Con frecuencia pavorosa, el “columnista” (español) trabaja a la manera del comisario político:

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-NO informa o analiza de manera pedagógica: sentencia de manera jupiterina, aplaudiendo o condenando con bajonazo alevosamente asesino.

-NO intenta comprender o aportar una visión analítica: ejecuta al enemigo, sin otro juicio que su visión sectaria y policial.

Quizá sea sintomático que haya crecido de manera inquietante el número de columnistas / comisarios cuando ha ido disminuyendo el número de fotógrafos o reporteros gráficos, condenados a convertirse en meros ilustradores de informaciones escritas cuya lectura queda mancillada por las tareas policiales del columnista / comisario.

De ahí la agravación saturnal de ese cáncer que devora las entrañas de la prensa escrita, la “opinión” suplanta a la realidad, y contribuye a pudrirla.

PS. NO se me oculta que hay muchos y excelentes columnistas, a quienes sería injusto calificar de comisarios. Ellos se reconocerán y me comprenderán. Espero.

–Periodismo y podredumbre. Luis Rosales…

–El odio vende.

• Periodismo en este Infierno.