Hotel M*, 8 febrero 2012. Fotos JPQ
A Walter Benjamin le intrigaba ese hotel, que yo frecuenté hace años, por razones que no vienen al caso, descubriendo otros infiernos.
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Hotel M*, 8 febrero 2012. Fotos JPQ
En ese hotel -que quizá han visitado muchos turistas españoles, sin saberlo-, Marcel Proust desciende al infierno de la historia y al infierno de Sodoma y Gomorra. Yo descubrí algo más llevadero: el infierno de la trivialidad.
El antiguo hotel prostibulario es desde hace muchos años un hotel muy respetable en un barrio respetable, a dos pasos de uno de los domicilios de Azorín en París.
Un hotel a 250 euros la noche (habitación individual) de un confort rústico y turístico, con una clientela de turistas acomodados. En su día, sin embargo, hacia la Primera guerra mundial (1914-1919), fue uno de los dos hoteles regentados por un personaje muy ambiguo, Albert Le Cuziat (el modelo bien real del Jupien proustiano), mayordomo de la condesa de Greffulhe. Los especialistas saben, desde hace mucho, que Proust financió parcialmente la instalación de ese personaje, como “director” de un establecimiento “solo para hombres”, frecuentado por personalidades de la época, con tentaciones sadomasoquistas.
En la Recherche proustiana ese hotel es el escenario de inquietantes espectáculos: su descripción de París bombardeado (título de las crónicas de Azorín en ABC, corresponsal de guerra en 1918, el mismo año de los sucesos narrados en el libro de Proust), desde una habitación mal iluminada, nos habla de la crisis agonal de la civilización europea. Palamède de Guermantes, baron de Charlus, el más aristocrático de los personajes proustianos, cliente privilegiado, es azotado en una cámara oscura con un látigo con clavos, caído a las más bajas mazmorras de la degradación humana:
-“Si on ouvrait un peu la fenêtre, il y a une fumée ici”, dit l’aviateur ; et en effet chacun avait sa pipe ou sa cigarette. “Oui, mais alors, fermez d’abord les volets, vous savez bien qu’il est défendu d’avoir de la lumière à cause des Zeppelins.”
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-“Je vous en supplie, grâce, grâce, pitié, détachez-moi, ne me frappez pas si fort, disait une voix. Je vous baise les pieds, je m’humilie, je ne recommencerai pas. Ayez pitié. – Non, crapule, répondit une autre voix, et puisque tu gueules et que tu te traînes à genoux, on va t’attacher sur le lit, pas de pitié”, et j’entendis le bruit du claquement d’un martinet, probablement aiguisé de clous car il fut suivi de cris de douleur. Alors je m’aperçus qu’il y avait dans cette chambre un œil-de-bœuf latéral dont on avait oublié de tirer le rideau ; cheminant à pas de loup dans l’ombre, je me glissai jusqu’à cet œil-de-bœuf, et là, enchaîné sur un lit comme Prométhée sur son rocher, recevant les coups d’un martinet en effet planté de clous que lui infligeait Maurice, je vis, déjà tout en sang, et couvert d’ecchymoses qui prouvaient que le supplice n’avait pas lieu pour la première fois, je vis devant moi M. de Charlus.
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Laure Murat descubrió hace años la ficha policial, escrita por un inspector de la Brigade de Moeurs, el 19 de enero de 1918 (meses antes que Azorín llegase a París como enviado especial de ABC, instalándose no lejos de ese hotel), donde se cuenta una redada prostibularia. Entre los detenidos se encontraba el autor de la Recherche, presentado de este modo: “Proust, Marcel, 45 años, rentista. 102, bulevar Haussmann”.
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Hotel M*. 23 septiembre 2011. Foto JPQ.
El inspector de policía que detuvo a Proust en ese hotel sadomasoquista escribe:
“Cet hôtel m’avait été signalé comme lieu de rendez-vous de pédérastes majeurs et mineurs. Le patron de l’hôtel, homo-sexuel lui-même, facilitait la réunion d’adeptes de la débauche anti-physique. Des surveillances que j’avait fait exercer avaient confirmé les renseignements que j’avais ainsi recueillis. A mon arrivée, j’ai trouvé le sieur Le Cuziat dans un salon du rez-de-chaussée, buvant du champagne avec trois individus aux allures de pédérastes”.
Proust solo estuvo detenido unas horas. Pero en la Recherche perduran las huellas de un hombre solo, descarriado, atormentado, errante en una noche sin luz, como una tumba:
«Certains des habitués plus que de retrouver leur liberté morale furent tentés par l’obscurité qui s’était soudain faite dans les rues. Quelques-uns de ces pompéiens, sur qui pleuvait déjà le feu du ciel, descendirent dans les couloirs du métro, noirs comme des catacombes.» [MP, A la recherche du temps perdu : un hôtel].
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Metro St.-Lazare, 23 septiembre 2011. Foto JPQ.
- París, Proust. Mme de Guermantes, el buqué de flores y la creación.
- París, Proust. El pie y las artes de la seducción y el placer.
- París, Proust. St.-Augustin y el Ángel de la historia.
- París, Proust. St.-Lazare, prodigios e infierno.
- París, Proust. Esquina nocturna, 2.
- París, Proust. Tentaciones e inseguridad.
- París, Proust, rutas de Fortuny y Sara Bernhardt.
- París, Proust, despojos de un jardín legendario.
- París, Proust, esquinas nocturnas y spleen.
- Paris, Proust, esquina nocturna.
- La casa donde Proust escuchó la Sonate de Vinteuil.
- Fotografía, París y Personal en este Infierno.
Genial, vamos.
Quiño, te pierdes con lo grande, debieras mirar más a lo pequeño 😎
ESPECTACULARES FOTOGRAFÍAS!!!
boston.com / The Big Picture Nikon Small World Photomicrography Competition
Maty, Laura…
Maty,
Ese tipo de fotografías me dejan de un frío de frigorífico.
Laura,
Mujer… deja que de un amistoso abrazo de gratitud.
Q.-