Avenue des Champs-Élysées, 9 diciembre 2014. Foto JPQ.
Todo comenzó con una oscura tienda especializada en lencería sexy, dirigida a señoras y señoritas musulmanas instaladas con su séquito en los grandes hoteles próximos a los Campos Elíseos: La revolución cultural de la ropa interior para musulmanas sexy.
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Aquella primera tienda, a dos pasos del Arco de la Estrella, sigue siendo una referencia clásica, visitada por musulmanas acompañadas por guardaespaldas que alejan expeditivamente a los curiosos que pudieran rondar por las inmediaciones.
Siguió la apertura de cafeterías especializadas, donde podía fumarse una cachimba aromatizada con los más selectos perfumes. La calle Washington, la segunda a la izquierda, bajando desde el Arco de la Estrella hacia la plaza de la Concorde, se ha convertido hoy en la referencia obligada para los amantes del narguile: “Pipa para fumar muy usada por los orientales, compuesta por un largo tubo flexible, del recipiente en el que se quema el tabaco, y de un vaso lleno de agua perfumada, a través de la cual se aspira el humo”.
A la caída de la tarde, las cafeterías de la calle Washington son un punto de cita clásico para musulmanes acomodados de paso por París, chutándose tan ricamente con un narguile o cachimba, mientras las señoras o señoritas hacen compras, en los Campos Elíseos, donde las grandes marcas cosmopolitas venden a precio de oro perfumes, lencería, marroquinería y cosuelas para regalos al precio más alto.
Un negocio tan prometedor no podía dejarse en exclusiva al marketing occidental. Avispados empresarios musulmanes y no musulmanes han comenzado a instalase en el corazón de los Campos Elíseos, con tiendas especializadas en el lujo musulmán, ofreciendo productos (perfumes, lencería, marroquinería, etcétera) al gusto particular de la clientela más acomodada. No se trata siempre de productos específicamente musulmanes. Se trata de tiendas y selectos espacios comerciales donde se han seleccionado productos con marca o franquicia propia “al gusto musulmán”. Al gusto de las señoras y señoritas musulmanas más “cosmopolitas”. Nada de beateríos con velos negros. Velos, sin duda, ocasionalmente. Pero los justos.
En las tiendas pioneras del lujo musulmán, en los Campos Elíseos, los libaneses ocupan un puesto privilegiado. Como vendedores que hablan varias lenguas y dialectos de países musulmanes, sin olvidar el inglés y el francés obligados. Las tiendas están abiertas a todo tipo de públicos. Pero un eficaz servicio de vigilancia sabe distinguir entre un musulmán acomodado y un presunto turista murciano. Vigilantes y vendedores respetan con rigor la consigna de una discreción silenciosa. “A las musulmanas bien les agrada estar entre ellas, sin sentirse observadas por los desconocidos”, me comenta sin contemplaciones un vigilante que me invita a seguir mi incierto camino.
Las grandes marcas tradicionales del lujo francés tienen tendencia a vender, en los Campos Elíseos, productos cosmopolitas que puedan seducir a las mujeres de distintas culturas y civilizaciones. Las tiendas especializadas en el lujo destinado a las señoras y señoritas musulmanas tienen tendencia a cultivar un gusto muy acentuado por una visión más o menos “cinematográfica” de lo “oriental”, muy alejado del polvoriento pobreterío (sic) que se amontona en los suburbios.
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