Hace muchos años que los trabajadores europeos dejaron de afiliarse a los sindicatos para intentar defender algo parecido a sus intereses laborales inmediatos.
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En España -donde la representatividad de los sindicatos es una de las más bajas de Europa-, el Estado subvenciona a los sindicatos “más representativos a nivel estatal”, alimentando varios procesos “perversos”:
1. Aumenta el número de funcionarios / sindicalistas, cuyos salarios son total o parcialmente abonados por el Estado, con dinero pagado por los contribuyentes, cada vez peor representados por partidos y sindicatos de una eficacia discutible.
2. Cuando aumenta el número de víctimas del paro, los funcionarios / sindicalistas tienen la lógica tentación de defender su propio puesto de trabajo personal, en un sector protegido por el Estado, que es su primer patrón, al que defienden de obra y palabra.
3. Los gestores de los presupuestos del Estado y quienes viven de las subvenciones de tales presupuestos suelen hacer el mismo análisis de los orígenes de la crisis, pasando por alto el cinismo y la irresponsabilidad del Estado en los orígenes y agravación de la misma crisis, de la que ellos esperan salvarse a través de las subvenciones pagadas por el resto de los contribuyentes mal representados en la gestión de su propio dinero.
J. Moreno says
Nada que añadir a esta descripción de adonde ha llegado la «profesionalización» de los «funcionarios» sindicales.
¡¡ Y pensar que en los años 60 nos reuníamos en un piso con las medidas precautorias, para acabar en esto!!
Qué lejos queda la figura del padre Nieto en la iglesia del barrio Almeda en Cornellá.
JP Quiñonero says
J.Moreno,
Qué tiempos aquellos, y los de más atrás…
Q.-
Luis says
¡Cuánta razón! En mi trabajo (gran empresa) lo acabamos de vivir en la negociación de un ERE que se planteaba para el 30% de la plantilla.
Los «sindicatos de clase» enseguida llegaron a un acuerdo que supone el despido de un 23% de la plantilla, en una empresa que aún tiene ganancias. Los discursos iniciales de oposición y defensa de los trabajadores se los llevó el viento.
Sólo los sindicatos propios del sector al que pertenece la empresa, quizás menos profesionalizados y menos dependientes, al menos han dado la impresión de que luchaban por evitar unos despidos que no creían justos.
maty says
elEconomista El Gobierno ‘enchufa’ a los sindicatos otros 29 millones