PlazaSt.-Sulpice, 28 septiembre 2010. Foto JPQ.
El mes de mayo del 2007, recién elegido presidente de la República, Nicolas Sarkozy contaba con la estima y apoyo del 74 por ciento de los católicos practicantes franceses.
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CALLADO ESPANTO
El mes de agosto pasado, esa cota de estima y confianza había caído al 47 por ciento. 27 puntos perdidos en apenas tres años de presidencia.
¿Qué ha hecho cambiar de opinión a los católicos franceses…?
Un rosario de cuestiones de importancia aleatoria:
-Su apasionada historia de amor con Carla Bruni -entre otras aventuras anteriores- y el divorcio de su segunda esposa, Cecilia Ciganer Albéniz, biznieta del gran compositor español, causaron un callado espanto, indisociable de un interminable rosario de revelaciones más o menos íntimas y escandalosas.
-Las “revelaciones” sobre el turismo sexual de Frédéric Mitterrand, ministro de la cultura, provocaron un callado estupor.
-El nombramiento a dedo de algunos grandes patrones de empresas pública (Henri Proglio) recordaba viejas historias sobre las relaciones entre el dinero y los hombres de Estado.
-La fallida campaña electoral de Jean Sarkozy, hijo del presidente, en la periferia urbana de París, causó un efecto lamentable…
“¿DEBEMOS NEGAR UN PEDAZO DE PAN A LOS MÁS DÉBILES…?”
Tempestades en un vaso de agua, sin duda. Las expulsiones de inmigrantes pobres de Europa del Este (gitanos rumanos y búlgaros), entre los meses de julio y agosto, aceleraron definitivamente la tentación de un “divorcio”, que Sarkozy intenta evitar visitando al Papa este mismo viernes, entre otras acciones.
Quedan por cicatrizar heridas bien recientes, que monseñor André Vingt-Trois, cardenal arzobispo de París, resumía el día de la Asunción, de este modo: “¿Debemos negar un pedazo de pan, en nuestra mesa, a quienes esperar encontrar en nuestro país el reconocimiento de su dignidad…?”. El Cardenal Vingt-Trois no citó expresamente a los gitanos rumanos: pero los cristianos que escucharon su homilía, en la catedral de Notre-Dame, un día de gran fiesta religiosa, comprendieron un mensaje que respondía a sus inquietudes íntimas.
No hay divorcio entre Sarkozy y los católicos franceses. Si hay crisis de fondo. La visita de Sarkozy a Benedicto XVI tiene por objetivo estratégico “restaurar” y “confirmar” la “excelencia” entre Francia y el Vaticano. Restaurar las relaciones entre Sarkozy y los católicos franceses quizá sea algo más complejo, ya que el electorado católico conservador está muy apegado a valores humanistas que chocan, en ocasiones, con algunos comportamientos personales y las políticas de seguridad interior del presidente de la República.
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LeJournalduDimanche, 10/14 agosto 2010.
Otra sociedad más humana sería posible si los cristianos fueran consciente de su esquizofrenia…
No sé si la doblez es privativa de los cristianos; no creo. En todo caso, lo que parece detectarse en esta ocasión entre los católicos franceses es más bien un nivel de exigencia, en relación a Sarkozy, acorde con los postulados morales que asumen como propios, ¿no?
Si fuese ésta la circunstancia, habría que loarlos, creo.
Buenos días!
Juan, Àngel…
Juan,
Hombre… quien no sea hipócrita y no sufra de esquizofrenia que tire la primera piedra. En fin.
Àngel,
Creo que das en el clavo. Al menos esa es también mi opinión, digo,
Q.-