Rue Royale, 9 diciembre 2011. Foto JPQ
Fallido homenaje a Hitchcock, cuando él recordaba a Dante Gabriel Rossetti a través de una Kim Novak de cuento de hadas.
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Rue Royale, 9 diciembre 2011. Foto JPQ
Homenaje fotográfico, el mío, muy fallido, hélas, que viene de muy lejos: es uno de los fundamentos últimos de mi Dark Lady, cuyas raíces últimas datan de muchos años atrás, cuando escribí esta historia, publicada originalmente el 2 de junio del 2001, ABCD, Hitchcock: el pincel como arma 1 y 2.
1972. GeorgeCukor desea ofrecer un homenaje a Luis Buñuel, reuniendo a su lado a Alfred Hitchcock, Robert Mulligan, William Wyler, Georges Cukor, Robert Wise, Jean Claude Carriere, Serge Silberman, Billy Wilder, Georges Stevens, y Robert Mamoulian.
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HITCHCOCK Y EL GRAN ARTE: COINCIDENCIAS FATALES
[May 10th, 2006] [29/05/01 09:37:44] Quizá por vez primera, un gran museo internacional, el más visitado del mundo, en este caso, presenta (1) la obra de un maestro que ya pertenece a la historia del cine, Alfred Hitchcock, (1899-1980), comparándola e ilustrándola a la luz del gran arte moderno y contemporáneo, estableciendo asombrosos paralelismos con obras maestras de Dante Gabriel Rossetti, Rodin, Magritte, Braque, Hopper, Man Ray, o Salvador Dalí, entre muchos otros.
Desde sus orígenes, el cine ha sostenido unas relaciones muy ambiguas y complejas con el gran arte. Homero, muchos capítulos de la Biblia, Cervantes, Shakespeare, Tolstoi, Dostoievsky, Stevenson, Tachkeray, Stendhal, Flaubert, Balzac, Thomas Mann, Musil, Lampesuda, Borges, Cela, Kamawata, entre tantos otros, han sido filmados, con muy distinta fortuna, «traduciéndose», en imágenes, unas aventuras y laberintos de la más íntima naturaleza verbal.
Solo en rarísimas y contadas ocasiones, la gran música (la V Sinfonía de Malher), la gran novela (La muerte en Venecia) y los lívidos albores de la filosofia contemporánea (a través del joven Nietzsche), han llegado a fundirse en obras cinematográficas de excepción, como la célebre novela corta de Thomas Mann, filmada por Visconti. En su ejemplaridad única, La muerte en Venecia viscontiniana [Visconti, Muerte en Venecia y mi biografía de CJC] no deja de ser una excepción, indisociable, sin duda, de El Gatopardo. El mismo Visconti renunció a filmar algunos pasajes de la Recherche proustiana, que otros intentaron realizar, parcialmente, al menos, con discutible fortuna (Recuerdo con emoción la película de Raúl Ruiz). Y es dificil imaginarse como podría filmarse el pacto con el Diablo con el que nace la nueva música concebida por el Adrian Leverkuhn de Mann, a imagen y semejanza del Schoenberg interpretado por Adorno en California. Las versiones fílmicas de un cuento de Joyce y la legendaria novela de Malcom Lowry, realizadas por John Huston, son, como dudarlo, obras muy mayores, que no siempre pueden seguir el «original» literario. Algunas de las versiones cinematográficas de Don Quijote quizá sea grandes obras audiovisuales, igualmente, de las que siempre está ausente lo esencial: el verbo y la palabra de Cervantes. La Lolita de Stanley Kubrick me parece genial y muy fiel, haciendo más palmaria la originalidad radical de la novela de Nabokov. Tachkeray « traducido » al cine por el mismo Kubricht me parece incluso « superior ».
JoanFontaine,Rebecca.
MARAVILLOSAS MUJERES
Por el contrario, novelas policíacas relativamente menores, historietas muy secundarias, pulp fiction de la más humilde condición, se convirtieron, en su día, en obras maestras del cine, gracias, precisamente, al gran estilo de directores como John Ford, Vicente Minelli, Billy Wilder, Capra, Lubitch, Huston, o el mismo Alfred Hitchcock, precisamente. En algunos casos célebres, la colaboración finalmente fallida entre personajes como Faulkner, Wilder y Raymond Chandler, ya puso en evidencia la difícil si no imposible combinación del genio verbal de primero, el genio teatral del segundo y el genio angelical del tercero.
