Caldetes, 13 agosto 2008. Foto JPQ.
“…es urgente que hagamos realidad nuestros sueños. ¿Hay algo más subversivo…?”
[ .. ]
Para hacer realidad nuestros sueños debemos combatir en desigual combate contra la pesadilla sin fin de la historia.
Esa es, entre otras, la tarea de tantos héroes de Joan Perucho, a la manera que intenté describir analizando su puesto en el marco de nuestras culturas, en mi De la inexistencia de España:
Las palabras nos descubren infinitas tierras, seres y figuras del espíritu. Pero nosotros estamos encadenados en la tela de araña del tiempo. Les aventures del cavaller Kosmas (1.981), de Joan Perucho, dedicadas a la memoria de Cunqueiro, precisamente, nos explican de qué modo las fábulas nos ayudan a luchar contra el tiempo: descubriendo y describiendo, minuciosamente, la verdad profunda e invisible para las toscas y groseras categorías de la historia.
Kosmas fue un empecinado caballero, recaudador de impuestos en una Cartagena todavía bizantina. Amigo y compañero de viaje de San Isidoro, él fue un testigo excepcional de las revoluciones morales que se consumaron entre Alejandría, Jerusalén, Bizancio y Toledo, entre la muerte de Teodosio (395), poniendo fin al Imperio, y el Concilio de Toledo (589), con el que se inicia y confirma el advenimiento de una nueva era espiritual para toda Europa.
Embajador bizantino en el Tercer Concilio toledano, cuando Recaredo tomó la decisión de abandonar el arrianismo, y anunciar la conversión al catolicismo de la España visigoda, acompañado de su inmortal fanfarria de autómatas musicales, el caballero Kosmas asiste y participa activamente en aquella prodigiosa aventura que pretendía consumar una primera y harto precaria unidad espiritual, muy significativa, sin duda, del nuevo rumbo que tomaba, en ese instante, toda nuestra civilización.
Kosmas y Perucho describen una geografía del espíritu sencillamente invisible en los manuales de historia más convencionales. Realidad invisible, quizás. Pero no por eso menos acuciante y palmaria. Bizancio, San Isidoro, Recaredo, las herejías gnósticas, también fueron realidades históricas que de modo tan hondo marcaron y sembraron la tierra donde nosotros nacimos. La reconstrucción histórica nos ayuda a entender muchas cosas indispensables. Pero quizá nos oculte algo también muy esencial para nuestra vida y existencia moral, que el caballero Kosmas nos ayuda a imaginar y hacer visible cuando camina por esas tierras acompañado de su banda de autómatas musicales, perseguido por un terrible demonio cuyos descendientes llegó a contemplar Bécquer en el Moncayo.
Sería ingenuo y miope pensar que esas genealogías de seres imaginarios solo viven en la tierra de nadie y de todos de la “fantasía”. Ellos forman íntima parte de nuestra más profunda realidad ética y espiritual. Sin ellos, jamás llegaríamos a alcanzar mucho de cuanto somos y tan a menudo desconocemos. Para nuestro infortunio, desdicha y desamparo moral.
La repoblación espiritual de la tierra, poblándola con seres imaginarios, quizá sea la manera más honda de combatir la desertización espiritual y geográfica, en cuyos yermos se pierden sin fecundación las semillas de la tierra y los frutos podridos de las almas muertas, Sobre la desertización geográfica y moral de España.
[ .. ]
En verdad, me digo, el caballero Kosmas también me ayudó muy mucho a reconstruir la memorable historia de mi caballero Rodrigo Díaz de Vivar, el héroe de El caballero, la muñeca y el tesoro… el caballero inexistente de Quiñonero.
Un placer releer a Perucho.
Gracias por traerlo aquí, tan olvidado en su tierra.
RSolanas,
Grandísimo Maestro, si, Perucho, para siempre.
Q.-