Prensa española… reporteros, columnistas, información, basura…

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Hay más columnistas / comisarios políticos que fotógrafos.

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Fígaro, Revista Española, n.º 180, 4 de abril de 1834. Porque el hombre pone y Dios dispone.

En verdad, ese cáncer de la producción y distribución de ideología –Víctimas del Terror ideológico, 2– es una lacra cuyas primeras semillas podridas comenzaron a florecer con los orígenes del periodismo moderno, en España, descrito por Larra con precisión canónica a principios del siglo XIX:

[ .. ] “Un periodista es un ser muy bien criado, si se atiende a que no tiene voluntad propia [ .. ] Ha menester, si ha de ser bueno y de dura, la pasta del asno y su seguridad en el pisar, para caminar sin caer en un sendero estrecho, y como de esas veces fofo y mal seguro; y agachar como él las orejas cuando zumba en derredor de ellas el garrote. Necesita saberse pasar sin alimento semanas enteras como el camello, y caminar la frente erguida por medio del desierto. Ha de tener la velocidad del gamo en el huir para un apuro, para un día en que Dios disponga lo que él no haya puesto. Ha de tener del perro el olfato, para oler con tiempo dónde está la fiera, y el ladrar a los pobres [ .. ] Le es indispensable la vista perspicaz del lince para conocer en la cara del que ha de disponer lo que él debe poner [ .. ] Ha de mudar camisa en tiempo y lugar como la culebra [ .. ] El periodista [ .. ] ha de pinchar como el espino y la zarza los pies de los caminantes desvalidos, dejándose hollar de la rueda del poderoso [ .. ] Ha de matar halagando como la hiedra.
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Parece el periodista a la piedra en que no hay picapedrero que no le quite una esquirla y que no le dé un porrazo; ha de tener tantos colores como el jaspe, si ha de parecer bien a todos; ha de ser frío como el mármol debajo del pie del magnate; ha de ser dúctil como el oro; de plata no ha de tener ni aun el hablar en ella; ha de tener los pies de plomo; ha de servir como el bronce para inmortalizar hasta los dislates de los próceres; lo ha de soldar todo como el estaño; ha de tener más vetas que una mina, y más virtudes que un agua termal. Y después de tanto trabajo y de tantas calidades ha de saltar, por fin, como el acero, en dando con cosa dura. [ .. ] En una palabra [ .. ] “De este periódico sólo se sabe de cierto que no sale los lunes”. Porque el hombre pone y Dios dispone.” Fígaro, Revista Española, n.º 180, 4 de abril de 1834.

“No tiene voluntad propia”. “Ladra a los pobres”. “Ha de mudar de camisa”. “Inmortaliza los dislates de los próceres”… en esas estamos.

Larra nos lega una suerte de decálogo o manual de supervivencia, en tiempos de crisis. Crisis que se confunden con la vida y existencia misma, en cuarentena permanente. Consejos tan imprescindibles a principios del siglo XXI como dos siglos atrás, a la vista de las procelosas relaciones entre las oligarquías ideológicas, la producción y difusión de ideología, el mercado político y una sociedad civil que asiste inerme a unos enfrentamientos que pueden ser muy brutales y temibles.

Cuando las deudas de unos y otros traban equívocas relaciones, la verdad y la realidad pueden ser tratadas desde la óptica de una de las partes interesadas, en detrimento de quienes intentan esclarecer la realidad y la verdad -reporteros y fotógrafos, entre otros-, convertidos en una mera y modesta variante económica del negocio, que puede usarse y tirarse cuando ha dejado de servir a los productores y difusores de la ideología dominante.

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