De Eisenstein a José Luis Gómez, de Cocteau a Bioy Casares, de Azorín a Jim Thomson, podrían multiplicarse, al infinito, los ejemplos de un diálogo sin cesar comenzado y siempre concluido en la mutua incomprensión entre géneros y artes que utilizan materias de creación tan variadas como no siempre bien avenidas.
De ahí la importancia excepcional de esta exposición. Quizá por vez primera, con tal riqueza de materiales iconográficos, se intenta explorar y discutir un mundo y universos paradójicamente desconocidos, que poco o nada tienen que ver con la correcta o incorrecta adaptación de una intriga novelesca al universo cinematográfico. Lo que esta exposición nos invita a explorar y descubrir, maravillados, sin duda, es el paralelismo, prolongación y diálogo, directo, secreto, y sin embargo palmario, entre las imágenes filmadas por Hitchcock y algunas imágenes del gran arte moderno y contemporáneo que correspondían a sus gustos, formación y sensibilidad.
JoanFontaine, Rebeca.
INQUIETANTES SEÑORAS
Se conocen con bastante precisión las influencias de Murnau, Eisenstein, Buñuel, Lang o Cocteau en Hitchcock. Incluso ha llegado estudiarse la magna herencia de Edgar Allan Poe en la sensibilidad y filmografía hitchcockiana. Pero está por escribir la historia del laberinto que descubre, por vez primera, esta majestuosa exposición, de muy otro y distinto origen.
No es un secreto que Hitchcock fue, como Billy Wilder, un coleccionista muy fino, un amateur privilegiado y sensible del gran arte de finales del XIX y la primera mitad del XX. A partir de esa pista, significativa, varios millares de imágenes de grandes películas célebres, y dos centenares de cuadros, pinturas y grabados, permiten establecer una «topografía» y un «espacio» artístico de nuevo cuño: un inquietante beso entre James Steward y Kim Kovak, en Vértigo, tiene profundas semejanzas formales con el no menos célebre Dúo de Magritte; los Pájaros negros de Braque parecen estar en el origen de las algunas imágenes de los Pájaros de Hitchcock; la mansión de la que huye Antony Perkins en Psicosis parece «salir» de la Montaña del faro de Hopper…
Hay muchos otros paralelismos, «coincidencias», «influencias», pasarelas y viajes de ida y vuelta entre las cincuenta tantas películas inglesas y americanas de Hitchcock y las grandes escuelas pictóricas simbolistas, prerrafaelistas, surrealistas y cubistas básicamente europeas, inglesas, austriacas, francesas y muy Costa Este norteamericana. En ese marco, la tradicional y obligada referencia a Poe falsea parcialmente la cuestión. El Hitchcock «maestro del suspense» y antólogo de relatos y sucedáneos de terror quizá sea una parodia, tosca, simplista y vulgar en exceso.
KimNovak,Vértigo.
HEROINAS DE VÉRTIGO
Sin duda, el miedo, el terror y el espanto pueden tener una importancia evidente en algunas parcelas del legado hitchcockiano. Y esos territorios mal explorados algo tienen que ver, como dudarlo, con los relatos de miedo y terror de Poe. Pero el paralelismo, las influencias y el «diálogo» repertoriado por esta exposición nos obligan a repensar la importancia y la función misma del terror en esa obra cinematográfica.
En una secuencia clásica de Con la muerte a los talones, James Manson acaricia de inquietante manera el cabello rubio y muy bello de Eva Maria Saint. La cámara de Hitchcock contempla la escena desde la espalda de los personajes, para mostrarnos la finura y crueldad de la mano del hombre, acariciando el cabello para mejor subrayar su determinación, ante el crimen, si fuese necesario. Es el detalle de la mano de James Manson, acariciando el sedoso cabello de Eva Maria Saint el que confiere a ese pelo rubio una dimensión sacrificial. Otra cabellera rubia, de Domenico Gnoli, en primer plano, inundando la superficie lisa de un cuadro, nos transmite la misma sensación de angustia contenida. A través de la pintura, una cabellera surrealista nos instala ante un mundo onírico que también está bien presente en la obra de Hictchcock: a través de una intriga y persecución superficialmente policial asistimos a la revelación de inquietantes incertidumbres. La muerte acecha en los lugares más insólitos. El miedo y la angustia penetran todos los poros de unas vidas definitivamente frágiles y amenazadas. El demonio y el mal rondan por todas partes, comenzando por el portal de nuestra propia residencia, en cuarentena.
