Avenue Churchill, 22 enero 2010. Foto JPQ.
Como era previsible, las conmemoraciones de grandes centenarios han comenzado con el peor pie: el sectarismo, la ignorancia, el filisteísmo, maniobras guerra civilistas disfrazadas de filantropía.
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Dos ejemplos, dos casos paralelos, los de Miguel Hernández y Luis Rosales, que me parece indispensable recordar al alimón, por razones esenciales para la historia de la cultura.
Miguel Hernández es uno de los más grandes poetas españoles del siglo XX, autor de algunos de los sonetos más bellos de la historia de nuestra lengua… títulos excepcionales, los suyos, coronados con la leyenda de una muerte trágica.
Dicho eso… Miguel Hernández es un gigantesco aerolito solitario: su obra deja intacto el curso de la historia de la poesía y la lengua.
Otro de sus compañeros de generación, Luis Rosales, no solo es otro de los grandes poetas españoles del siglo XX, autor de algunos de los libros de poesía más bellos de la historia de nuestra lengua. Rosales tiene algo más…
-Su poesía es ella sola una encrucijada en la que se cruzan el 98 (Unamuno, Antonio Machado) y el 27 (Lorca, Cernuda, etc.), abriendo nuevos caminos al arte de escribir poesía en lengua castellana.
-Su prosa poética -indisociable de su poesía, por otra parte-, heredera de Juan Ramón, Ramón Gómez de la Serna y Ortega, también abre nuevos cauces a la historia de la prosa castellana.
… volveré sobre ellos y sobre otros centenarios, claro está.
Otro centenario, en este caso de un poeta paisano: Màrius Torres. ¿Lo conoce alguien?
El problema no es que se hable de los poetas, sino que sólo de los poetas. A veces, de sus huesos, si aquí o allá, o acullá, de sus prostíbulos preferidos, de si bebían vino tinto o absenta… A los que usurpan los puestos públicos les encanta y les hacen películas para hacerlos cercanos a los votantes, a la clientela. Los poetas, esto es, sus vidas, sus intimidades conocibles…, sólo deberían interesar en tanto que sirvan para llevarnos más y mejor a sus poemas, su obra, lo que de verdad importa como legado, como tradición, como fontana de luz y hasta de agua original donde bautizarnos una y otra vez: la palabra, el mejor don.
Toni, Lauro…
Toni,
Todos los recuerdos son bienvenidos, claro.
Lauro,
Además eso, si. En el caso de don Antonio, la cosa no llega a recordar el lamentable estado de su tumba. Minucia que importa menos que las mentiras sobre la vida sexual de este o aquel,
Q.-
No tan lamentable, que yo subo a menudo a Colliure a adecentarla. La Casa Quintana va ser restaurada. Hace menos de un año pude verla por dentro y fotografiar el lecho de muerte del poeta.
Para todos:
La obra de Rosales no la conozco; comenzaré a leerle ahora (Perdón, Juan Pedro…..)
La de Miguel Hernández, sí.
Este es su último poema, dicen que compuesto días u horas antes de su muerte. Se titula «Canción última»
«Pintada, no vacía:
pintada está mi casa
del color de las grandes
pasiones y desgracias.
Regresará del llanto
adonde fue llevada
con su desierta mesa
con su ruidosa cama.
Florecerán los besos
sobre las almohadas.
Y en torno de los cuerpos
elevará la sábana
su intensa enredadera
nocturna, perfumada.
El odio se amortigua
detrás de la ventana.
Será la garra suave.
Dejadme la esperanza»
Como bien dice Lauro, la palabra es el mejor don.
Deberían dejarse a un lado el sectarismo, la utilización interesada de nuestros grandes poetas y buscar su palabra, su modo de decir, que nos emociona, nos une, nos hace sentirnos orgullosos de pertenecer al género humano, compartir la humana condición.
Alguien dijo, no recuerdo quien, que por muy grande que sea un hombre, ninguna grandeza será mayor que la que le confiere el hecho de ser HOMBRE.
Besos para todos.
Tony, Alicia…
Tony,
Todo es cuestión de sensibilidad personal. Yo la visito desde hace muchos años. Siempre siento el mismo dolor. Siempre la he encontrado mancillada de muy distintas maneras.
Alicia,
MH está Muy Bien, claro… pero Luis Rosales es INDISPENSABLE. MUY INDISPENSABLE, QUIERO DECIR, por las razones que…
Q.-
Juan Pedro:
No hacen falta las razones…están en sus versos..
Tengo varias antologías de poesía en casa,y en una de ellas he encontrado a Luis Rosales -qué curioso, a continuación de Miguel Hernández..-..estaba allí hace mucho tiempo, pero no sé porqué nunca me habia detenido en su orilla. Ahora tú me lo descubres y me emociono leyendo esto:
«Autobiografía»
Como el náufrago metódico que contase las olas
que faltan para morir,
y las contase, y las volviese a contar, para evitar
errores, hasta la última,
hasta aquélla que tiene la estatura de un niño
y le besa y le cubre la frente,
así he vivido yo con una vaga prudencia de
caballo de cartón en el baño,
sabiendo que jamás me he equivocado en nada,
sino en las cosas que yo más queria»
Juan Pedro, muchas gracias por ayudarme a descubrir a este gran poeta.
Besos para todos.
Alicia
Alicia,
Si ese es un poema que habla muy hondo de Luis. Yo te aconsejaría -perdón por la pedantería- La casa encendida, El contenido del corazón…
Q.-
PS. Incluso en este Infierno he intentado explicar la importancia de LR en la historia de la lengua, la poesía y la cultura española. Más allá de mi sensibilidad personal, se trata de un acto de justicia.
Juan Pedro:
Pero, pero, es que no sé cómo decírtelo bien..
No hay en tí pedantería, sino humildad (alguien dijo que, si existe alguna sabiduría, el último peldaño es la humildad), y generosidad, al regalarnos a todos tus blogueros tu tiempo, tu talento periodístico y literario, tus querencias literaritas y abrirnos, así, ventanitas a realidades maravillosas que, de otro modo nunca conoceríamos..
Visitaré encantada y emocionada tu post La Casa Encendida El contenido del corazón.
De nuevo mil gracias y un beso.
Alicia
PD: Ah, y gracias también por tus fotos..
Me dan ganas de ir a Paris, a ver si te encuentro por casualidad y me haces a mí una..
La última luz
En la voz de Fernando Guillén.
Maty, Enrique,
Maty,
Rimas… libros y escrito y vuelto a escribir: muy grande, si.
Enrique,
La Casa Encendida… que libro tan esencial… y ese poema, Madre del Señor… «la muerte no interrumpe nada…»… hasta que la Luz que todo lo ilumina ilumine la casa de quien escribe ese libro / poema, iluminándolo, iluminándonos… ahí nace el proyecto de nacerse, nacernos, construir un hogar que nos sirva de alma, de patria, de hogar para todos los hombres capaces de compatir el pan y el vino con otros hombres…
Q.-
Alicia,
Anda, anda… si vienes por París, aquí me tienes, de aprendiz de fotógrafo callejero,
Q.-