Leo y respeto a Rafael Sánchez Ferlosio desde la adolescencia. Y le rendí homenaje recordando una famosa polémica no del todo imaginaria…
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… de la que doy cuenta, con personajes imaginarios y bien reales en mi Biografía no autorizada de Celia Jiruña Carón (CJC):
[ .. ] Bastó que Julián Marías escribiese un artículo glosando la vida y la obra de Rosa Chacel, pidiendo para ella algo tan justo y jamás concedido como un sillón en la Academia, para que la cuadrilla próxima a Celia, reunida, varias veces por semana, en su casa del Encinar, lanzase a sus chacales contra una anciana indefensa. Raúl del Río desenterró la vieja historia del traslado a Ginebra de parte de los fondos del Museo del Prado, en el cenit cainita de la guerra civil, con el fin de volver a fusilar, por la espalda, el féretro desterrado de Timoteo Pérez Rubio. Mientras que Umbría, en persona, arremetía lanza en ristre contra la obra y el cuerpo indefenso de su viuda, aventando las miserias de su imaginación, a partir de una fotografía de Luis Cernuda, acompañada de Rosa Chacel y Concha de Albornoz. Escandalizada por la infamia, Rosa escribió una larga carta al director de El Sol, que solo la publicó días más tarde, mutilada, censurada con alevosía, semioculta, extraviada en el correo de lectores. Marías respondió con un artículo cuya grandilocuencia lo perdía para los mortales más comunes. Avezado en las trampas y resortes de la lingüística histórica, Rafael Sánchez Ferlosio salió en defensa de la Chacel y su esposo, enterrado en un lejano cementerio brasileño, concluyendo su aserto con una denuncia en regla: Umbría firmaba aquella infamia; pero, en verdad, sus giros, modos y maneras verbales revelaban el rostro íntimo, apenas oculto, tras la máscara de la maledicencia, de un hiena desalmada, de otra talla, que no era una lozana andaluza, ni una pícara justina, si no una vulgar académica corrompida.
Celia no pudo esquivar la finta. Y se vio forzada a replicar, con un artículo elíptico, sinuoso, envenenado, en el ABC, entrando a degüello contra la memoria de Rafael Sánchez Mazas, de quien ella había admirado Rosa Kruger y sus crónicas romanas. Dejándose arrastrar por la pasión, hasta un terreno donde ella misma se sabía desamparada, con una gravedad hueca, muy rancia, Celia utilizaba palabras que no pertenecían al vocabulario de la época, ni decían nada a unos lectores ya muy alejados del hambre, la miseria y la inconclusa agonía de la inmediata posguerra. Deseando herir a Ferlosio, Celia intentaba ensuciar el recuerdo de su padre y se extraviaba en un confuso laberinto desalmado, que la alejaba para siempre de un grupo de escritores que casi pudieron ser sus hermanos, o discípulos, Ignacio Aldecoa, Luís Martín Santos, Medardo Fraile, Jesús Fernández Santos, Juan Benet, Carmina Martín Gaite; a quienes ella misma había estimado, alentado y editado, en la primera Azanca y en sus difuntos Papeles de Poncia, que ya parecían historia, cosas muy lejanas de otro tiempo, cuando eran el cordón umbilical que la unía con lo único que ella fue y se obstinaba en destruir, poseída por una furia maligna que devoraba sus entrañas [ .. ] [La locura de Lázaro].
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- Libros, Escritores, Literaturas y Anales de Caína en este Infierno.
J. Moreno says
He acabado la lectura del ensayo del profesor Molina Martínez.
Tendré que releerla para poder discernir mejor lo que intenta explicar y sobre todo para memorizarla.
No estás solo ni creo que lo has estado nunca. Hoy hay gran verdad en lo de la Aldea Global. Tu blog es un gran refugio.
Ferlosio está en Italia, pero cada escrito suyo es un aldabonazo contra el desierto cultural español.
JP Quiñonero says
J.Moreno,
Anda, anda…
Q.-
Enrique MF says
Q: A veces, raras veces, el premiado dignifica o revaloriza el propio premio literario que le otorgan ¡Qué bueno Sánchez Ferlosio!
La mayoría no pasó de «El Jarama», leído por obligación en el colegio, el libro que más detesta entre los suyos el propio Ferlosio. Y sin embargo qué delicia su Alfanhuí, qué grandes sus cuentos breves (el reincidente, por ejemplo), qué rebelde lucidez la de sus impagables ensayos…
No me extraña que tilden de extravagante a quien se atreve a escribir libros inclasificables como su «Vendrán más años malos y nos harán más ciegos», páginas de tanta actualidad y que tanto deberían hacernos pensar como ésta:
JP Quiñonero says
Enrique,
Es cierto, también yo prefieron Alfanhuí. Ferlosio es un prosista excepcional. Incluso cuando no me convencen sus ideas (¡que incluso pueden ser un poco primarias, para mi gusto!) su prosa siempre ejerce una fascinación absoluta. ¡Qué pareja hacían él y García Calvo…! ¡Qué silencio pesa sobre Chico Fernández Ferlosio..!!!
Q.-
ernesto says
Estupendo el libro antología sobre Chicho Sánchez Ferlosio. Solo tú lo reivindicas (y algo, Sánchez Dragó) ¿Recordáis el arranque de la película «A contratiempo», de Ladoire, gran actor zamorano?
Tambien genial García Calvo, hoy en «La Razón», gran filósofo zamorano, aussi.
JP Quiñonero says
Ernesto,
… la verdad, la verdad… es que han sido asociaciones de ideas, precipitadas por el recuerdo de un libro muy bello de Ferlosio. Lo Chicho es otra cosa. Y lo de García Calvo no digamos…
Q.-
PS. «Un gentleman solo defiende causas perdidas«.