Museo d’Orsay, 26 mayo 2011. Foto JPQ.
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Los monumentos y grandes museos nacionales se venden bien y tienen un éxito turístico creciente. Pero estarían en la ruina sin las subvenciones del Estado.
¿Qué hacer, cuando los centenares de millones de subvenciones públicas no permiten cubrir todos los gastos de entretenimiento, renovación y adquisición de nuevos fondos para museos y grandes monumentos..? Convertir los más venerables muros del patrimonio histórico en vallas publicitarias, alquiladas a las grandes marcas cosmopolitas del lujo y la vida moderna para salvar y entretener los más históricos museos.
El ministerio francés de la Cultura consagrará este año 376 de los 2.090 millones de su presupuesto a restaurar monumentos históricos. Otros 400 se consagrarán a subvenciones a los museos nacionales.
El Louvre es uno de los museos más visitados del mundo, el navío almirante de la gran flota de los museos / monumentos nacionales, cuyas visitas crecieron el año pasado en un 10 por ciento. Pero el Estado debe cubrir con subvenciones el 56 por ciento de sus presupuestos. En tiempos de crisis, cuando el entretenimiento y cuido de los muros de la antigua residencia real tienen un costo creciente, el Louvre practica una política con muchos frentes: “exportar” su marca, multiplicar las operaciones comerciales, y… alquilar sus muros a grandes marcas, como Longines, que se sirve de la imagen de Andre Agassi para intentar vender relojes de lujo.
Se trata de una práctica generalizada. El Museo d’Orsay ha alquilado todos los muros de su entrada principal a L’Oreal, que utiliza la silueta femenina de Inès de la Fressange para dar un rostro “parisino” a sus productos de belleza. El Palacio de Justicia -residencia de los reyes de Francia, entre los siglos X y XIV- no ha dudado en vender temporalmente sus muros, para que IPad pueda glosar la excelencia de sus virtudes tecnológicas…
El Museo Picasso de París prefirió cerrar temporalmente sus puertas y “exportar” sus fondos, durante un parte de años, para proceder a unas reformas que el Estado mal podría financiar por sí solo. Aquí y allá, en toda Francia, ilustres apellidos del más rancio abolengo se ven forzados a convertir sus castillos y antiguas residencias nobiliarias en lugares de “recreo”, que los artistócratas propietarios presentan ellos mismos a los turistas. Varios palacios reales han sido restaurados con dinero musulmán. Y Versalles, la gloria del siglo de Luis XIV, suspira por inspirar a directores cinematográficos californianos.
Realistas, directores de grandes museos y edificios históricos prefieren recurrir a la publicidad, convertidos sus muros en vallas que se alquilan, abriendo sus venerables estancias a las cadenas de hamburgueserías. Nadie puso el grito en el cielo cuando Mc Donald entró en el Louvre. Se prefiere, sin duda, el lujo y las marcas nacionales. El Hôtel Dieu -el más viejo de los hospitales de París, data del siglo VI- y la prefectura de París han compartido, durante mucho tiempo, la publicidad mural de los cuerpos de seguridad del Estado, con un rosario de guapísimas gendarmetas glosando las virtudes marciales de su feminidad.
Prudente, la dirección del Museo d’Orsay se ha inclinado por las marcas de lujo, cosméticos, perfumes, bolsos, afeites para el cutis masculino o femenino. Las grandes colecciones impresionistas (Cezanne, Van Gogh, Monet, etcétera), la antigua estación de ferrocarril donde desembarcó el joven Azorín, deben recurrir a la imagen de Inès de la Fressange para conseguir imprescindibles fondos con los que restaurar una antigua estación de ferrocarril convertida en monumento nacional, imprescindible pasto turístico, que no da para cubrir los gastos.
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Palais de justice / Palais de la Cité, 4 junio 2011. Foto JPQ.
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Louvre, 13 julio 2011. Foto JPQ.
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Passy says
La galería subterránea del Louvre es un horror, pero lla publicidad exterior, al menos en los tres ejemplos que muestras, está colocada sobre protecciones de obras. Esto no parece tener excesiva importancia. A mon avis.
Saludos,
JP Quiñonero says
Miguel,
Bueno… a título personal, lo «veo» más como metáfora o parábola de otras realidades… una antigua residencia de los reyes de Francia, restaurada con la publicidad de iPad…
Q.-
Teresa Amat says
No le veo el escándalo. Más escandalosas son ciertas actividades subvencionadas (algunas de culturales incluídas). En cuanto a lo de Apple, fíjate que no es tan paradójico: su majestad S. Jobs encaja bien, y además ya está en los cielos.
JP Quiñonero says
Teresa,
Dios ya no es lo que era. Me temo, hélas. Ni los reyes de France tampoco. Ayayay…
Q.-
Laura says
Gozada de links, y esa impresionante colección de fotos y fotos de un París invisible. Hermosura.
JP Quiñonero says
Laura,
Me ilusiona que le pegues un vistazo a los links… en verdad, quizá sean lo esencial, el diálogo entre esos links y la anotación principal, qué quieres,
Q.-
Teresa says
Sus links son algo parecido a un libro, un ensayo, algo grande sobre París. Una maravilla que mucho le agradezco.
JP Quiñonero says
Teresa,
Ahhh… qué ilusión, mis links, tan perdidos en su limbo… y el mío. Gratitudes,
Q.-