“… a través de la manipulación, el chanchullo y el cambalache político, S* ha hundido una empresa en doce meses, dejando en el paro a trescientas familias, dinamitando un producto que gozaba de prestigio y respetabilidad. La peligrosidad social de este atentado contra los bienes cívicos y culturales de la colectividad no está penalizada con la legislación vigente”…
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De la delincuencia periodística, Diario 16, 28 abril 1980.
A primera hora de la mañana del día de la publicación de ese artículo, Miguel Ángel Aguilar me llamó por teléfono, a París, eufórico, entusiasta: “¡Quiño… tu artículo ha sido un gran éxito..!”… “¡S* dice que se querella contra nosotros..!”.
Tantos años después, han florecido nuevas formas de delincuencia periodística. Pero temo no tener el valor físico ni el brío juvenil del autor de ese artículo, escrito a la memoria de un periódico difunto: INFORMACIONES y una década prodigiosa.
Sólo porque nos permite escribir aquí lo que nos viene a la cabeza, con reverencia:
Se lee el mismo escritor que nos deleita cada mañana con su visión de tranquila y cortés casi amarga. Acaso más agresiva, edad y circunstancias, pero indeleble como ahora.
Un adepto
PS: A propósito, Qué fue de S*?
Armando,
Jo, te debo algo grande. Lo de «traquilo, cortés y casi amargo» me conviene perfectamente. Gracias mil y pico…
Q.-
PS. S*… Primero estuvo haciendo las Américas. Luego creo que murió, en Barna.
Como suele decir un estimable bloguero:
Quite, quite
😛
En el enlace se puede comprobar que la wikipedia hispánica todavía está en mantillas. Entre la impresionante nómina de periodistas mencionados, sólo unos pocos tienen su entrada propia en esta enciclopedia colaborativa.
Saludos…
J.
Armando, Joaquín,
… Armando,
Bueno…
… Joaquín,
Parafraseando no recuerdo bien si a JGoytisolo o JGil de Biedma, entre todas las historias, la historia más triste es la del periodismo y los periódicos…
Q.-