Llavaneres, 19 agosto 2014. Foto JPQ.
Sospecho que las élites políticas de izquierda y derecha no llegan a entender la angustia social creciente.
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En el mejor libro que se ha escrito sobre la ¿salida? de la crisis, Luis Garicano escribe:
“España se encuentra en una encrucijada histórica. Siendo el Estado más antiguo de Europa dentro de sus mismas fronteras, camina perdido, rumbo a la fragmentación. A su desaparición como país. La reacción de la población es de enfado generalizado con las clases dirigentes que han puesto a los españoles en tal situación. En las portadas de la prensa internacional vemos continuamente la peor imagen de España: los dirigentes corruptos y sus alcahuetes, los empresarios “del régimen” que se han hecho ricos a base de chanchullos, las colas en las oficinas de empleo. Y, sobre todo, los ciudadanos perciben la más absoluta impunidad para los que cometieron desmanes. La idea de rendir cuentas parece ajena a nuestra mentalidad”.
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“Desgraciadamente, la secuencia de escándalos de corrupción que ha sufrido España en los últimos años muestra con claridad el envilecimiento del que han sido víctimas de las instituciones como consecuencia de la burbuja inmobiliaria”.
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“La impunidad aparente de gran parte de estas conductas tiene consecuencias dramáticas, porque daña los cimientos de la confianza de los ciudadanos en las instituciones. Si los corruptos y demás criminales no reciben castigo, ¿quién disuadirá de llevarlas a cabo a los que se plantean estas actividades? Está claro que no podemos salir de la crisis sin un cambio institucional profundo”…
El dilema de España.
Nada me cuesta compartir ese diagnóstico. Llevo años escribiendo cosas muy semejantes:
Garicano piensa que España oscila entre una vía propia hacia el subdesarrollo y una reforma institucional de fondo, con muchos flecos políticos, económicos y puramente institucionales. Me parece un punto de vista razonable, que yo matizo desde la óptica de la historia cultural: El Duelo a garrotazos, matriz política y cultural de las Españas.
Irene says
Hay que seguir profundizando en todo esto, pues ciertamente las cosas se han «ideologizado» y tapan la angustia social. Que no para de crecer. Para muestra, la desazón que está recorriendo esta semana el barrio de la Barceloneta. Como conocedor y amigo de años de esta ciudad nuestra espero tu post, amigo Q.
JP Quiñonero says
Irene,
Madre del Señor… en verdad, me habías adivinado el pensamiento, o lo que sea. Gracias… Destrucción / metamorfosis de Barcelona, a través del turismo.
Q.-