La trama de Psicosis o Con la muerte a los talones, por citar dos obras maestras bien conocidas y apreciadas, de todos los públicos, pudiera sugerir que es en el «argumento» donde ese miedo y esa angustia se instalan de manera más inquietante y duradera. En definitiva, la obra maestra de la extrañeza más honda del hombre contemporáneo, ante si mismo, continúa siendo La metamorfosis kafkiana. Y muchas películas de Hitchcock están filmadas en forma de laberintos. Pero los paralelismos puramente gráficos también dicen otras cosas: Kim Novak, en Vértigo, es la prolongación visual de la Prosperina de Dante Gabriel Rossetti.
HelenadeTroya, Dante Gabriel Rossetti.
MUJERES DE ENCANTAMIENTO
Por sensibilidad, formación y gusto personal, Hitchcock sentía respeto, admiración y atracción no solo por Rossetti, Burne-Jones, Beardsley, entre otros, que también están bien presentes en su obra. Los temas y las estéticas muy fin de siglo, en Londres y en Viena, se multiplican, van y vienen, sin cesar, en varias obras de la época inglesa del maestro. Pero solo ahora, al fin, comenzamos a descubrir como la fúlgida belleza de algunas mujeres filmadas por Hitchcock, Kim Novak o Grace Gelly, ha sido metamorfoseada en materia de encanto y misterio que viene directamente de los grandes maestros simbolistas, prerrafaelistas y modernistas, sembrando la imaginación y las imágenes más bellas del cineasta.
Félix Valloton, Odilon Redon, Paul Klee, René Magritte, Hopper, Dalí, ocupan un puesto de excepción en el panteón de los seres de ilusión e imaginación de Hitchcock. La elegancia emblemática de James Steward o Cary Grandt, los grandes arquetipos hitchcockianos, también provienen, parcialmente, al menos, de los héroes urbanos de Volloton y su distintiva elegancia. La ventana desde donde un hombre contempla el misterio de vivir en cuarentena también habla de otras ventanas de Valloton, Hopper y Dalí. Los paisajes donde se pierden, corriendo, hacia misteriosos destinos, los automóviles conducidos por personajes de inquietante normalidad, se asemejan, con frecuencia, a los paisajes urbanos y metafísicos de De Chirico.
Sería fácil concluir dejando constancia que Hitchcock se sirve de las imágenes del gran arte contemporáneo para ilustrar sus propias obsesiones fílmicas. La verdad ahora revelada es muy otra. Parece evidente que el cineasta ha podido contemplar y estudiar los Pájaros de Braque a la hora de filmar algunos planos y secuencias de su propia y memorable película. La comparación mecánica, visual, de la obra filmada y la obra del gran pintor cubista también nos dice que esas composiciones de líneas y figuras, imágenes en acción, comienzan por escapar a la lógica puramente narrativa y nos invitan a descubrir un territorio mal explorado, poblado de enigmas y misterios. Esos pájaros que habitan en una pesadilla también son el fruto de una profecía pictórica. Los pájaros de Braque y Picasso pertenecen a una misma especie, solo repertoriada en los manuales de zoologia fantástica: los seres y figuras de ilusión, iluminación y pesadilla.
JamesStewartyGK, La ventana indiscreta.
LOS BESOS DE GRACE KELLY
Otro tanto ocurre con las heroínas de Hitchcock: son seres de fría belleza apasionada que salen, ahora lo sabemos, del universo encantado de las heroínas prerrafaelistas y los cuentos de hadas. La filiación directa entre Poe y Hitchcock quizá no sean los cuentos de terror, si no Annabel Lee. Hadas y princesas encantadas, seres de encanto y pavor. Vestidas con las galas de la más alta aristocracia del espíritu, esas mujeres besan con la pasión de los seres errantes, durante una eternidad, condenadas a vagar, en nuestros insomnios, eternamente vírgenes de imposible fecundación, sembrando los sueños de los niños y los adultos desamparados.
