Ménilmontant, 24 enero 2010. Foto JPQ.
El debate nacional ha disparado la venta y la moda del burka, entre otras prendas tradicionales de la mujer musulmana, con un incremento significativo de las ventas en un rosario de florecientes comercios especializados.
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MUSULMANAS SEXY, Y LAS OTRAS
Existía desde hace años un pequeño archipiélago de tiendas especializadas en lencería sexy y de lujo, para musulmanas ricas o riquísimas, de paso por París [La revolución cultural de la ropa interior para musulmanas sexy]. Ese comercio ha seguido floreciendo. Es mucho más reciente la floración de un número creciente de comercios especializados en la venta de prendas tradicionales de la mujer musulmana… hiyam, niqab, shayla, chador y burka.
“En el último mes hemos vendido veinte burkas”, me comenta, lacónica, una señorita vestida con una prenda negra que le cubre la cabeza y todo su voluminoso cuerpo, mientras sigue jugando con su teléfono móvil, en una tienda especializada, en Ménilmontant, el histórico barrio inmortalizado por Edith Piaf, Maurice Chevalier y Charles Trenet.
ROPA USADA EN LA INTIMIDAD
En la misma calle, con nombre de sindicalista metalúrgico, otra docena de tiendas especializadas ofrecen rebajas del 20 al 30 por ciento en todo tipo de prensas tradicionales. Un coqueto shayla esmeralda o azul celeste se vende a 20 y 35 euros. El burka más sumario cuesta entre 100 y 200 euros. Muchas de las pendas tradicionales para las musulmanas francesas o instaladas en Francia han sido fabricadas en Arabia Saudita o Pakistán, y los comerciantes insisten en la procedencia y fabricación “con métodos tradicionales”.
Entre ellas, las “hermanas” (calificativo cordial, entre jóvenes musulmanas creyentes, comulgando en la misma fe tradicional) dicen no estar exentas de coquetería. Mientras yo examino con mucho pudor la excelencia del lapislázuli de un delicado shayla, en una suerte de drugstore que también vende coranes, libros y vajillas, a todos los precios, una señorita tocada de negro azabache y una amiga una chaqueta de Zara, igualmente oscurísima, discuten entre risas apenas sofocadas de sus últimas compras de ropa usada en la intimidad.
DEL CORÁN AL PIJAMA
El gerente del drugstore (tupida barba estricta, de blanco inmaculado, las piernas al aire, luciendo unas sandalias sin calcetines) me cuenta que vende más ropa femenina tradicional que libros piadosos, que ofrece con fervor palmario, invitando a su clientela a consultar un Corán lujosamente editado, expuesto, como una joya, a un precio relativamente alto, 35 euros. Hay ediciones mucho más modestas. Pero la clientela femenina que entra y sale no parece sentir una frenética piedad libresca, en mi impía presencia.
En la misma calle donde puedo escoger media docena de modelos de burka, a distintos precios y rebajas, las tiendas de especias orientales y carnicerías especializadas, donde la carne es troceada según el rito tradicional, alternan con locutorios telefónicos destinados a inmigrantes y bares de clientela mucho más laica y cosmopolita, donde termino tomando un perfumado té a la menta, con piñones murcianos, claro está. [ABC, 31 enero 2010, París, la última moda en burkas].
- Mujeres musulmanas, mujeres….
- Ella y su velo islámico esmeralda.
- Estética e influencia del velo islámico.
- Fotografía, Islam, Francia en este Infierno.
RER,línea 2, a la altura de Drancy. 30 enero 2010. Foto JPQ.
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Ménilmontant, 24 enero 2010. Foto JPQ.
Alicia says
JUan Pedro:
Esta proliferación de establecimientos que venden burkas y demas prendas para las mujeres islámicas me produce, como mujer, un cierto escalofrío.
El miércoles de esta semana me acerqué a Madrid, y en El Corte Inglés de Nuevos Ministerios vi a una chica-señora cubierta totalmente por un negrísimo burka que, hasta en la parte correspondiente a los ojos era tupidísimo (también llevaba guantes negros), y tratando de probarse un carísimo lápiz de labios..
Hubieras hecho una magnífica fotografía, Juan Pedro..aquella negra figura rodeada de cientos de otras llenas de color…Me resulto tristísimo, la verdad..
Besos para todos
Alicia
JP Quiñonero says
Alicia,
Qué quieres que te diga… para escribir mi historia me he pasado varios medios días enteras, vagabundeando por varios barrios. Ayer, por ejemplo, me pasé cuatro horas mirando y fotografiando… y… hay de todo: desde chicas muy guapas que visten velos islámicos con mucha gracia (¡y no desean ser fotografiada!!!) hasta señoras de muy otra naturaleza… hay muchas parejas que él lleva ropa de Armany y ella sus buen velo con bolso de Chanel, todo en negro azabache… para llegar a algunas mezquitas humildes hay que tener muuuucha fe: están en el quinto pinto…
Q.-
Ramón Machón says
¿Entre el quinto Pinto y el quinto Valdemoro?
(…) Perdona Juan Pedro el chistecito, pero es que no he podido resistirme. Saludos.
JP Quiñonero says
Ramón,
Hombre… quería decir que: las tales mezquitas y centros de culto están… en el quinto pino, efectivamente,
Q.-
clinico says
Es curioso que aquí respetemos todas las costumbres, pero a la recíproca no se haga. No me imagino yo a una europea minifaldera en según que países.