PontNeuf, 4 junio 2011. Foto JPQ.
Imprescindibles para sobrevivir.
He vivido cuarenta años engañado por el título erróneo de una gran traducción de Gabriel Ferrater.
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Siempre pensé -y no sé si lo sigo pensando; quizás no- que la traducción de Ferrater de A Moveable Feast, París era una fiesta, era mucho más bella que el original inglés de Hemingway.
He tenido que leer el prólogo de Patrick Hemingway a la edición póstuma y definitiva de ese libro para descubrir que, en verdad, Ferrater tradujo con infidelidad. El “era” de su traducción no está en la obra original. Incluso falsea el sentido último del libro: ese pretérito imperfecto atiza la ilusión del paraíso perdido… París “fue” / “era” una fiesta que nos acompañará mientras vivamos, si tuvimos suerte de haber vivido en París siendo jóvenes.
Patrick Hemingway recuerda lo que debía ser una evidencia. La moveable feast de ese libro es una referencia expresa a las fiestas movibles del calendario cristiano: una fiesta religiosa “que la Iglesia no celebra cada año el mismo día; como la Pascua de Resurrección”.
París era una fiesta quizá sea un título más “redondo” y bello que París es una fiesta movible. OK. Pero, en este caso, lo bello y la “redondez” (sic) traicionan parcialmente el texto original, que cobra su sentido justo con el prólogo y notas de la edición definitiva, distinta y más amplia que el libro traducido por Gabriel Ferrater.
La edifición definitiva de A Moveable Feast incluye un texto titulado por Hemingway, en castellano, Nada y pues nada. La fiesta movible que es y sigue siendo París cobra su sentido más pleno y definitivo. Esa fiesta tiene una dimensión dramática, como los grandes sacrificios, las grandes ofrendas, tan presentes en la obra de Hemingway.
El hombre y la mujer que se separan al final de Fiesta (The Sun Also Rises), recuerdo, nos hablan de un nuevo arte de vivir peligrosamente.
Cito de memoria el final del libro. Brett Ashley y el narrador terminarán bebiendo un Rioja alta en un famoso restaurante de la Cava baja madrileña. Ambos han vivido varias vidas. Un taxi los conduce hacia una estación. Ella cierra los ojos y coge la mano del narrador, recordando sus desencuentros…
–Pudimos ser tan felices.
–Si. ¿No es hermoso pensarlo…?
Ese desprendimiento es una ofrenda, un sacrificio y una promesa: la “fiesta” (el amor, en verdad), no cesa, se mueve con nosotros, con nuestras vidas, y está llamada a perdurar más allá de la muerte, a través de las palabras, como en la égloga de Garcilaso. Amén.
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- París, Pamplona, Hemingway, Ava Gardner, mi fotógrafo, Dark Lady.
- París, una fría noche de invierno.
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Juan Pedro, me pillas leyendo Fiesta… Como el caso de Rayuela (otra gran novela parisina), son historias juveniles que parecen destinadas a ser leídas en la madurez. Creo que un joven lector no pillaría el argumento, de ambas.
J.
Joaquín,
Hombre, lo de Fiesta lo veo lineal y sencillo, ¿no? Estoy OK en lo de Rayuela, que interpreto como una DEGRADACIÓN de la lectura… DEGRADACIÓN acelerada por las industria de la incultura, claro,
Q.-
Es curioso que «fiesta movible» nos suene tan raro, ¿no? Por supuesto que como título es difícil renunciar al de Ferrater, que se ha convertido en frase hecha… Consulto mi diccionario Casares, que me sugiere estas dos traducciones literales:
Una fiesta inestable
Una fiesta portátil
Irene,
Ferrater encontró el mejor título, claro, con su inexactitud. No se me ocurre nada mejor. Parodiando el célebre verso del Cementerio marino… una fiesta que no cesa, igualmente inexacto, claro. «Érase una vez..»
Q.-
«París era una fiesta» o «París es una fiesta movible», «Pudimos ser tan felices» o «Podemos ser tan incesablemente felices»… ¿será una traición de traducción también?
(no… aún no leí el libro, aunque justo cayó en mis manos hace unos días)
Volviendo a Rayuela… no entendí por qué la DEGRADACIÓN (y con mayúsculas…), quizá venga de algún post o comentario previo que no leí, o aún no desperté del todo.
En todo caso, yo lo leí en juventud (hace como 4 o 5 años) y me pareció una historia de gente madura (o tratando de llegar a). Ya sé que cambiará en las próximas veces que lo lea, si lo sigo teniendo cerca.
saludes diversas, móviles y movibles,
m_
Marta,
… DEGRADACIÓN…. me explico:
Rayuela es muchos libros. También es un libro, subversivo, a su manera: la propuesta de un libro de otro tipo. Un libro nuevo, semilla de un mundo nuevo… ese proyecto permanece intacto y virgen, a mi modo de ver. Ante tal proyecto -muy presente en casi toda la obra de Cortazar, claro está- policías e industriales del ramo, prefirieron soltar los perros de caza de las industrias de la incultura, restaurando el orden de una literatura tradicional,una novela tradicional, una retórica tradicional, para mejor consolidar, defender y restaurar, si, el viejo cadaver del orden tradicional… varias generaciones después, asistimos a una DEGRADACIÓN de la lectura, restaurado el viejo orden. Las nuevas generaciones, educadas en ese orden restaurado, son víctimas de los viejos moldes de la «literatura» al servicio del orden restaurado, si,
Q.-
Menos mal que Marta se ha adelantado a preguntar qué querías decir con la DEGRADACIÓN y Rayuela. Lo bueno que tiene, como sugiere Cortázar, es que también se puede leer como novela tradicional, y de las buenas.
En cuanto a Fiesta, de Hemingway, como toda obra de arte, admite muchas lecturas. A un nivel superficial, es la historia de lo bien que se lo pasa un grupo de gente joven (o menos) en París, en Pamplona… En lecturas más profundas, admite una reflexión psicológica, sobre el desarraigo vital (¡es la generación perdida!).
Joaquín,
Tradicional, tradicional… Rayuela es poco o nada tradicional, me temo, o me alegro. Fiesta, por el contrario, es un relato de corte clásico, claro,
Q.-
De acuerdo, JP,
como libro de cabecera que es para mí Rayuela, se me olvida de vez en cuando que se sale de la línea y salta al otro lado. O al menos habla de ello y hace el intento, que no es mal paso.
Como hay momentos de degradación en el trayecto disperso de Horacio, dudé por un instante si no tenía que ver con eso, pero ahora que releo el comentario primero, no había dudas.
Y sí… la literatura se perdió un camino iniciado, habrá que retomarlo, reiniciarlo, reinventar otros… nos publiquen o no!
salud, buen fin de semana para el lado de allí!
m_
Marta,
Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii… la lengua y la literatura tienen su vida propia, que va muuuucho más allá del desierto amueblado con publicidad «literaria», pasto para las multitudes lectoricidas (Ramón dixit).
Avanti..!!
Q.-