En vísperas de una primera visita oficial al Vaticano, el vendaval Carla Bruni – Nicolas Sarkozy está dejando al descubierto hondísimas metamorfosis de Francia y su modelo político.
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Metamorfosis política. Por vez primera en la historia política nacional, un jefe de Estado hace política a través de la orquestación pública de sus relaciones ¿sentimentales? ¿carnales?
Metamorfosis social. La opinión pública comienza por aceptar la “claridad” y “libertad” del presidente, exponiéndose a la luz pública del brazo de su amante.
Metamorfosis cultural. Prensa, radio y tv recurren a psicólogos, psiquiatras (¡!), publicitarios, analistas políticos y diplomáticos, para “intentar comprender” el “verdadero alcance” del comportamiento de un jefe de Estado que nadie sabe si calificar como vulgar play boy, o como un gran artista de la comunicación fotográfica y audiovisual, sin olvidar el modelo canónico de la familia reinante en Mónaco desde hace siglos.
¿Cómo no advertir lo que salta a la vista..? Desde ahora, nada será igual para la acción política local, para bien o para mal, con éxito o fracaso para el temerario solista presidencial. Ese vendaval está modificando el arte de hacer política, en Francia.
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