MetroAbbesses, 11 marzo 2011. Foto JPQ.
Abbesses es una boca de metro, una calle y un barrio que forma parte de otro barrio que es muchos barrios, Montmartre.
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Quienes viven en Abbesses creen vivir en un París que es un poco más París que el resto, que es uno y muchos otros. Quizá no les falte razón. En verdad, me digo, también ellos, quienes viven en el barrio, iluminan a su manera, invisible, las más de las veces, los nuevos rostros de la ciudad, cuyas calles, cuya forma, Baudelaire dixit, cambian más rápido que el corazón de los mortales.
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Quede constancia de mi gratitud hacia todos ellos / as.
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Nosabíayomismo quién era el personaje de mi instantánea.
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Nadamásurgente que hacerse las uñas, a la salida del instituto.
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Monsieureselpropietariode la tienda de ultramarinos más conocida del barrio.
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Clientelascosmopolitas.
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Madreehija están convencidas que su barrio es el más genuino de París. Y nos maravillamos juntos de la coincidencia: hijos y hermanos se han casado con españolas, de Palencia.
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Elniñosiente más curiosidad por mi cámara que por las estanterías.
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Madameaconseja a sus clientes, entre quienes me encuentro, una nueva traducción de una obra maestra de Baltasar Gracián, con un prólogo magistral de Marc Fumaroli.
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BertoltBrecht, citando de manera anónima entre los grafitis del barrio.
MetroyruedesAbbesses,11marzo2011. Fotos JPQ.
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- Un discípulo de John Cassavetes filma la salida del colegio, en Belleville, París.
- Love on the left bank… recuerdo y homenaje.
- París. Un barrio de moda, rue Montorgueil.
- París. Dos amigas.
- Fotografía y París en este Infierno.
¡¡Qué riqueza de contrastes y diversidad consigues con la cámara!!
¡Y qué variopinto es París!
Desde la barriada de Sants con cielo gris y algo frío, un saludo mañanero….
J.Moreno,
París es muy vario, si. Pero nadie quiere verlo. Les da miedo. Las fotografías tampoco gustan. Lo que gusta es la publicidad pagada con subvenciones. El resto es meterse en complicaciones que también dan muy mala imagen de quien mira en esas direcciones, que sientan mal incluso con nombrarlas,
Q.-
Víctima Gatopardo de los «duendes» de este Infierno (aceptando o no aceptando los comentarios que le viene en gana; sin que yo ni Maty seamos culpables de tales desafueros), copio y pego una parte de nuestra correspondencia íntima.
Me dice Gatopardo:
Maestro Q.:
No suelo dar puntada sin hilo: mi empeño en ser tu mecanógrafa de guardia -y mira que tuve que insistirte- no es otro que conseguir, algún día, que inmortalices mi jeta con un retrato de los tuyos, y pasar a la posteridad.
Sano egoísmo, quoi!
Un abrazo grande
Le respondo yo:
Maestrísima mía,
Anda, anda… bien sabemos, los dos, que ese inexacto eufemismo («ser tu mecanógrafa…») oculta una grandísima generosidad y sabiduria(s) que nunca te agradeceré bastante.
Por lo demas… ya sabes que estoy camino de abrir un tenderete de fotógrafo de bodorrios, separaciones, amorios, defunciones y gente descarriada, como yo: a ver cuando coincidimos, pues.
Abrazotes campestres,
Q.-
Q.-,
pues igual hasta hacíais buena pareja.
En cualquier caso, mi reino daría por una foto de Gatopardo…
Carmen,
En verdad… la cosa viene de muuuyyy lejos. Mi gratitud es cierta.
Q.-
(A ver si esta vez, el duende de los comentarios me admite):
Maestro Q.:
Gracias por dejar volar la imaginación de tus lectores hacia sugerentes sospechas de ludibrio y arcana pasión, velados por el eufemismo «muuuyyy lejos»…
Me hace ilusión.
Como se nota que eres un caballero, y no como mi amigo Godofredo y tantos otros.
Carmen:
Dices bien: haríamos una buena pareja si el maestro Q. fuera gerontófilo. ¡Cagüenlá!
¿Cuándo dices «mi reino» puedes precisar equivalente en € o $?
Gatopardo,
Qué de sana coquetería…!!!
Q.-
Ay, Gatopardo,
bien sabes que lo del reino es una metáfora hueca, hueca, hueca…
Además, tu retrato, y hecho por el Maestro Q.-, no tendría precio.
Carmen,
Anda, anda…
Q.-
Ellas y ellos en Abbesses, Montmartre… vistos por el retrato de Gatopardo a ojos de Quinyo.
Hasta que el maestro Q. me haga el retrato, aquí me tenéis.
Y gratis. ¡Qué remedio!
Jordi, Gatopardo…
Jordi,
En verdad, a Gatopardo por poco la «pillo» en otro barrio, en Barbés, en otro tiempo. Pero huyó, habilmente.
Gatopardo,
Nada más atractivo y prometedor que la sabia coquetería que solo se gana con el tiempo,
Q.-