… La imagen que ofrecemos es terrible… Vivimos una crisis profunda que no es, en absoluto, achacable al sistema político. Pero la democracia exige a todos una responsabilidad permanente. Si nosotros fuéramos capaces de transmitir al pueblo ese sentido de responsabilidad, si lo tuviéramos perfectamente informado, el pueblo español asumiría todo lo que supone la soberanía ciudadana.”
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“Pero le hemos hecho creer que la democracia iba a resolver todos los grandes males que pueden existir en España… Y no era cierto. La democracia es sólo un sistema de convivencia. El menos malo de los que existen.”.
Luis Rivera says
Pienso que Suarez es la viva imagen de la tragedia. Ahora, al leer estos trocitos de la entrevista, me doy cuenta de que es cierto. Antes incluso de su tragedia fñísica, personal, la que lleva aparejada la muerte de los seres queridos y su senilidad, que le hace perder al yo que hay dentro, entiendoi que vivió con una lucidez clarividente «lo imposible». Como el Ca´lígula de Camus, en otra dimensión que es obvia, pedia la luna a Helicón (la sociedad) y esta no quiso ir a por ella. El horror de la política, que le trituró literalmente, está en la voluntad de poder, en el más puro sentido de Nietzsche. Suarez ¿entendía el poder como un acto de servicio para la convivencia? Pienso que si debía entenderlo de tal manera y eso arruinó su carrera política. Figura trágica fué el primer «devorado» por una revolución que yendo más allá no sabía hacia donde iba. Aquellos políticos, algunos, no todos, no estaban en el retorno de las cosas sino en el proyecto de futuro, la voluntad de futuro. Una enorme carga ética, de cariz personal, no surgida del adoctrinameiento sino de la realidad y sus posibilidades. La políotica, en sí, no puede ofrecer ese futuro ético, ese camino cargado de sentido moral, que si vislumbramos durante un corto mperíodo de tiempo. España nunca fué tan España como en aquellos ideas, un punto de equilibrio en el tiempo, un espacio para la reflexión y la sensatez.
Sin haberle votado nunca debo aceptar mi enorme sentido de cercanía con el hombre que se agostó en la fragilidad de la condición humana. Y en España, condición humana, es un concepto perdido a causa de la velocidad que imprime la emoción irracional.
Ayer, sin ir más lejos, les decía a unos amigos comiendo en el jardín de casa, en un almuerzo improvisado, que se desprecio por Zapatero era tan visceral que les impedía analizarlo en el tiempo y en la serenidad. Nadie es el cero absoluto, la desgracia perpetua, nadie. Cuando de la política y de los políticos hablamos desde el desprecio absoluto producto de la antipatía, estamos perdiendo nuestros papeles de ciudadanos. Nadie nos obliga al odio salvo la necesidad de estar de acuerdo con algún grupo creador de opinión. Leemos la prensa conscientes de que solamente nos interesa aquel periódico que no lleva la contraria a nuestra opinión, fortalecida desde «la oscura raiz del grito» que diría García Lorca. ¿Que hacer ante ello? CXomo mis invitados, guardar silencio y decir que probablemente fuera cierto, pero que aún así, Zapatero era un ser despreciable. ¿Porqué les preguntaba? NO se trataba de que me dieran razones para rebatir, sino razones para comprender ese cúmulo de odio que atesora cualquier político que llega al poder. Ningún presente nos deja ver más allá de nuestras propias narices. Cainismo, dices, Q, y creo que esa es la naturaleza del cainismo más visceral y por lo tanto más depredador y al tiempo más destructor.
Habrá que esperar a una biografía lejana de Suarez que lean nuestros nietos. Pero ya no estaremos para decir que era un tipo excepcional en un mundo vulgar. Suarez, Calvo Sotelo, Aznar, Zapatero, no han sido especímenes degenerados, corruptos, atesorando millones y fincas. Pero este vulgo despreciable del que cuesta desprenderse, los ha dotado de sus propios atributos, o de los atributos de los escribidores parlamentarios y los comentaristas de salón.
El Infierno son los otros, escribió Sartre. Y tenía tanta razón que hemos convertido la frase en una excusa que acentúa el «otro». El infierno, diría yo, somos los otros.
JP Quiñonero says
Luis,
Creo que estoy bastante de acuerdo.
Me quedaría con el Suarez imagen viva de la tragedia. Y me atrevería a modificar interesadamente la cita de Sartre: “El infierno somos nosotros”,
Q.-
Luis Rivera says
Q, si, nosotros también. Y por cierto, en la lista de presidentes he olvidadoa González, al que añado. No ha sido intencionado, naturalmente.
Mortadelo says
Suarez era un buen honbre honrado. No se si lo perdieron sus amigos, España, los españoles, o todos juntos, como en Fuenteovejuna, pero dando estacazos contra el que sobresale, como la 6 contra el navio almirante de Prisa, o como el navio almirante de prisa contra la 6a
JP Quiñonero says
Ana, Morta, Luis,
En el fondo, quizá todo esté un poco ligado… Gil de Biedma hablaba de este país de todos los demonios… que es algo así como hablar de un país endemoniado, donde todos tenemos nuestra parte de culpa… de ahí que se me antoje más bella la historia de los Groz, Denise y André, buscando o esperando la muerte, juntos, de la mano, como los adolescentes de la película de Huston: “La muerte llega para siempre, pero nosotros no la tememos”. Amen.
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