Capricho 40.
“España ¿De qué mal morirá”
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“No nos dejan morirnos. Tenemos muchas deudas por pagar”
Antonio Astorga
Juan Pedro Quiñonero (Totana, 1946), heredero de la Murcia que comienza en Librilla y termina en Almería, una tierra de luz cegadora y pura, escritor, periodista, corresponsal de ABC en París “desde hace siglos”, conspicuo y activísimo bloguero, ensayista, fotógrafo curioso lector y creador…
Autor de más de veinte títulos desde 1972 (Proust y la revolución, Escritos de VN, De la inexistencia de España, La locura de Lázaro, Una primavera atroz, El taller de la gracia, Dark Lady, entre otros) publica ¿De qué mal morirá? España, una temporada en el infierno, 1 (Confluencias).
El infierno, mucho más llevadero en su libro, a partir de los Caprichos de Goya, con capítulos cortos, con información, pedagogía “y alguna mala uva, claro”, arguye. “Goya fue y sigue siendo el mejor cronista de todas las crisis morales, políticas, sociales y económicas de España. Mis textos irán glosando los distintos rostros de todas nuestras crisis, que se parecen mucho a las de Goya”.
–Largo nos fían el infierno, pues.
-Thomas Merton pensaba que el infierno contemporáneo es la adoración de la nada. Ese infierno va para largo: somos víctimas de tormentas de basura y nadería destruyendo la vida y las almas de los seres humanos.
El infierno mucho más llevadero de mi libro tendrá seis entregas. Mi editor me propuso escribir seis pequeños libros, a partir de los Caprichos de Goya, con capítulos cortos, con información, pedagogía y alguna mala uva, claro. Goya fue y sigue siendo el mejor cronista de todas las crisis morales, políticas, sociales y económicas de España. Mi textos iran glosando los distintos rostros de todas nuestras crisis, que se parecen mucho a las de Goya.
-¿Qué distintos flautistas de Hamelin han tirado a los españoles al pozo negro de la angustia y la desolación?
-Los flautistas más dañinos son los que prometen euros a cuatro pesetas. Los que anunciaban paraisos europeos, trabajando menos y gastando el dinero que nadie tenía. Zapatero es el arquetipo de todos los más perniciosos flautistas. Él encarna una de las peores catástrofes de nuestra historia: engañó a una generación de jóvenes.
–¿Tiene curación España?
-España ya estaba en crisis en tiempos de Quevedo, que también conoció crisis como las nuestras. Crisis de los nacionalismos. Crisis de un Estado que gasta mucho y mal. España salió de las crisis que contaron los gigantescos poetas del XVI. La salida de todas nuestras crisis para por la defensa y restauración de principios morales sólidos, que se fundan en la palabra, el trabajo, la responsabilidad, la solidaridad.
–¿Nadie puede salvarnos a los españoles de nuestros demonios?
-Siempre hubo españoles endemoniados. Y españoles limpios, honrados, dignos y hombres de bien. Las ideologías y las orquestas audiovisuales aventan a toda hora incontables semillas de odio y podredumbre. Los hombres de bien son víctimas de las risotadas y el desprecio de los ideólogos y ayatolás audiovisuales que todo lo ensucian con su basura.
–Cada vez más personas se suicidan antes de que les quiten su hogar. ¿Nos están desahuciando el alma?
-Te debo café copa y puro por la pregunta. Gogol hablaba de las almas muertas, para hablar de los hombres y mujeres errantes y sufrientes en la ciudad moderna.
En nuestro caso, comenzamos a perder el alma adorando la nada del bienestar pagado a crédito, con dinero ajeno. Una o dos generaciones fueron engañadas, con promesas de riqueza, progreso y prosperidad pagadas a crédito o con dinero de los contribuyentes de la Europa rica. De aquellos ataques de “euroforia” (una palabra que estuvo de moda a principios de los ochenta del siglo XX) vienen los actuales ataques de angustia y desesperación social.
–¿Qué pavorosa continuidad cainita hay entre la España imperial y los ataques de locura inmobiliaria de los años 80 y 90?
-La España imperial ya vivía de la misma locura de Estado: Carlos V y Felipe II, como sus sucesores, se gastaban en guerras el dinero que no tenían, hipotecando y destruyendo el tejido social. Los grandes reformistas de finales del XVIII y principios del XIX subrayaban que la España imperial fue un gigante político sin cimientos económicos sólidos. Las incontables guerras imperiales fueron una catástrofe social y económica. Toda la gran poesía del Barroco cuenta esa historia trágica. Nuestras locuras inmobiliarias fueron menos graves, pero nosotros sabemos que tienen un costo social muy grave.
–Sobrecogedores, corrupción, dinero B… ¿Son las burbujas tóxicas de la economía de la incultura?
-Si. La corrupción, el dinero negro, son los frutos podridos del modelo sol, ladrillo y especulación, que hizo creer a los españoles que podrían enriquecerse siendo más ignorantes y trabajando menos. Salir de esa tumba costará sangre, sudor y lágrimas.
–¿Quién o qué nos puede rescatar de las manos de la Providencia hipotecada?
-Nadie. El Estado providencia español quedó hipotecado y en cuarentena durante los años Zapatero. Pagar esas deudas será durísimo. Los españoles, como el resto de los europeos, están pagando su amenazado bienestar endeudándose: es una herencia podrida para nuestros hijos y nietos.
–¿De qué mal moriremos?
-No nos dejan morirnos: tenemos muchas deudas por pagar. Ni el miedo ni la incertidumbre nos ayudarán a pagar las deudas personales, municipales, regionales y estatales. Vivimos un calvario que se prolongará mientras no seamos capaces de liberarnos de la soga al cuello de las deudas e hipotecas. [ .. ] [ABC, 16 febrero 2013. Antonio Astorga, «No nos dejan morirnos«].
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