Burdeos, quai Louis XVIII, 13 octubre 2012. Foto JPQ.
Mercè Rodoreda a Baltasar Porcel: “… dos anys a Bordeus, vivint-hi…”
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Dos años (¿1942 – 1944?) que culminaban un viaje al final de la noche (Rodoreda dixit), que comenzaron con el destierro y se prolongaron en Roissy-en-Brie (el refugio donde coincidió un legendario grupo del que también formaban parte Anna Murià y Agustí Bartra), Limoges y París. “Quanta, quanta guerra…”
Una gran historia de amor, campos de refugiados, campos de concentración. Vidas en cuarentena. Los años de Burdeos tuvieron su importancia. Rodoreda comenzó a escribir los cuentos de Vint-i-dos contes (1958).
Rodoreda se ganó la vida como costurera. Vivía… vivía, vivió en un rincón del pequeño patio de un edificio de construcción noble, en un cobertizo del que nada queda. Quizá la huella de un techo destruido, años ha.
¿Cómo fotografíar la ausencia, el dolor, la soledad y el destierro, las cenizas frías de los muertos idos?
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Burdeos, rue Chauffour, donde vivió MR. 12 octubre 2012. Fotos JPQ.
Andando el tiempo, una carta de Rodoreda a Rosa Chacel crearía el vínculo definitivo me llevó a su casa de Burdeos, la semana pasada.
Romanyà de la Selva, 21.VI.1976
Querida Rosa Chacel,
Recibí su Barrio de Maravillas dedicado, y su carta. Fue una sorpresa y una gran alegría. Mi admiración por usted empezó con su libro de relatos. Este decir lo indecible, este ahondar en la vida más secreta, estos mundos de misterio y de gran poesía que usted da no hay palabras para agradecerlos. Es usted extraordinaria. No he leído aún su Barrio de Maravillas porque su libro me ha pillado en un momento de gran actividad campesina. Compré un poco de tierra en una urganización de aquí, en Romanyà (donde paso temporadas en casa de unos amigos) y seguramente acabaré haciéndome construir un refugio. Hay hombres limpiándome de zarzas un pedazo de bosque y un hombre con una máquina de miedo allanándome el terreno y trasladando piedras de dos y tres toneladas de un lado para otro. Parece un druida. Y yo detrás, asombrada. Una locura. Leeré su libro así que termine todo esto, porque quiero leerlo como se debe: sin estorbos, con toda mi atención puesta en él. Hay tanta riqueza en sus textos que no tendría perdón que me saltara una sola frase o que se me escapara el más tenue matiz. Que su amigo JP Quiñonero hablara de usted, de Marguerite Yourcenar y de mí, atribuyéndonos cualidades conjuntas me pareció ligeramente desorbitado (1). Usted a mí me da cien vueltas y Marguerite Yourcenar es una estrella que brilla en un cielo lejano.
Si oyó hablar bien de mi como persona fue un error de la persona que le habló bien de mi. Si la bondad es armonía y la maldad desorden, yo soy una persona absolutamente malvada a causa de los desórdenes que en mi larga y ya decadente vida he provocado. Actualmente estoy peleándome con unas inocentes páginas en blanco que, poco a poco, con paciencia y tiempo, y a fuerza de numerarlas, acabarán convirtiéndose en una novela. Tengo que vencer épocas de grandes perezas en las cuales lo que más me atrae es mirar. Pero de pronto, en pleno estado vegetativo me da un ataque de responsabilidad, pienso que he de dar algo a mi pobre país, lo que sea, aunque sea poco; entonces me encierro y me siento delante de la máquina, llena de entusiasmo, como si acabara el mundo y una mosca volando me irrita, porque me distrae… hasta que un buen día lo dejo todo porque pienso que nada de lo que escribo vale la pena… ¡Y a mirar!
No me agradezca lo que dije de usted a Beneyto. No tiene importancia comparado con lo que hubiera dicho si supera expresarme mejor. Lo importante es Rosa Chacel. Si algún día va a Barcelona, déme señales de vida. Me gustaría mucho conocerla y charlar con usted.
Con todo mi afecto,
M.Rodoreda
PS. Así que Pere Gimferrer haya terminado de traducir mi última novela, Mirall trencat y Seix Barral la haya ediado, se la mandaré. Pero Gimferrer, que es un poeta, vive de cara a la eternidad, traduce mi libro como si ejecutara un trabajo de orfebrería y pierde el sentido del tiempo. Que se va.
(1). Véase JP Quiñonero, Rosa Chacel y Mercè Rodoreda: la tormenta del estilo, en Informaciones de las artes y las letras (29.IV.1976).
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- Pla, Rodoreda, Porcel y la construcción de Cataluña.
- Rodoreda, Mercè, Marguerite, Virginia, Rosa y yo.
- Rosa, Rodoreda y otras primaveras.
- Mercè Rodoreda, Rosa Chacel y Quiñonero.
- Fotografía, Escritores, Cataluña y Personal en este Infierno.
Jesús says
Me alegro de que el sentido del tiempo que pierde Gimferrer en sus traducciones lo recuperes tú, siempre con admirable empeño, en estas translationes studii tuyas tan maravillosas.
JP Quiñonero says
Jesús,
Ah, me anima un montonazo tu amistosa generosidad. Gratitudes grandes,
Q.-
Laura says
Hermoso post, si.
JP Quiñonero says
Laura,
Se agradece, oye, yeahhhhhhhhhhhh
Q.-
j o s e p says
Que entrada más bonita!
JP Quiñonero says
Josep,
Qué alegría… siempre tengo «miedo» ante estas cosas una miqueta íntimas e intemporales. Graciassssssss
Q.-