Ahí se gestó la revolución ramoniana.
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París, Café La Consigne. Blanco y Negro, 27 abril 1930. De izquierda a derecha, la duquesa de Dato, Demetrio Korsi y Ramón.
París fue durante varias décadas la encrucijada donde uno de los grandes genios del idioma echó las semillas de las nuevas literaturas españolas de uno y otro lado del Atlántico. Se ha inaugurado la ruta que permite la “peregrinación” a las fuentes bautismales del advenimiento de esos nuevos mundos.
El genio que consumó esa fabulosa revolución literaria fue Ramón Gómez de la Serna. En París, Valery Larbaud fue el primero en anunciar muy pronto ese acontecimiento mayor en la historia de las literaturas: “Entre los padres fundadores de las literaturas modernas de nuestra civilización, el primero es Joyce, el segundo es Ramón Gómez de la Serna y el tercero es Proust.”
A la escucha de las tormentas seminales que llegaban de París, los patriarcas de las literaturas españolas escritas en las Américas confirmaron ese puesto capital de Ramón.
Avaro de elogios, Jorge Luis Borges anunciaba: “Ramón es, incontestablemente, un hombre de genio”. Otro maestro fundacional, Pablo Neruda, insistía: “Así también la gran figura del surrealismo, entre todos los países, ha sido Ramón. Es verdad que sobrepasa a tal escuela [ .. ] La revolución ramoniana no es una escaramuza, es una batalla a fondo, que revela el valor verdadero, el erario del idioma [ .. ] Toda su obra es genial y única [ .. ] va férreamente unida por la luz espectral del inventario [ .. ] y con su tinta bautismal inauguró de nuevo el mundo.”
Octavio Paz insistiría: “Para mí es el gran escritor español: el Escritor, o, mejor, la Escritura [ .. ] Con Ramón Gómez de la Serna, y unos cuantos más –Huidobro, Tablada, Macedonio Fernández– nace la poesía moderna en España e Hispanoamérica [ .. ] su obra es una inmensa masa maleable que adopta todas las formas sin fijarse en ninguna.”
Julio Cortazar, añadía: “Estar influido por Ramón es mucho más que la influencia en sí, abre una inmensa pantalla por la que se mete una gran poesía, una aprehensión lúdica del mundo [ .. ] seguimos respirando el aire de Ramón, su lección inigualada de libertad y de imaginación [ .. ] cuando se ha vivido en la intimidad de un agitador semejante, nada de lo que se escriba podrá situarse al margen de esa gran ventana sobre la libertad mental.”
En España, Juan Ramón, Azorín, Ortega, Cansinos Assens, Pedro Salinas, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Luis Cernuda, Bergamín, Rosa Chacel, subrayaron, muy pronto, la originalidad radical e inclasificable de la obra de Ramón. Mercè Ibarz, por su parte, ha recordado que Luis Buñuel comparaba a Ramón con Griffith, como inventor de un género nuevo, la greguería, equivalente al primer plano cinematográfico, en la historia de las literaturas.
Con tales antecedentes, Juan Manuel Bonet, poeta, historiador de las vanguardias, director de museos, ha escrito y puesto online, en la web del Instituto Cervantes de París, que ahora dirige, la gran Ruta de Ramón en París, proponiendo al viajero, el turista, el estudioso, las calas esenciales donde se consumaron las grandes revoluciones que cambiaron el rumbo de las literaturas españolas.
En el acto de presentación de esa ruta, imprescindible, Bonet estuvo acompañado de Ioana Zlotescu, directora de la edición de las obras completas de Ramón, y de Anne-Laure Laget, profesora.
Laget presentó la exposición Las Greguerías de Ramón. Zlotescu propuso un viaje iniciático a la obra del genio. Bonet hizo un primer inventario de los rincones parisinos donde Ramón estableció un puente entre Madrid, España, las vanguardias europeas y las nuevas literaturas americanas.
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