La llegada al castillo de Manderley, en Rebeca, o a la casa Bates, en Psicosis, son el paralelo cinematográfico de los cuentos góticos ingleses, las fantasías románticas alemanas, o los lugares de espanto y terror de Lovercraft. En esas mansiones de sueño y horror viven eternamente inmortales seres imaginarios, que el joven Hitchcock había descubierto en los cuentos de Poe y de Oscar Wilde. Sin embargo, la pasión artística del director de cine, conocedor y coleccionista de mucho gusto, le permite visitar y reinstalar esas figuras de sueño y pesadilla en las salas iluminadas por la luz y maneras de gran arte moderno. Un cuchillo, un vaso de leche, pueden cobrar, repentinamente, la inquietante luz sobrenatural que viene de Man Ray y de Magritte. El laberinto infernal de la ciudad moderna es diseccionado a la luz lírica y arquitectónica de Caillebotte y Paul Klee.
Sin duda, no es imprescindible conocer los grandes cuentos de hadas, de la gran literatura romántica anglosajona, para dejarse seducir por las princesas encantadas que James Stewart y Cary Grandt llegan a tener en sus brazos, sin llegar a poseer ni fecundar, jamás. Pero, comparando las imágenes de Kim Novak encarnando el fantasma de Prosperina, o asistiendo al despertar de una princesa encantada –cuando Grace Kelly besa a Cary Grandt, alimentando una sed que nunca podrá calmarse ni saciarse, porque el héroe, atribulado, está abrazando a un hada que no puede saciar la pasión de los mortales–, el descubrimiento de las fuentes originales de esas secuencias, en Dante Gabriel Rossetti, en Poe, en Oscar Wilde, revisitados y perdidos, en las calles y paisajes de Edward Hopper y De Chirico, quizá nos ayude a comenzar a explorar los caminos que un día tomaron los seres de ilusión del gran arte, buscando y encontrando cobijo en las fábulas cinematográficas.
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(1) Hitchcock y el arte: coincidencias fatales. Del 6 de junio al 24 de septiembre 2001. Centro Pompidou. Paris.
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MMarie says
Cuantas cuantas cosas bellas y muy bellas, Mr Q.
JP Quiñonero says
Mme Marie,
Eso creo yo, también.
Q.-
Armando says
Abrumado quedo, por la belleza sí, pero también por su sensibilidad y sus palabras.
En otro orden de cosas: en un par de meses estaremos por Paris, sabe si se puede visitar alguna exposición de Hopper por mediados de marzo?
y disculpe el abuso.
JP Quiñonero says
Armando,
Anda, anda…
Me temo que NO hay nada de Hopper programado en París, no.
Q.-
PS. Si te parece, podemos suprimir la barba del «usted».
Albert says
Buffffff,
brutal. Precioso. No tengo tiempo para comentar, veremos el finde.
A mi me enamoraba como trataba a las chicas Kieslowski, y ahora, Lars von Trier.
¡como he disfrutado con este post!
¡que joya!
un apunte: me rindo ante el «laberinto» de H. Efectivamente!!! Un laberinto equilibrado, dentro/fuera, luz/sombra, placer/dolor. Y sobre todo llave/solución. Pocos recogieron el guante. Kubrick.
Sani says
Cher JP,
Magnífico artículo. ¡Qué inmensidad de ideas en tan poco espacio!
No me apetece entrar en comentarios de detalles sobre Hitchock o Visconti…Necesitaría concentrarme muy mucho…No descarto hacerlo un día de esos.
Me apetece en cambio apuntar ahora que con esta foto del encabezado van tres fotos de una colección que bien podría titularse «Las bellas también lloran».
Las tres manifiestan sufrir algun tipo de problema vital. La primera, en el exterior, és la más altiva y toda la gracia de su rostro reside en su capacidad de impedirnos imaginar de qué sufrimiento se trata.
Los otros dos rostros, ambos de extraordinaria belleza, pudieran esconder grandes dramas, pero sugieren «simples» problemas familiares o «comprensibles» males de amor…
Bueno, como diría la otra, «C’est juste mon avis».
equivalente a un «probablemente» que impide llevar la discusión mucho más lejos.
¡Sigue atento y adelante con ese extraordinario e incruento «safari»!
JP Quiñonero says
Albert, Sani,
… Albert,
La filiación H/K me parece cosa muy potable, si. Muy fina, a explorar.
