Pinturapersa realizada en el estudio real de Sah ‘Abbás I el Grande, hacia 1630, propiedad del Metropolitan neoyorquino.
Imprescindibles para sobrevivir.
Entre la plaça de Sant Pere, la plaça del Pi y Cardenal Casañas, algo que no es exactamente el azar nos condujo hasta el lugar donde me esperaba una historia de vino, embriaguez, libertinaje, homosexualidad y la más peligrosa vida nocturna.
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Me refiero a Cantar al vino (Cátedra, Letras Universales), la antología bilingüe de Abu Nuwás [Aboû Nouwâs, Abu Nuwas], realizada por Jaume Ferrer Carmona y Anna Gil Bardají, que compré en Documenta. Una pequeña gran joya, luminosa y radiante.
Hijo de una madre persa y un padre árabe / musulmán que participó como soldado en la pacificación militar que siguió a la conquista musulmana de Persia, Abu Nuwás es uno de los grandes maestros de la poesía árabe clásica, un personaje de leyenda inmortalizado por Las Mil y Una Noches, quizá vendido (¿?) por su madre a un perfumista de Basora, donde estudió el Corán y fue iniciado a la poesía por su maestro, Waliba ibn al-Hubab, otro libertino célebre.
Tras una vida muy accidentada, perdido entre palacios y tabernas, el poeta fue desterrado a Egipto por escribir una elegía a los barmakíes, sus protectores, perseguidos y asesinados por el no menos legendario Harún al-Rashid, padre de Muhammad ibn Harun al-Amin, que fue pupilo de Abu Nuwás y terminó decapitado tras una shakesperiana disputa por el imperio / califato abasí, que ya sufría de la fragmentación cultural que no consiguieron sofocar definitivamente sucesivas generaciones de integristas religiosos.
Cuando la sublevación de los jazmines tunecinos ha esparcido briznas de esperanza en todo el mundo árabe / musulmán, la obra poética de Abu Nuwás se me antoja más actual e imprescindible que nunca: en definitiva, él nos habla de las intactas semillas libertarias que ya intentaban sofocar los censores que a él lo denunciaban y perseguían.
Abu Nuwás no fue solo un libertino, procaz, obsceno, homosexual, “libre pensador” cuya obra es una inmensa elegía al vino, los goces de la carne y la imaginación. También hizo una crítica radical y sistemática a la ocupación militar y cultural árabe / musulmana, jugándose la vida por defender otra moral, otras sensibilidades religiosas (cristianos y judíos también fueron grandes taberneros en la Basora y la Bagdad de su época), participando a su manera en la mal explorada shubiya, un movimiento social e ideológico de resistencia y contestación persa contra la ocupación árabe / musulmana, como subrayan con mucha maestría Jaume Ferrer Carmona y Anna Gil Bardají.
Gran poeta legendario, proscrito por los doctores de la Ley islámica y venerado por incontables generaciones de lectores, Abu Nuwás nos habla de lo único esencial: Eros y Logos, la palabra y el vino, el lecho y la escritura, nos redimen de la tiranía de la historia, sembrando unos anhelos de gozo y libertad cuya floración anuncia la consumación de la primavera, carnal, en el lecho, e histórica, en el campo de batalla de la vida.
- Imprescindibles para sobrevivir en este Infierno.
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Enrique MF says
Q: ¡Cuántos manjares y descubrimientos compartes con estos tus agradecidos lectores!
Invitaciones para adentrarse en mundos así resultan imposibles de ignorar.
JP Quiñonero says
Enrique,
Anda, anda… AN es un clásico tirando a subversivo, si, o algo así, para entendernos, si…
Q.-
Teresa says
Todo eso suena muy atractivo. Me buscaré el libro.
Jesús says
¡Ah! Anna… Excelente traductora. Concienzuda y concienciada.
PD: Diría que lo de la «Revolución de los Jazmines» no gusta mucho (minuto 13:16) a los revolucionados.
JP Quiñonero says
Teresa, Jesús…
Teresa,
Espero que te guste, oye.
Jesús,
Me tranquilizas… la verdad, dicho sea con franqueza, hay versos / poemas que deben ser muy fieles pero no terminan de convencerme poéticamente. Hay una cierta rugoridad / aspereza que me choca una miqueta. Pero, bueno, cosas menores. Me quito el sombrero ante el conjunto. Y admiro la erudición de los prólogos.
… con respecto a la jazminería tunecina, ya, ya estaba al corriente, pero es tan fragante el perfume del jazmín, ¡cómo me recuerda mi infancia..!!!
Q.-