Place de la Concorde, 27 enero 2012. Foto JPQ.
Se trata de un caso canónico, por lo que tiene de pedagógico.
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Enrique Andrés Ruiz publicó la primavera o el verano del 2011 una de las novelas más importantes que se han publicado en España en los últimos años, las últimas décadas. Quiero decir, desde la publicación de Volverás a Región (1967).
Sigo esperando, desde hace meses y meses, que el suplemento literario de algún periódico consagre a ese libro, Los montes antiguos, los collados eternos (Editorial Encuentro), el estudio, la crítica, el comentario que merece. Se trata de una novela del más grande aliento, ambiciosa, culta, consagración de la prosa de un poeta muy fuera de lo común, así mismo.
Leo y vuelvo a leer, en el más gozoso desorden, la formidable antología que Enrique Andrés Ruiz acaba de publicar, única en su género, Las dos hermanas. Antología de la poesía española e hispanoamericana del siglo XX sobre pintura (Fondo de Cultura Económica).
Antología única en su género, digo… en efecto, crítico de arte y ensayista de la más alta escuela, Enrique Andrés Ruiz ha compilado poemas de más de un centenar de poetas, españoles de tres mundos (Juan Ramón dixit). Están todos los grandes y más grandes, Antonio Machado, Juan Ramón, Borges, Neruda, Lezama, Paz, Cernuda, etcétera. Pero también están poetas desconocidos u olvidados, mal leídos, sepultados en la tumba del ostracismo. Pienso en grandísimos maestros, Ramón Gaya, Juan-Gil Albert, Cirlot, Agustín García Calvo, Manolo Padorno; o más jóvenes maestros, como Luis Alberto de Cuencia, Abelardo Linares, Juan Manuel Bonet, entre muchos otros.
El trabajo del antólogo sería ya mucho más que meritorio, en este caso; por esa “mera” tarea de rescate, ordenación y puesta en perspectiva de la obra de varias generaciones de poetas españoles y americanos del siglo XX, “dialogando” con la pintura, el arte y el oficio de pintar, va mucho más allá. En verdad, el prólogo de Enrique Andrés Ruiz confiere a su libro un valor inestimable, único en lengua española, quizá, reconstruyendo el “diálogo” de las “dos hermanas”, pintura o poesía, poesía y pintura, desde Homero al Apocalipsis saturnal de la Nada contemporánea, erigida en Totalidad empresarial -empresa de Estado, claro está; y Estado de las Cosas Dominantes- que rige los destinos sonámbulos del “arte contemporáneo”… ¡cómo si pudiésemos ser otra cosa que contemporáneos de nosotros mismos..!
Quizá tal razón ilumina involuntariamente (¿?) el caso “canónico” de Enrique Andrés Ruiz, decía. La obra toda del autor -sobre todo del ensayista- es una denuncia olímpica de la nadería presuntamente ilustrada que ha convertido el periodismo “cultural” en apéndice publicitario de las industrias de la incultura; reducida la “crítica” a un servicio de promoción de novedades de las empresas donde el crítico espera poder vender sus servicios, mal pagados, remunerados en especies / espacio ocupado por los predadores que esperan medrar por esos bajos mundos.
- La crisis de la lectura amenaza nuestra identidad de hombres libres.
- Arte contemporáneo, calvario infernal.
- Crítica literaria, Pensamiento, Libros, Escritores, Industrias culturales en este Infierno.
maty says
La Gaceta Enrique Andrés Ruiz, escritor y crítico de arte. «Lo que hoy se llama estética es una radicalización de la política» Ignacio Peyró
Si no yerro, es la primera vez que reseño dicho periódico en algún sitio. Es lo que hay.
JP Quiñonero says
Maty,
Efectivamente, creo,
Q.-
Emilio Quintana says
La entrevista es de Ignacio Peyró, que ahora pone en marcha la revista Ambos Mundos, en la que seguro que habrá ocasión de hablar de EAR, porque nos gusta tanto como a Q.
JP Quiñonero says
Emilio,
Pues nada, suerte…
Q.-
Pedro says
Hola JP. Una antigua alumna también totanera está pasando un año en Paris y me pide que le recomiende algunos sitios especiales de la ciudad de la luz. ¿Qué me aconsejas que no sea especialmente turístico?
Un saludo.
JP Quiñonero says
Pedro,
Hombre… no hay que tener miedo a lo turístico: es posible aislarse entre la multitud.
Así, sobre la marcha, sin olvidar los sitios turísticos obligados (Louvre, NDame, etcétera), yo recomendaría los alrededores del metro St.-Paul (hacia el Marais y la Plaza de los Vosgos), los alrededores de la plaza St.-Sulpice (metros St.-Germain y Mabillon), el Luxemburgo…
… si quiere darse un «baño» de París «multi cultural» (es es una manera fina de hablar de moros y negros de la condición más modesta), que se deje caer por el metro Barbés-Rochechouart, o por Belleville,
Suerte..!!
Q.-
Pedro says
Muchas gracias JP.
Lo de evitar lo turístico no es por nada. Yo ya viví un año allí y esas recomendaciones se las iba a dar de todas formas. Era por si tú querías recomendarle algo que no venga en las guías. Yo, entre otras le recomendaré varias: la fuente de los Medici del Luxemburgo, la placita que hay justo al lado de la Iglesia de Saint Germain (con la estatua de Apollinaire hecha por Picasso, el marché aux puces de Clignancourt, la zona de Barbès que tú me has dicho, un recorrido particular del Palacio de Versalles y algo más.
Todo lo turístico de París merece la pena. Si has leído Au bonheur des dames, la zona de la ópera y el Boulevard Haussman merecerán mucho la pena.
Solo París es digna de Roma.
Un saludo desde tu tierra.
JP Quiñonero says
Pedro,
Avanti..!!
Q.-