… Sani,
Hombre… las bellas son muy suyas; y las hay que sufren mucho, si. Incluso cuando son bellas e inmortales. Esas, peor. Son algo así como divinidades caídas en el barrizal prostíbulo de la publicidad.
Los safaris son menos gratificantes: salvo cuando toman el tinte de las novelas policacas, aunque los anacletos no sean jim thomson, hélas.
Avanti..!!
Q.-
Nina says
¡Qué alegría! Tuve la suerte inmensa de ver esta maravillosa exposición en Montréal, en el Museo de Bellas Artes, donde empezó su itinerario hasta el Pompidou parisino… No me la esperaba, estaba allí por otros asuntos que no vienen al caso pero que algo tenían que ver, me doy cuenta… En la ciudad nevada apareció de pronto en una calle un gran cartel de Hitch invitando a entrar en el museo: todo lo que dice Q es verdad, lo certifico! Consigan el catálogo como sea… versiones fancesa e inglesa… La sabiduría de don Alfred se extendía por las salas y permitían imaginarlo de joven en Londres (donde fue del grupo surrealista) y deambulando por los límites de Hollywood para fecundarlos de inteligencia y belleza sin domar, libres, abiertas a todas las imaginaciones y a todos los ojos! Qué inmenso sentido de lo ciudadano, de eso que llamamos urbano y que H muestra que es simplemente lo civilizado: cultura y barbarie. Aunque, como dice Albert, con su llave y su resolución…
JP Quiñonero says
Nina,
Qué alegría, saber que te gustó esta expo..! Qué finura tus consejos… gratitudes cómplices (dentro de un orden, oye),
Q.-
Albert says
Entre otros muchos puntos destacaría un par, capitales:
Uno, la angustia del hombre moderno en la cima del progreso (o el presentimiento del hundimiento del Titanic):
El retrato del hombre moderno (moderno por el entorno, escenografía cuidada desde la pintura de la «ciudad» hasta el vestuario de las «piezas» del ajedrez que son sus personajes en sus peliculas) pero hombre a fin de cuentas. Angustia doble, por hombre y por moderno. La fragilidad reforzada, subrayada; la incertidumbre: el personaje principal de sus pelis (no le suspense); la incapacidad el hombre moderno de asumir la incertidumbre y su fracaso en eliminarla (tanto individual como colectivamente). El trazo del inconsciente colectivo-social es magistral, la «soga» que prometía libertad (tras el asesinato) pero que ahoga, literalmente y simbolicamente (los libros). La «llave» que abre la libertad pero encierra (en la carcel). Los arquetipos de «bondad» que se convierten en «el mal que rondan por todas partes». Y el hombre perdido en su laberinto, acosado por su angustia y el «mal que está por todas partes».
¿No será que la angustia es provocada por huir del «mal que está por todas partes» y eso le impide salir del laberinto? Una huida hacia delante que acaba siempre en el mismo sitio, encontrandote de quien huye: el mismo, tus miedos, tu angustia, el diablo que llevamos dentro.
Dos, el arquetipo de mujer castrada por la cultura masculina impotente (católica of course):
Mujeres que no son, que aparentan una arquetipo impotente. Los hombres proyectan sus miedos y castran a la mujer. O putas, o madres, o amas de casa. O en el mejor de los casos, tontas. Ese arquetipo de no-persona. De no-vida. Esa brutal frialdad, ese sufrimiento escondido, da la sumisión larga y dolorosa. Sin sexualidad, sin creatividad. Anuladas por el hombre, incapaz de asumir su propia sexualidad (lo guiños homosexuales de H. son divertimentos y provocaciones) y creatividad. Retrato de un mundo mediocre: la modernidad. La mujer idealizada (de cuento de hadas) para que no sea real, para que no sea mujer-mujer, de carne y hueso, digna. El hombre le roba la dignidad a la mujer y H. se la devuelve ¿como? denunciando el magnicidio.
JP Quiñonero says
Albert,
Uauuuuuuuuuuuuuu…
[ .. ] “Una huida hacia delante que acaba siempre en el mismo sitio, encontrándote de quien huye: el mismo, tus miedos, tu angustia, el diablo que llevamos dentro” [ .. ] Quizá… hay otros infiernos, pero están en este: el corazón humano… justamente, purgando nuestro corazón, construyendo en él nuevas moradas de ilusión, quizá estemos contribuyendo a forjar un mundo nuevo… Es el tema central de Navidad, el caballero, la muñeca y el tesoro.
[ .. ] “ Mujeres [ .. ] Anuladas por el hombre, incapaz de asumir su propia sexualidad (lo guiños homosexuales de H. son divertimentos y provocaciones) y creatividad. Retrato de un mundo mediocre: la modernidad. La mujer idealizada (de cuento de hadas) para que no sea real, para que no sea mujer-mujer, de carne y hueso, digna. El hombre le roba la dignidad a la mujer y H. se la devuelve ¿como? denunciando el magnicidio” [ .. ] Creo que hilas muy fino, en efecto… Apenas matices/variaciones:
1. OK a los guiños homo. Hay alguna película memorable… la de los dos amigos que se encuentran en un tren…
2. Modernidad… iluminada por la angustia y el miedo.
3. H. describe mujeres/mujeres y mujeres/mito (Vértigo), que evoca comparándolas con mujeres de leyenda, de ahí que puedan ser niñas, mujeres, princesas, hadas, etc. que sufren y aman como mujeres de carne y hueso, claro está… ¡esos besos de GK…!
…
El gusto es mío, oye,
Q.-
Albert says
Q,
merci, pero era lo mínimo que merecía el artículo. La verdad es que releyendo me doy cuenta de lo mal escrito que está, sorry (me refiero a mi comment, of course). Escribir de prisa y viernes por la noche tiene estas cosas (sin dejar de lado las enormes limitaciones de uno).
hombre, me sobra el QUIZÁS, y lo cambio por un DECIDIDAMENTE. Si hay un mundo nuevo es ese, sino no (creo).
Luego está GK que merece otro comentario a parte. H retratra varios arquetipos masculinos y femeninos (y ninguno, o casi ninguno andrógino). La lista es larga y excepcional en matices.
La metáfora del laberinto es continua. La duda es el primer cadáver ante la incertidumbre. La precipitación es el resultado, y su contrafuerte es el maquiavélico plan desmontado por minucias. Y se encuentran, la precipitación y la minucia, y de trasfondo el laberinto psicológico. Nadie como H. para retratar la incertidumbre nunca presente pero siempre flotante. Kubrick otro genio de las atmósferas, o Lynch.
Otro capitulo aparte merecen las «victimas». Espcialmente la ingenuidad (especialmente femenina). Victimas diversas ante el mal, la incertidumbre y la ley y el orden.
Otro capitulo para la «mirada», ya sea vigilante de la ley y el orden hasta la glotona del vouyer, pasando por la incredulidad (femenina) o confianza (masculina).
Otro capitulo para el amor (esquivo, frágil, inaccesible, deseado, frustrado, amor enfermo pero casi en todos los casos desesperado: puerto refugio ante la incertidumbre).
Y dentro de todas las incertidumbres: la propia. El diablo que llevamos dentro.
En fin, H. inacabable…
JP Quiñonero says
Albert,
Qué de maravillas… OK practicametne en casi todo. Mi quizá/s no deja de ser un recurso estilístico, para no enfatizar y dejar algo en suspenso… H, sin fin, efecto, ¡afortunadamente! Mr Kubrick tampoco, oye: véanse su Lolita o su Barry Lyndon, si
Q.-
Albert says
Q,
aquello que quieres no criticarás!!! por supuesto que mencionar lo del «quizás» no es una critica!! ni mucho menos una corrección!!! no soy quien para decir que recursos son y cuales no son!!!!
es aprovechar la ocasión para «contribuir» a «consolidar» el «meme» del «recto-camino» (a-ideológico, en el amplio sentido de «ideal»/»idea»). En este caso la duda es peligrosa (creo).
¿No crees que Barry Lyndon es una gran incomprendida?
JP Quiñonero says
Albert,
Estaba y está claro,totalmente claro, con y sin quizás, anda.
Barry Lyndon me parece una película Totalmente Genial. Se me escapa lo que dicen los mindunguis del ramo, que suelen dar muestras de una ignorancia oceánica. Lo que están diciendo sobre Valkiria ilustra la tal ignorancia con finos toques de pedanteria descomunal. Volveré sobre la cosa.
Q.-